Herrajes hidrosanitarios: Mucha tela por donde cortar (II parte y final)

Herrajes hidrosanitarios: Mucha tela por donde cortar (II parte y final)

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La producción de latiguillos en Planta de Herrajes tuvo limitaciones por demora en arribo de materias primas. | foto: René Pérez Massola
La producción de latiguillos en Planta de Herrajes tuvo limitaciones por demora en arribo de materias primas. | foto: René Pérez Massola

 

Ariadna Pérez Valdés, Lourdes Rey Veitia, Vivian Bustamante Molina, Eduardo González Martínez y Manuel Valdés Paz

Vista hace fe. Es un refrán recurrente en cuestiones culinarias y que parece también se acomoda cuando tratamos el tema de la imagen de herrajes hidrosanitarios con factura de las industrias locales. Faltos de acabado en ocasiones, toscos en otras y con colores que poco incentivan la necesidad de comprar; lo que aquellas fabrican no es valorado positivamente por la población, y los propios vendedores desconfían de su calidad.

A esa conclusión llegó el equipo de reporteros de Trabajadores, en sus pesquisas acerca de la producción, distribución y venta de piezas imprescindibles para evitar salideros y derroche de agua.

En la tienda especializada Lisamar, en el municipio de La Lisa, la dependienta Belkis afirma que apenas comercializan los latiguillos plásticos, tampoco las válvulas de cisterna ni los grifos.

Por el contrario, Teresa Cárdenas, del mercado artesanal industrial (Mai) La Verbena, en Playa, asevera que sí los compran y nadie los ha devuelto. “No llaman mucho la atención, pero resuelven. Algunos productos carecen de buena calidad”, refiere.

“Pilas plásticas de producción nacional sí tenemos, pero no es lo que quiere la gente”, dice Juan Jesús Loaces, dependiente de almacén en la tienda de materiales de construcción Carlos Manuel, en la ciudad de Pinar del Río.

Entre tanto, en la urbe holguinera no encontramos predisposición hacia ese tipo de renglones. En el Mai Hanoi observamos buena oferta y aceptación entre los clientes, aunque tampoco faltó la coletilla: debe ampliarse en la misma medida en que mejoren.

Su administradora, Marianela Correa Infante, dice que son productos nuevos, más baratos y que, sin duda, remedian un problema en la casa.

Peor es que falten

Esas consideraciones tan dispares reafirman que si malo resulta que sean denigrados los herrajes hidrosanitarios de producción local, peor es que falten en la red de tiendas, como sucede además en Pinar del Río, donde abogan por una oferta variada.

Raydel Ramos, almacenero del Mai Oyantai, en el habanero municipio de Diez de Octubre, argumenta que los Almacenes Universales no están suministrando lo que la población necesita. “Lo que tenemos es lo que hacen la industrias locales con tremendo esfuerzo, pero es todo plástico y no siempre de buena calidad. Las ventas están bajísimas este mes, del programa de ahorro de agua (Paa) hace rato que no hay abastecimiento”.

Pensamos que aludía, entre otras razones, al desabastecimiento que ocurrió a partir de mayo por la demora en la entrada de materia prima de importación, para latiguillos y grifos, por ejemplo. Aunque al cierre de ese mes, “la empresa Divep cumplió todas las entregas excepto latiguillos de las tres medidas”, explica Siurys García Alonso, especialista principal de Comercio mayorista de productos no alimenticios en el Ministerio de Comercio Interior (MINCIN).

La citada entidad, apunta, es el mayor proveedor de nuestro organismo, que en el país se nutre de lo que aportan Planta de Herrajes (PH), de Guanabacoa, única industria nacional con parte de su objeto social dedicado a la elaboración de herrajes hidrosanitarios, y la local de Villa Clara.

En estos dos estribos y lo que puedan tributar otras provincias en algunos renglones está anclada la mayor disponibilidad, con vistas a suplir un alto porcentaje de la demanda nacional calculada en unos 6,4 millones de unidades, según cifras oficiales. “Este año tenemos planificados 2,5 millones de piezas para el Paa, y en el 2016 debemos superar los 3 millones”, asegura el ingeniero Helmi Pedreira Guerra, director técnico de PH.

De ellos se espera mucho más. La rehabilitación de otras máquinas resulta decisiva para aumentar el año próximo capacidades y calidad de la producción.

Otros crecimientos requerirán más inversiones con el presupuesto del Estado, que prioriza este programa, pero hay muchos otros que proteger como la canasta familiar normada, reflexiona la experta del MINCIN, aunque recalca que lo dedicado al Paa subió en un 3,5 % del año pasado a este, y debe aumentar para el venidero.

