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Picor en los ojos, estornudos… ¡Tengo alergia!

Picazón o ardor en los ojos, tos, estornudos son síntomas de alerta para alergías. | foto: Agustín Borrego
Picazón o ardor en los ojos, tos, estornudos son síntomas de alerta para alergías. | foto: Agustín Borrego

Las personas alérgicas reaccionan de manera diferente ante distintos cambios climáticos y agentes externos conocidos como alérgenos.

Esta condición del organismo se suele presentar con una marcada familiaridad y, aunque no se ha demostrado todavía su origen genético, es evidente que cuando los padres son alérgicos hay una alta probabilidad de que los hijos también lo sean.

La alergia es la hipersensibilidad a una sustancia específica, que si se inhala, ingiere o toca, produce síntomas propios, los cuales son definidos como reacciones negativas del organismo. Cuando un alérgeno penetra en el cuerpo humano, el sistema inmunitario responde produciendo una gran cantidad de anticuerpos llamados Inmunoglobulina E (IgE).

Según estudios realizados, la estación más peligrosa para este padecimiento es el verano. El ambiente caribeño propicia que los síntomas fluyan con más frecuencia.

Un combate de toda la vida

La joven socióloga Karelia Valdés González padece procesos alérgicos desde los tres años de edad. Con una simple mirada a su piel, se le nota que esta enfermedad le ha dejado huellas.

“La primera vez que me enfermé estaba en el círculo infantil, y recuerdo que fui suspendida porque pensaban que era escabiosis. El cuerpo lo tenía cubierto de ronchas, la nariz constantemente irritada y los ojos marchitos. Mis padres decidieron llevarme al médico, y varios exámenes dieron positivo a alergia a productos que contengan soya y a los cambios climáticos, fundamentalmente.

“Desde ese momento tengo una dieta, la cual trato de cumplir lo más estrictamente posible, porque es lo único que puedo hacer para controlar mi enfermedad; los factores genéticos, los cambios de temperatura, la humedad y el exceso de polvo en la mayoría de los lugares que frecuento, son factores que influyen, aunque son imposibles de evitar”.

Por las actuales irregularidades en la temperatura, Karelia vive en constante lucha contra la bronquitis y la amigdalitis, enfermedades que suelen presentarse en este tipo de personas. “Asma sí nunca he padecido; sin embargo, mi alergista me alerta siempre sobre su posible aparición, pues está muy ligada a mi padecimiento y se puede presentar en cualquier etapa de la vida”.

Para su suerte, a Karelia la continúa tratando la misma doctora desde que fue diagnosticada, lo cual influye en su rutina de vida, ya que es la que mejor la asesora ante una crisis.

“Tener alergias es bien complicado; lleva procesos de adaptación, de comprensión, tanto en el hogar como en el centro de estudio o trabajo. Por suerte, mis compañeros de labor —sobre todo mi jefa— son muy considerados y siempre están pendientes de mí”.

Un gramo de polvo puede contener cientos de ácaros, de ahí la necesidad de mantener la limpieza de muebles susceptibles a este. | foto: Tomada de es.wikihow.com

Cuba, paraíso tropical para las alergias

La doctora Silvia Venero Fernández, jefa del Departamento de Epidemiología del Instituto Nacional de Higiene, Epidemiología y Microbiología (Inhem) comentó a Trabajadores que en Cuba ser alérgico es normal.

“El 48 % de la población cubana ha sufrido un proceso alérgico alguna vez y aproximadamente el 7 % de los salarios son dedicados a la compra de medicamentos para controlar las crisis.

“El aumento de estas manifestaciones de salud en nuestro entorno es causado, en su mayoría, por el uso de cortinas y materiales que pueden absorber polvo. Los animales también son perjudiciales, así que debemos evitar el contacto con ellos, sobre todo con aquellos que sueltan pelos”.

Según la especialista, existen además otros factores de importancia. “El 23 % de la población cubana fuma. Ello nos da la medida de la concentración de humo ambiental de tabaco y las acciones epidemiológicas que debemos adoptar para su eliminación”.

Las alergias más frecuentes son el asma, la dermatitis y la rinitis, esta última sucede cuándo las personas se encuentran en lugares vulnerables. La galena explicó que la mayoría de los pacientes reconocen cuándo se encuentran en un proceso alérgico y saben categorizar su estado de salud.

“Nuestro país es considerado como paradigma en Latinoamérica con respecto a la producción de vacunas. Su elaboración es basada en ácaros, los alérgenos más agresivos que circulan en nuestro ambiente.

“Estas vacunas se han extendido a todo el sistema de salud y uno de los logros fundamentales es que su administración pasó de ser subcutánea a la vía sublingual, método más aceptado por los pacientes”.

Las erupciones en la piel deben secarse con cuidado, empleando toallas suaves y sin frotar la piel, pero comprobando que no queden zonas húmedas. | foto: René Pérez Massola

Prevenir en el verano

Debido a la alta concentración de polvo y de polen en el verano se producen más reacciones ambientales capaces de alterar el sistema inmune del organismo; por tanto, antes de que llegue hay que empezar el tratamiento preventivo para evitar empleo de medicamentos por largos períodos.

Los síntomas más comunes en las vacaciones son los estornudos, las irritaciones de la piel —el famoso sarpullido— y secreción por la nariz. Igualmente se producen inflamación y enrojecimiento de los ojos debido a que existe un mayor flujo de sangre en esa zona.

Antihistamínicos, la rápida solución

“Los antihistamínicos son los fármacos líderes ante los síntomas leves de las alergias y ayudan, en gran medida, a la calidad de vida”, destacó la doctora Silvia Venero.

Los anticolinérgicos —como también se le conoce a este tipo de fármaco— tienen capacidad para actuar sobre los receptores de las sustancias que afectan al sistema neurovegetativo, pero provocándoles síntomas secundarios como la sequedad en la boca, la aceleración del ritmo cardíaco, retención de orina o estreñimiento.

Sin embargo, es esa misma capacidad la que mejora los mareos producidos por los medios de transporte y hace útil a los antihistamínicos para evitar la cinetosis (trastorno por el movimiento) que sufren algunas personas en los viajes.

“En la actualidad se trabaja en tratamientos dirigidos a modular el sistema inmune, ya que es difícil afrontar solo con un fármaco las alteraciones que se producen en él; se conocen más vías y medicamentos, pero hasta ahora, los antihistamínicos no van a ser desplazados fácilmente, dada su eficacia para prevenir y controlar los síntomas con un perfil amplio de seguridad”.

La doctora además se refirió a que como inductores del sueño, estos fármacos no se deben emplear más de una semana, pues el organismo genera tolerancia farmacológica, se acostumbra y requiere dosis más altas para conseguir el mismo objetivo.

¡Atención con los niños! Estos medicamentos no se deben utilizar para inducir el sueño de los menores, salvo que se haga con indicaciones muy específicas. Es siempre más seguro verificar antes con su pediatra o médico de la familia.

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