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Panamericano de Balonmano (F): Cuba y Brasil, los favoritos invictos

Eyatne Rizo, una de las bujías ofensivas de Cuba en el certamen. Foto: Otmaro Rodríguez.
Eyatne Rizo, una de las bujías ofensivas de Cuba en el certamen. Foto: Otmaro Rodríguez.

Tras finalizar la etapa de grupos del XIII Campeonato Panamericano de Balonmano (F) solo Cuba y Brasil culminaron invictos, y serán acompañados en las semifinales del torneo por Argentina y un sorprendente Puerto Rico que se ganó su cupo mundialista al derrotar a Groenlandia (27-26) en la última jornada.

En realidad, solo las boricuas constituyen noticia en el cuarteto semifinalista, pues los otros tres planteles eran los favoritos desde el inicio del certamen para avanzar, solo que acompañados por Paraguay, que perdió su oportunidad de luchar por las medallas al caer ante las puertorriqueñas en la tercera fecha.

Ahora las paraguayas deberán asegurar el cuarto puesto de este panamericano si aspiran a incluirse en la repesca mundialista,  un camino espinoso en el cual enfrentarán primero a  Uruguay y después, presumiblemente, a las chicas de Groenlandia lideradas por Mia Rasmussen.

En cuanto al cuarteto semifinalista, Brasil tendrá que doblegar a las argentinas para avanzar a la gran final, algo que ya muchos dan por hecho tras el nivel mostrado por las cariocas durante todo el torneo, donde mostraron un juego preciso y compacto que se revirtió en cinco triunfos convincentes en igual cantidad de salidas.

Las actuales campeonas del mundo llegaron a La Habana con una plantilla en la cual no están presentes sus más importantes jugadores, sin embargo han dominado sin contratiempos y son aún las máximas favoritas para mantener la hegemonía de esta nación en el balonmano femenino del continente.

Un físico portentoso, estatura por encima de todos sus rivales y una engrasada maquinaria de juego las sitúa dos peldaños más alto que el resto de las nóminas participantes. Sin embargo, la seriedad en cada partido define también a este equipo que no deja espacio a sus oponentes.

Por su parte, las cubanas son favoritas para avanzar a la discusión del  oro por encima de Puerto Rico, elenco al que han derrotado en varias oportunidades en los últimos dos años.

En realidad, para Cuba, Argentina y las boricuas ya se han cumplido los propósitos: conseguir boleto al Mundial de Dinamarca en diciembre venidero. Lo que suceda a partir de ahora, más allá de las medallas, servirá de calentamiento para los Juegos Panamericanos de Toronto, y para la cita danesa.

Entre las líderes individuales destacó la presencia de tres cubanas entre las máximas anotadoras, listado que encabezó la granmense Gleinys Reyes con 44 goles, y en el cual se incluyeron Eyatne Rizo (tercera con 36 dinas) y Lisandra Lussón (sexta con 30 anotaciones). No asombra entonces que justo sea Cuba el equipo con más goles en esta primera fase, en la cual materializaron 192 de los 286 intentos ejecutados.

Por otro lado, Brasil fue la plantilla que con mejor tino encaró el arco contrario al promediar un 69% de efectividad (156 en 227 tiros), con una ofensiva muy repartida en la que solo sobresalieron las extremo derecho Celia Coppi y Jéssica Quintino, con 25 y 23 goles respectivamente.

Además de la potente artillería de ambas nóminas, destacaron también sus porteras, pues las tres cubanas y las dos brasileñas están ubicadas entre las ocho mejores del certamen, con promedios de salvados superiores al 35%. La mejor fue la anfitriona Niurkis Mora, quien paró 14 de 27 lances para un 52% de efectividad.

Otro punto favorable a brasileñas y cubanas es la defensa, pues resultaron ser los equipos a los que menos goles les anotaron, y los que menos disparos permitieron a sus porterías. Por lo tanto, hablamos de nóminas con una línea defensiva que se constituye en garantía para sus guardametas.

De no existir una falla en los mecanismos divinos, de no llegar repentinamente las siete plagas o desplomarse el techo de la sala habanera Kid Chocolate, Brasil y Cuba —semifinales mediante— deben verse las caras, finalmente, en la disputa por el título continental.

Ese será el colofón, la guinda del pastel que se ha horneado por una semana en la capital cubana y que enfrentará a los que son hoy los dos equipos más poderosos de América. También será una prueba para las anfitrionas, un pulseo en el que no han podido vencer en más de una década.

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