Herrajes hidrosanitarios: Mucha tela por donde cortar (I parte)

Herrajes hidrosanitarios: Mucha tela por donde cortar (I parte)

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Las comparaciones de productos industriales y de fabricación local son habituales en las tiendas donde se venden herrajes hidrosanitarios.  Foto: Roberto Carlos Medina
LLas comparaciones de productos industriales y de fabricación local son habituales en las tiendas donde se venden herrajes hidrosanitarios. Foto: Roberto Carlos Medina

 

Por Ariadna Pérez Valdés, Lourdes Rey  Veitia, Vivian Bustamante Molina, Eduardo González Martínez y Manuel  Valdés Paz

En una versión moderna y cubana  del  cuento  La  cucarachita  Martina,  de  seguro  que  esta    tendría entre sus opciones de compra  el grifo para acabar con el constante  goteo de su fregadero. Y es que como  de pelota, usualmente el cubano tiene  entre  sus  temas  el  de  los  herrajes    hidrosanitarios,  si  bien  no  siempre  el  pensamiento  va a la  par  de  su  conducta  por  eliminar  sempiternos  salideros    en  la casa,   triste  realidad  merecedora    de  una  mirada  y soluciones  integrales.

A poco más de un año de la esperada  rebaja de precios en importantes surtidos   —34  fueron  los  favorecidos  con  la    disposición  del  Ministerio  de  Comercio    Interior  (MINCIN)—   algunas  mejoras    se  evidencian  en  cuanto  a  disponibilidad,  pero  persisten  insatisfacciones  en    la  larga  cadena  que  une  a productores,    comercializadores  y  clientes.

La medida mencionada vino a resolver  un  aspecto  medular  expuesto    en  el  proceso  de  elaboración  de  la  Política  Nacional  del  Agua,  sobre  la  conveniencia  de  que  los  herrajes  tuviesen    precios  asequibles  para  minimizar  el    gasto  anual  expresado  tanto  en  energía  como  en  el  limitado  líquido  perdidos,  a causa  del  agua  bombeada  que    se  derrocha  dentro  de  las  viviendas  e    instalaciones  estatales  como  escuelas    y  centros  de  salud  pública.

Entonces,  a fines del año 2012,  dado el alto costo, baja disponibilidad  y poca  durabilidad  de  algunas    piezas  como  grifos,  latiguillos  y válvulas,  las  personas  preferían  mantener  los  salideros  antes  de  invertir  en    arreglarlos.  Ese  comportamiento  no    está  desarraigado,  entre  otras  razones,  porque  la  tarifa  de  cobro  en  nada    estimula  el  ahorro  de  agua.

Es obligado referir que la producción  de  aquellos  elementos  mantenía    insatisfecha  la  demanda  interna  —hoy    también—,  pero  no  concurrían  aún    definiciones  actuales  de  incrementos    fabriles  y de  calidad  que   pugnan  por    mejorar  y se  hacen  sentir,  aunque  esta    percepción  varía  entre  los  usuarios  de    cada  territorio  y hasta  en  una  misma    provincia,  según  constató  un  equipo    de  reporteros  de  Trabajadores.

De cacería 

Gustos y disgustos por problemas  de calidad que conllevan a la clásica  comparación con el producto que se  oferta en CUC y mayor demanda de  algunos renglones colmaron nuestra  balanza imaginaria durante el recorrido  por  mercados  artesanales  industriales  (Mai)  y tiendas  de  ventas    de  materiales  de  construcción  (TMC)    de  varias  provincias.

En todos los municipios no existe  la  misma  oferta  y  un  denominador común es la queja contra los acaparadores,  quienes  luego  exhiben  y revenden  su  “botín  de  guerra”,  sobre  todo    en  los  alrededores  de  las  tiendas  donde  lo  compraron.

Y en el saber y el escoger hay  un ente primordial, el plomero o ese  hombre orquesta que hace de todo,  devenida figura cuya opinión es decisiva  para  la  mayoría.

Son los que por ejemplo, recomiendan  comprar  en  divisas  las  tuberías  “pues  a veces  salen  más  baratas    y  tienen  más  calidad”,  comenta  Vilma    Pargas,  a quien  encontramos  en  el    Mai  La  Verbena,  en  el  capitalino  municipio  de  Playa.

Es lógico hallar opiniones equidistantes  en  materia  de  comercio,    porque  parten  de  experiencias,  de    conocimiento  y también  de  la  percepción,  en  tanto  dentro  de  la  calidad  entran  a jugar  dos  aspectos  básicos:  la    presencia  y el  funcionamiento.

Sin embargo, otras consideraciones  recogidas  sobre  todo  en  La  Habana  y Pinar  del  Río,  fueron  hacia    algo  con  lo  cual  se  enfrenta  a  diario    el  cliente:  tener  que  recorrer  varias    tiendas  para  encontrar  lo  que  busca  y  ello  tiene  que  ver  entre  otras  razones,    con  la  necesidad  de  que  se  conciba  o  cumpla,  si está  hecho,  un  estudio  de    los  lugares  más  poblados  o que  más    venden,  para  así  garantizar  el  producto  de  forma  permanente.

