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Lo más difícil fue ver morir a los niños

Bajamos la mortalidad del 90 al 40 %, y salvamos a muchos niños, enfatizó el doctor José Eduardo Díaz.
Bajamos la mortalidad del 90 al 40 %, y salvamos a muchos niños, enfatizó el doctor José Eduardo Díaz.

 

“Si el mundo fuera azotado por otra epidemia como el ébola o por alguna catástrofe, volveríamos a desempeñarnos como médicos cualquiera que fueran las circunstancias, porque estamos formados en los principios del humanismo y la solidaridad que nos enseñó el líder histórico de la Revolución, Fidel Castro”.

Así lo afirmó el doctor José Eduardo Díaz, uno de los colaboradores cubanos que enfrentó la epidemia del ébola en Guinea Conakry. “No dejaríamos de cumplir a la hora del deber; salvar la mayor cantidad de personas, entre ellas embarazadas y niños pequeños, es una gran satisfacción.

“Cuando llegamos nos dijeron que no era posible salvar a los niños; nosotros lo hicimos y logramos disminuir la mortalidad de un 90 a un 40 %. Lo mejor fue regresar a la Patria con la misión cumplida”.

Otro de los colaboradores cubanos, el doctor Alexander Velázquez Batista, quien también laboró en Guinea Conakry, manifestó que fue “una experiencia única; nosotros no estábamos acostumbrados a enfrentar a enfermedades tan peligrosas, la veíamos como a un monstruo, y no sabíamos si saldríamos vivos de aquella tragedia.

“De esa misión, todos aprendimos un poco más: el valor de la vida, de la familia, de la misión y el valor humano; el compañerismo que nos unió en esa misión nos marcó para siempre”.

Para el licenciado en enfermería Yadir Proder Mojena,quien trabajó también durante siete meses en Liberia, lo más difícil fue ver morir tan rápido a tantas personas, en muchos casos sin poder hacer nada por ellos.

“Eso desde el punto de vista personal te cambia la vida, ahora no se piensa igual, se le da mucho más valor a la vida, a la familia, al país y se da cuenta uno verdaderamente qué es Cuba comparado con otros países, los avances de la salud pública y el sistema social de nuestro país.

¿Lo más difícil? Difícil fue todo: la preparación, enfrentarse a la enfermedad en el área roja, escuchar el llanto de un niño en la noche porque había perdido a toda su familia, la muerte de un niño… De todas formas, eso también te prepara psicológicamente para enfréntate a grandes circunstancias y te hace un hombre mejor”.

Para el doctor Alexander Velázquez, Guinea fue una experiencia única.
Lo más difícil fue escuchar el llanto de un niño porque había muerto toda su familia, dijo el licenciado Yadir Proder.
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