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Lázaro Peña: la confianza en los trabajadores

 

Foto: César A. Rodriguez.

De altruismo, de amor a los trabajadores  y de plena confianza en ellos estaba hecha la vida de Lázaro Peña González, el  inolvidable Capitán de la clase obrera  cubana, a quien el movimiento sindical le tributó homenaje de recordación este 11 de marzo en el aniversario 41 de su desaparición física.

En solemne silencio, una numerosa representación de trabajadores y dirigentes sindicales en La Habana, asistió al acto presidido por Ulises Guilarte De Nacimiento, secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), efectuado en el Panteón de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), de la Necrópolis de Colón.

Una  ofrenda floral fue colocada al pie de la tumba del inolvidable líder proletario en  presencia de sus hijos Ayla y Lázaro.  Allí, la joven trabajadora Liurba Calzada dedicó de su autoría el poema   Capitán, mi Capitán, al hombre que encontró sindicato a sindicato  la sabia Revolución.

Fue en las fábricas de  tabaco donde Lázaro inició su devenir en defensa de sus hermanos de clase. Desde muy joven se incorporó a las filas del Partido Comunista y participó en la organización de la clase obrera para luchar contra la dictadura de Gerardo Machado (1925-1933).

En enero de 1939, durante el congreso fundacional de la CTC, por su prestigio, autoridad y liderazgo los delegados lo eligieron por unanimidad como  secretario general de esa organización y, desde entonces, realizó un indeclinable batallar contra la oligarquía, los elementos divisionistas en las filas sindicales y los Gobiernos al servicio del imperialismo yanqui.

También fue fundador de la Confederación de Trabajadores de América Latina (CTAL) y de la Federación Sindical Mundial (FSM), en las que asumió la vicepresidencia y otras importantes responsabilidades.

Con el triunfo de la Revolución Cubana, en 1959, comienza la reconstrucción del movimiento sindical, a la cual se consagró sin descanso.

Una de sus facetas más sobresalientes fue  la organización del histórico XIII Congreso Obrero, en 1973, cuyos participantes lo designaron  como secretario general de la CTC. A su capacidad creadora se debe la elaboración de las Tesis del foro sobre variados y complejos temas del acontecer político, económico, social, laboral y sindical que fueron sometidas a debate con todos los trabajadores.

Por entonces se encontraba enfermo. Estuvo trabajando hasta su último aliento. Sobre esa cualidad, el líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, dijo en el sepelio del dirigente obrero: «Inútil era rogarle que moderara sus esfuerzos y atendiera su salud. Era lo único en que este militante modesto, dócil y disciplinado, desatendió los ruegos de sus compañeros y las exhortaciones de su Partido».

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