Cerrar la llave al despilfarro

No fue casual que en el centro del país naciera y esté en pleno avance el motor impulsor de la producción local de herrajes hidrosanitarios en la gama de plásticos. Se basa en la experiencia de un grupo de artesanos en la fabricación de tuberías, lo cual complementaron en el 2013 al incorporar los grifos.

Aunque sin marca, la impronta de la Empresa provincial de producciones químicas (Quimep) perteneciente al grupo Viclar se halla en cualquier punto del territorio nacional, lo mismo para la población con destino a entidades estatales, por ejemplo de Educación y Salud Pública.

Al cierre de mayo habían comercializado unas 40 mil unidades, entre ellas tubos de diversos diámetros y conexiones. Sin embargo, se puede vender más. Debe suceder a partir de que “tomen cuerpo” algunas decisiones, pues la propia empresa hace las gestiones comerciales y solo puede llegar hasta las capitales provinciales con excepción de Villa Clara y Cienfuegos, plantea Juan Manuel González Martínez, director de la entidad.

“La aspiración es que los productos estén cercanos a la comunidad, donde la familia pueda adquirirlos, pero no siempre hay transporte disponible para su distribución, a lo cual se añaden dificultades en la comercialización. Debe ser a través de la Empresa Universal; no obstante, incorporar esos surtidos por esta vía implica elevar notablemente el costo, aunque en la actualidad se tramita una solución y se sumará Divep,” subraya.

La conversación casi es un resumen de lo bueno y lo malo que ocurre hoy con esas producciones artesanales, donde tal vez en demasía andan lejos de las condiciones óptimas para trabajar: los talleres están distantes, falta mantenimiento y reparación de las maquinarias y se necesita elevar el nivel técnico del equipamiento y de los empleados…

Así se ratificó en días recientes, durante el debate protagonizado por diputados de tres comisiones permanentes del Parlamento, al analizar el amplio espectro que abarca la fabricación y venta de materiales de construcción, uno de cuyos frentes recae en los herrajes hidrosanitarios.

Para esos y desde hace dos años, el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos identificó 16 renglones como los más necesarios en la evitación de salideros intradomiciliarios. Ese total solo lo fabrican Viclar y Avil, de Holguín, en la industria local, que además logran 34 surtidos relacionados con el Paa.

El resto de las provincias ni se acerca a esas posibilidades y su misión resi- de en ayudar a completar lo que les llega, aunque ya hay potencialidades para lograr en un año más de un millón de piezas, puntualiza la máster Aida Cabrera Mateu, especialista en la Dirección de industrias locales en el Ministerio de la Construcción.

También se trabaja por elevar la calidad del producto final y ejemplifica con Santiago de Cuba, donde debe concretarse un proyecto internacional para adquirir una extrusora.

Podemos agregar las experiencias de Holguín en la producción de piezas plásticas, con la activa participación de trabajadores por cuenta propia como Iván Gámez Martínez, artesano y destacado innovador, que ha recibido varios premios relevantes por su labor en el diseño y fabricación de piezas para el hogar y la agricultura.

Todo parece indicar que ellos seguirán los pasos de la cooperativa pionera en trabajar el plástico, radicada en Sancti Spíritus, y su primera encomienda es obtener el módulo para tazas sanitarias.

Y mientras esos sueños se hacen realidad, en la industria, tiendas y casas siguen las controversias en torno a lo mejor que se vende y fabrica. Y se habla de lo que incita al refrán con que comenzamos.

La materia prima no siempre tiene la mejor presencia ni el color más atractivo, aunque al menos en Villa Clara se garantiza calidad. De 62 producciones a solo cinco falta la certificación del Centro de Investigación y Desarrollo de la Construcción, el mismo que avala lo que hacen en Planta de Herrajes y en las industrias locales.

En la planta guanabacoense defienden la tesis de que hacen grifería económica, para una duración promedio de hasta tres años, que puede ser mayor con buena manipulación.

Lo cierto es que hasta ahora pocos clientes saben definir cuándo una pieza pertenece a ellos o a la industria local. Otro elemento a tener en cuenta es que lo barato no tiene por qué ser aquello de pan para hoy… tampoco un altar a la chapucería; y para colmo, adolecer de identificación, una falla por la que en ocasiones puede que nos estén dando gato por liebre.

Es generalizada la buena opinión sobre los surtidos en plástico que se producen en Villa Clara.  Foto: Lourdes Rey Veitia
Es generalizada la buena opinión sobre los surtidos en plástico que se producen en Villa Clara. Foto: Lourdes Rey Veitia
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Un comentario en Herrajes hidrosanitarios: Mucha tela por donde cortar (II parte y final)

  1. Para mi la mayor preocupación que tengo es la cantidad de revendedores que existen en las calles duplicando el precio de estos productor tan importante para la erradicación de los salideros que existen en las casas.

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