Veracruz logró un espectáculo de nivel olímpico

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Veracruz.- La puesta en escena de Vuela Veracruz: un solo corazón, nombre del espectáculo inaugural de los XXII Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz 2014, mereció los elogios de los presentes en el estadio Luis Pirata Fuente y seguramente de los casi 150 millones de televidentes que pudieron disfrutarlo en todo el planeta.

La directora creativa de la ceremonia, Alejandra González Anaya, de seguro salió complacida con la ejecución de varias decenas de artistas, así como con el funcionamiento de todo el sistema tecnológico instalado en el vetusto parque veracruzano.

La cancha de fútbol fue colmada por una estructura piramidal que recuerda en el orden simbólico a la cosmogonía prehispánica. A su alrededor transcurrieron todos los actos del evento, aludiendo constantemente a los cuatro elementos de la naturaleza: Viento, Agua, Tierra y Fuego.

Un tapete totonaco enorme cubrió el espacio restante de la cancha, con detalles que recordaban los segmentos adoquinados de las ciudades aztecas, así como los hallazgos arqueológicos del país.

La velada comenzó con un mensaje de bienvenida y paz emitido por un abuelo y su nieta, ambos provenientes de pueblos originarios totonacos.

A continuación la popular cantante Yuri interpretó el himno nacional mexicano, un momento especialmente emocionante para los anfitriones.

El primer acto de la fiesta sobrevino después, bajo el título Tributo a Veracruz y su Cultura: un segmento de unidad entre el pasado y el presente, haciendo énfasis en la cultura Totonaca mediante símbolos como la invocación al sol frente a la pirámide de los Nichos en el Tajín; el baile de los Quetzales con sus imponentes penachos, el de los Guaguas sobre sus crucetas y el de las mujeres que propician el balance entre el humano y la naturaleza. El momento culminó al surgir una estrella gigante, símbolo del orden universal y la esperanza.

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Un breve homenaje a los atletas y héroes de los Juegos dio continuidad a la ceremonia, como preámbulo del segundo acto denominado La Puerta de las Américas, en el cual fue representada la riqueza de los mares y al Puerto de Veracruz como eje de la identidad Jarocha. Se pudieron observar íconos veracruzanos como el Faro Venustiano Carranza, el malecón, la música y los bailes.

Tras el izamiento de las banderas de la ODECABE y el COI, al compás de los respectivos himnos llegaron los discursos oficiales antes señalados.

Un llamado a la Paz devino el tercer momento del espectáculo, con un mensaje nacido de la angelical voz de una niña totonaca, quien invitó a los presentes a compartir una sentida reflexión sobre la necesidad de que México viva por fin en armonía.

El coro llamó a que todos los aztecas se sumaran al proyecto esperanzador de la paz. Una coreografía impresionante y emotiva, con poderosas imágenes, ilustró la lucha cotidiana entre el bien y el mal, y cómo pese a los malos momentos que se viven puede construirse un futuro brillante para las próximas generaciones.

El Vuelo Espíritu, un antiguo ritual Totonaca, dio cierre a la parte artística de la fiesta, como homenaje a la humanidad, los atletas y los Juegos Centroamericanos y del Caribe. Enmarcando los cuatro vértices del escenario central, en alusión a los cuatro puntos cardinales, vimos cuatro postes desde los cuales se desarrolló la impresionante Danza Ritual de los Voladores de Papantla. Al cadencioso ritmo de la música, los Voladores se lanzaron al vacío dibujando una trayectoria metafórica de la esperanza y el espíritu humano frente a la adversidad, anunciando a su vez, la triunfante entrada de la antorcha al estadio y el renacer de la llama centroamericana.

El relevo del fuego acabó en manos de María del Rosario Espinosa, quien iluminó la noche con una acción simple, pero muy significativa. Acompañada por la niña totonaca subió al estrado de la pira y encendió el centro de una rosa desde la cual fue alimentado el pebetero.

El popular cantante boricua Ricky Martin tuvo a su cargo el concierto final, tras el cual sobrevino un intenso espectáculo pirotécnico.

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