Icono del sitio Trabajadores

Ruido: Irrespeto y contaminación

Ruido - ConteminaciónSilenciosas llegan a nuestra redacción dos cartas, una proveniente de Santiago de Cuba y la otra de Holguín. Ambas son firmadas por ancianos para quienes resultan insoportables los altos decibeles (dBA) que diariamente están obligados a tolerar.

La primera viene firmada por Suit Mit Adela Hung Quiroga, que asevera “no se puede oír radio, ver la televisión, hablar por teléfono, conversar, ni dormir una siesta; tampoco se oye el timbre cuando tocan a la puerta y su nieto no puede estudiar”.

Y todo se debe a que al lado de su casa, sita en Trinidad 855, entre Barnada y Calle Nueva, radica un local en el que ensayan varios grupos musicales, explica.

Al principio era una o dos veces por semana y sobre todo en horario matutino, pero ahora es todos los días y hasta la tarde. Termina uno y ya el otro está esperando, precisa la lectora, separada solo por una pared de ese interminable infierno sonoro, pues el lugar algunas veces lo prestan o alquilan para celebrar cumpleaños y fiestas que generalmente son los domingos.

También nos sensibilizamos con la carta de la casi octogenaria Zoila Ochoa, quien habita en Frank Pasos y San Andrés. Muy cerquita de su vivienda existe una iglesia Pentecostal donde según dice no tienen regulado los horarios de las actividades, incluso con cánticos hasta de madrugada.

Esta es su segunda queja a un medio de prensa, y la primera vez que tramitó recibió respuesta a los cinco meses y de nada sirvió, porque la reacción de los demandados fue poner la música más alta.

Contaminación e irrespeto

Llamo la atención sobre las remitentes: ambas son personas de la tercera edad, la segunda con su esposo ciego y con plan psiquiátrico.

Pero si no tenemos en cuenta esos “agravantes”, a cualquiera le puede molestar y dañar el ruido, considerado entre los agentes contaminantes del medio.

Los resultados de estudios científicos avalan que la capacidad auditiva del ser humano cuando soporta sonidos por encima de los 80 dBA comienza a afrontar problemas que pueden derivar en sordera y otros padecimientos, como problemas cardíacos, de hipertensión arterial y trastornos nerviosos.

Además, repercute en el estado anímico de la persona, provocando irritabilidad, agresividad, fuertes dolores de cabeza, insomnio, desórdenes digestivos, fallos de la visión, bajo rendimiento productivo…

Hace varios años, un estudio realizado en Santa Clara arrojó que el 50 % de las quejas que llegaban a la delegación provincial del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) eran por ruidos, y las principales fuentes implicadas eran los equipos de música en los domicilios, centros culturales y recreativos, y los provenientes de industrias, talleres mecánicos, carpinterías estatales y particulares y de grupos electrógenos de fueloil.

De una punta a la otra de este archipiélago hay sobrados ejemplos al respecto, pero la meca es la capital, y por ende donde más se desconocen y violan las regulaciones legales del CITMA y los ministerios de Salud Pública, de Trabajo y Seguridad Social y del Interior, que proscriben esos excesos, y entre otras medidas tienen fijadas sanciones monetarias, el decomiso de los medios utilizados para cometer la contravención y de los productos obtenidos de esta, hasta la suspensión temporal o definitiva de licencias y permisos.

Poco funciona el llamado a actuar en la comunidad ante la ocurrencia de dichas indisciplinas. En ese sentido también falta rigor en la aplicación efectiva de las leyes y en la represión de las conductas “bullangueras”.

La lucha contra el ruido es mundial. Ningún país tiene la misma “receta” y para esos casos Cuba cuenta con normas jurídicas. Rigen la Ley 81 del Medio Ambiente y los Decretos Leyes No. 200, aprobado en diciembre de 1999, y el No. 141 de 1988, que regula las contravenciones del orden interior.

Asimismo, el reglamento para el control de ruidos en las zonas residenciales establece los niveles máximos admisibles de ruido en la vivienda e instalaciones sociales en horarios diurno y nocturno. Por ejemplo, para las áreas urbanizadas afectadas establemente por ruido, de día se permiten 60 dBA y 50 en la noche.

Desconocemos cuántos soportan día tras día Suit Mit Adela Hung y Zoila Ochoa, aunque sí estamos seguros de que su queja es válida y tiene respaldo legal.

Compartir...
Salir de la versión móvil