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Pozo de coraje

Foto: Héctor Rattia
Foto: Héctor Rattia

 

La imagen que acompaña este texto está cargada de simbolismo. Es del cierre de la última campaña electoral de Hugo Chávez Frías. Días después, el 7 de octubre del 2012, ganó las elecciones presidenciales de su país con arrolladora fuerza; pero la siembra estaba próxima y él lo sabía.

Este 28 de julio, el más reciente mártir de América Latina hubiera cumplido 61 años. Nació de una pareja de maestros rurales, de esos que no miran a los zapatos de sus alumnos, sino a los ojos para conocerles el alma. De ellos heredó ciertas dotes de pedagogo y su fervor por la historia. Pero fue a la abuela debe su amor por la naturaleza y el saber que compartir, incluso la pobreza, es un don.

De niño quiso ser pintor o pelotero, pero fue en la academia militar donde descubrió su verdadero talento. Allí, entre clases y soldados, se preparó para la contienda que le esperaba.  Desde intrincados campamentos soñó con lo imposible y dejó el proyecto de la unidad de América encaminado.

En 1998 fue electo por primera vez presidente de Venezuela. Obtuvo el 58% de los votos. Asumió el poder el 2 de febrero del 1999 y desde entonces impulsó cambios fundamentales en la constitución de Venezuela. El 30 de julio del 2000 se realizaron nuevas elecciones para «relegitimar todos los poderes». Las ganó con el 59,76% de los votos. Seis años después, el 3 de diciembre, es reelegido como presidente de la República Bolivariana de Venezuela con un apoyo aún mayor  (62,84%). De la victoria de octubre de 2012 ya hemos hablado. Tan vertiginosa carrera política parece formar parte de ese vivir de “milagro en milagro” a que hizo referencia cuando ya se sabía herido por el cáncer.

Chávez se hundió en Cristo, en Bolívar, en Simón Rodríguez, en Martí, en Zamora, en Fidel Castro… Hizo posible la equidad terrena y se convirtió en inspiración, en un pozo inagotable de coraje, para recordarnos —desde aquella frase homérica, “Ni de piedra estoy hecho ni de bronce, sino de hombre”— que el heroísmo es posible y cotidiano.

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