Damos por descontado que las  empresas municipales y provinciales  de comercio deben cumplir el ABC de  la actividad relacionado con los inventarios  y las  ventas.

Y sobre estas últimas insistir en la  gestión y la orientación que está obligado  a tener  el  dependiente,  a fin  de    poder  satisfacer  al  posible  comprador      y  eliminar  las  dudas  por  mala  referencia,  indecisión  o desconocimiento.

La población, dependientes y administradores  nos  hablaron  de  fallas    en  la  distribución  y  de  ahí  el  desabastecimiento,  sobre  todo  de  lo  que  más    se  busca  como  “flotantes  de  media,    grifos,  llaves  de  paso  y  juegos  de  herrajes  de  baño”,  enumera  Annie  Caraza,  vendedora  del  Mai  Oyantai,  en    el  municipio  de  Diez  de  Octubre.

Parece ser que el nudo estuvo en  el desfase en la llegada de materia  prima de importación, lo cual provocó  un  impase  productivo  que  comenzó    a  recuperarse  a fines  de  junio,  según    atestiguaron  Siurys  García  Alonso    y  Pilar  Fernández  González-Pardo,    especialistas  principales  de  comercio    mayorista  y minorista   de  productos    no  alimenticios  en  el  MINCIN,  respectivamente.

No obstante, la situación resulta  recurrente en la tienda El Gallo, en  la populosa calle Monte de la capital,  donde  es  insuficiente  en  surtido    y  cantidad  lo  que  les  llega,  explica    la  dependienta  Omayda  Hernández, quien agrega: “No creo que tengan  dificultades con la calidad, pero para  la cantidad de público que pasa por  aquí no es significativo lo que tenemos  en  venta”.

Adis Perdomo Arias, vecina del  lugar, añade que las duchas llevan  más de un año en la estantería “y no  se van a vender, porque no están buenas”,  asegura.

Otra opinión tiene  Lázaro Valdés  Mateo, administrador de la TMC La  fortaleza, en el consejo popular Luyanó,  quien  dice  que  son   proveídos  por    los  Almacenes  Universales,  con  un    suministro  bastante  estable  y  de  buena  aceptación  en  precio  y calidad.

Lo que nadie puede negar es que  hay ventas en ascenso. Resulta ilustrativo  que  de  enero  a mayo  del  2014    se  comercializaron  133  mil  unidades    y  en  igual  período  del  presente  año  la    cifra  crece  en  más  de  nueve  veces.

El peso recae sobre todo en las piezas  más  demandadas  como  los  juegos    de  herraje  para  baños,  de  descarga  lateral  (75  CUP)  y por  encima  (40  CUP).    Por  cierto,  es  muy  bien  aceptada  la  opción  de  expender  separadas  las  válvulas  de  entrada  y de  salida  por  si solo  se    necesita  cambiar  una  de  ellas.

Tal y como está identificado, otros  productos con amplia acogida son los  latiguillos de diferentes medidas, las  llaves de paso y ángulo, y los grifos de  fregadero, lavamanos y lavadero.

Y lo de la disponibilidad va muy  en serio, porque fue recurrente lo que  encontramos por ejemplo, en la TMC  El Modelo, en Playa, donde las válvulas  y codos  se  agotan  rápidamente.  Su  administrador,  William  Soler    Suárez,  identificó  un  problema  que    puede  ocurrir  en  cualquier  parte  del    país:  “A  estas  tiendas  llegan  muchos    productos  de  plomería”,  pero  las  personas  por  inexperiencia  a veces  no  se    acercan  a buscar  lo  que  necesitan  y  terminan  pagándolo  a sobreprecio  a  los  particulares”.

En Pinar del Río disgustan  la escasez  y  carestía  de  algunos  elementos.    En  la  TMC  Carlos  Manuel,  el  dependiente  de  almacén  Juan  Jesús  Loaces plantea que le faltan tuberías con sus  conexiones, así como herrajes de lavamanos  y fregaderos,  y hace  tiempo    solo  reciben  llaves  y latiguillos.

Y aunque en la tienda Erea la provisión  se  sale  de  la  media,  todos  los    anaqueles  no  están  llenos  y las  personas  salen  insatisfechas.  Es  un  retrato    de  lo  que  ocurre  al  menos  en  la  cabecera  provincial.

Así lo reconoce Liyanis Cuadot  Capote, especialista de la dirección  de productos no alimenticios e industriales  de  la  Empresa  Municipal  de    Comercio  Minorista,  y lo  peor  es  que    no  avizoran  mejoras,  por  eso  uno  de    sus  puntales  será  apoyarse  en  la  industria  local  para  los  surtidos  de  tubería  plástica.

No están mal orientados, en pocos  meses ese tipo de producción debe dar  un pequeño salto en cantidad y calidad  para  contribuir  de  forma  decisiva    al  programa  de  ahorro  de  agua.  Opiniones  y  realidades  sobre  esos  renglones,  que  con  no  pocas  dificultades   se    logran  en  cualquier  punto  de  nuestra    geografía  quedan  para  un  próximo    trabajo,  porque  en  este  tema,  todavía    hay  mucha  tela  por  donde  cortar.

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