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Tope Cuba-EE.UU., Preocupados y contra tiempo

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Las tres derrotas y una victoria de Cuba contra la selección universitaria estadounidense (2-0, 2-0, 1-5 y 11-1) en el tope amistoso de béisbol que concluye este lunes —servirá también para el inicio del Festival de las Américas— preocupa a más de un aficionado con razón, sobre todo porque se acorta el tiempo para el final de la preparación de cara a los Juegos Panamericanos, principal compromiso de ese equipo.

Lejos de reconocer lo beneficioso que son siempre este tipo de enfrentamiento o de resaltar el buen pitcheo que históricamente han presentado los conjuntos norteños, lo más alarmante no radica en los anémicos promedios ofensivos de nuestros jugadores —152 de average con 19 hits en 125 veces al bate—, sino en ver cuánto demorarán ellos en realizar los ajustes en la caja de bateo ante una exigencia mayor, tal y como hacen todos los peloteros en cualquier liga del mundo.

Y hablamos de ajustes porque el béisbol moderno se basa en eso, que significa adecuaciones en la velocidad del swing, preparación anticipada para lanzamientos veloces y mejoras en la selección de la zona de bateo, por solo citar tres elementos que, dicho sea de paso, los integrantes de los equipos Cuba han realizado siempre no solo de un juego a otro, sino en el mismo partido.

La teoría de que no ver lanzadores rápidos (sostenidos de 90 a 94 millas) en las Series Nacionales afecta ahora nuestro rendimiento se derrumba por sí sola cuando vemos a bateadores norteños que tampoco enfrentan con frecuencia un pitcheo más lento y combinativo —como el que realizan Yosvani Torres, Yoanni Yera o Ismel Jiménez— sin embargo, logran conectarles, con más o menos efectividad, porque realizan en apenas unas entradas las correcciones necesarias.

La formación que dirige Roger Machado ha sido golpeada también por el desespero propio de la juventud ante una cota muy alta (Roel Santos, José Adolis García y Yunier Cano), el movimiento de jugadores hacia posiciones no previstas (Rudy Reyes en tercera, Yorbis Borroto en segunda y William Saavedra en los jardines) debido a la deserción de Luis Yander La O y Yadiel Hernández; y un pitcheo intermedio con poca efectividad, en especial, Yander Guevera y Erlis Casanova.

Producir carreras hoy implica saber la función de cada quien en la alineación, la cual debe robustecer Alfredo Despaigne en Toronto; pero desterrar las preocupaciones del cuerpo de dirección y los aficionados no equivale solo a ganar los tres juegos restantes —martes y miércoles chocaremos contra las formaciones de Estados Unidos y Canadá que irán a los Panamericanos—, sino convencer de que ese empeño lleva, además del esfuerzo y el corazón, una rectificación total de lo que hemos hecho mal hasta ahora.

El desafío es grande y ojalá que, en medio de tantas tensiones, volvamos a disfrutar de una corona que tendrá siempre la marca de un pueblo, de una cultura y de un país.

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