
| Fotos De Loraine Lemus
Pedro Nicolás Castaña tiene 72 años y como el mismo dice lleva 60 de ellos dedicados a la tierra. Cuando un ciclón le destruyó su trabajo, era uno de los mejores apicultores de Cuba y producía unas 62 toneladas de miel anualmente. Se sintió cansado como para volver a empezar y entonces se volcó de lleno a la tierra que lo vio nacer, la de su abuelo fallecido en 1957, cuando apenas tenía 13 años de vida.
El hombre solo sabe de trabajar y por eso entrega una gran variedad de productos cada año a la Empresa Agropecuaria Cubaquivir, del municipio los Palacios, en la provincia de Pinar del Río. Allí no dudan en catalogarlo como el mejor de los campesinos vinculados.
Su sueño, como él lo llama, comenzó en el 2010, tras el paso de un huracán y en la actualidad, en sus seis caballerías de tierra, entre él y sus hijos atienden 6 mil matas de mango, 2 mil 500 de aguacate, 600 de mamey y unas 1 mil matas de coco. “Aquí hay cosas que ni yo mismo conozco el nombre”, confiesa.
Entre sus exóticas especies se encuentran la manzana, que su nieta cosechó con algodones por unas semillas que él mismo le obsequió. También un fruto pequeño, conocido en Brasil como Yatobá, muy dulce al paladar, el Árbol del Pan y la uva.
Pedro es conversador por naturaleza, enamorado de lo que hace y lo que siembra. Lo más difícil, lo que deteriora al hombre, afirma, es no tener motivación para hacer las cosas, por la falta de recursos. “A veces no tengo petróleo o abono. Lo mejor sería tener una tienda donde puedas comprar lo necesario para así no esperar lo que te asignen”, afirma sin dudar.
Cada año de sus terrenos salen más de 100 toneladas de productos con destaque para el mango, siempre con unas 70, además de frijoles, tomate, guayaba, melocotón y coco. Las proyecciones, sin embargo, apuntan a la expansión y los directivos de la empresa no dudan en señalar que en pocos años, el campesino podría alcanzar las mil toneladas.
“La tierra siempre sirve”, repite varia veces. “No estoy satisfecho porque no he logrado lo que quiero. Yo busco llegar a 20 mil matas de plátano y solo tengo 12 mil. Esta tierra, de aquí a seis años, deberá dar unos 20 mil quintales. Pero eso no es en un día. La tierra no es un día”.


