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Comenzó el verano

En el Aracelio Iglesias ya se disfruta placenteramente el verano. Fotos: Agustín Borrego |
En el Aracelio Iglesias ya se disfruta placenteramente el verano. Fotos: Agustín Borrego |

La etapa oficial del verano en los círculos sociales obreros (CSO) de la capital dio inicio este domingo con coloridas y masivas actividades en las nueve instalaciones de ese tipo ubicadas en el litoral norte capitalino.

Fue la inauguración oficial de una etapa que por dos meses brindará alegría a los miles de trabajadores que accederán a los otrora exclusivos centros de la más rancia burguesía cubana.

Aunque la festividad principal tuvo por sede el CSO Félix Elmusa, que acoge a los que laboran en los sectores de las comunicaciones, el transporte y la aviación civil, en el resto de las instalaciones se ofrecieron los más variados espectáculos, amenizados especialmente por niños y grupos musicales.

En ceremonia encabezada por Luis M. Castanedo, secretario general de la CTC en La Habana; Mirna Gutiérrez, directora de la Empresa de CSO del territorio, informó que como novedad en esta ocasión cada centro recibirá diariamente un número significativo de estudiantes, toda vez que el movimiento sindical dedica su quehacer este año a la juventud.

En breve recorrido en días anteriores comprobamos las disímiles tareas de reparación y mantenimiento llevado a cabo esencialmente por los propios trabajadores de los círculos, quizás una de las acciones de mayor significación, pues al ser lugares enclavados a la orilla del mar sufren con mayor rigor el deterioro.

En tal sentido destacaron las tareas ejecutadas en el Aracelio Iglesias, el Marcelo Salado, Otto Parellada, Armando Mestre y el José Luis Tassende, y es menester criticar una vez más el muy deteriorado estado constructivo del Julio Antonio Mella —contradictoriamente el CSO del sector de la construcción—. Su situación debería conllevar el más profundo análisis de una agonía que ya dura varios años.

Asimismo merece mención el esfuerzo que aún se debe desplegar en el propio Félix Elmusa para rescatar del abandono el grupo de cabañas que hasta hace poco más de un año constituyeron una de las joyas de los círculos sociales.

Finalmente una mención crítica al José Ramón Rodríguez, de los trabajadores de la Administración Pública, donde por razones cada vez más caducas y criticables a los reporteros de Trabajadores les fue imposible acceder con el fin único de tomar algunas imágenes gráficas de los bañistas en su excelente piscina.

Destacado fue el trabajo realizado en el Otto Parellada.
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