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El Sucre, un reto que camina

Benigno L. Regueira, Director Ejecutivo del Consejo Monetario Regional del SUCRE  por Cuba,  responsabilidad que comparte con la de Director Adjunto de la Vicepresidencia de Macroeconomía del Banco Central de la isla. Foto: Heriberto González
Benigno L. Regueira, Director Ejecutivo del Consejo Monetario Regional del SUCRE por Cuba, responsabilidad que comparte con la de Director Adjunto de la Vicepresidencia de Macroeconomía del Banco Central de la isla. Foto: Heriberto González

Justo a la entrada de la Feria Internacional de La Habana, en un sencillo y colorido stand, estuvo el Sucre —Sistema Unitario de Compensación  Regional de Pagos—,  expresión monetaria financiera del sueño integrador latinoamericano.

La privilegiada ubicación respondió a un interés de la institución, también de Cuba, de multiplicar la visibilidad de un proyecto que “es apenas un bracito del Alba –TCP”,  según lo definió la abogada venezolana Berónica Franco, jefa legal del Consejo Monetario  Regional.

Junto al Banco del Alba (Alternativa Bolivariana para los pueblos de Nuestra América), el Sucre se ha propuesto, desde las finanzas y el comercio, estimular la prosperidad e integración de la región latinoamericana y caribeña. Hacerlo significa además  desafiar el orden económico mundial nacido a mediados del pasado siglo en Estados Unidos y que actualmente está signado por la desigualdad y la asimetría.

En busca de algunas respuestas acerca de cuánto ha avanzado el Sucre desde su creación en el 2010 hasta la actualidad,  Trabajadores conversó con Benigno L. Regueira, Director Ejecutivo por Cuba en el Consejo Monetario Regional del Sucre, responsabilidad que comparte con la de Director Adjunto de la Vicepresidencia de Macroeconomía del Banco Central de la isla.

¿Qué es el Sucre?

Es un sistema de pagos que usa una moneda virtual y tiene un sistema de compensación semestral.  Entre sus propósitos está la búsqueda de un equilibrio en las operaciones y el comercio de los países miembros. El ideal sería que al final de cada período no hubiese nada que compensar, sino que el volumen de lo exportado fuera equivalente a lo importado y que no hubiera mediación de divisa alguna, pero eso es prácticamente inalcanzable. De cualquier modo, se supone que, al final del periodo, como es una compensación multilateral, los estados tengan que erogar menos divisas que si pagaran por otras vías.

Otro objetivo es potenciar la complementariedad de nuestras economías. Identificar, entre los países miembros, los productos que puedan ser intercambiados y así no tener que acudir a otros mercados. También destaca el propósito de disminuir el uso de divisas libremente convertibles en las operaciones comerciales y financieras,  fundamentalmente el dólar.

El Sucre tiene además otras ventajas como la reducción de los costos financieros de las operaciones y que los pagos se reciben en tiempo real, es decir, tan pronto un país por ejemplo, Venezuela,  haga una exportación a Cuba, será pagada y podrá ser cobrada.

El pico en el uso del Sucre que hubo en el 2012 expresó la voluntad política de entonces para impulsarlo. El descenso que se aprecia en la gráfica no responde a un desuso o abandono, sino a la naturaleza propia del sistema, que precisaba un reajuste a partir de las políticas económicas de los países miembros. En el 2014, faltan por incluir las cifras de los dos últimos meses del año en los que suele concentrarse una buena parte del comercio, aseguró Berónica Franco, jefa legal del Consejo Monetario Regional del SUCRE.

¿Con qué fondos cuenta el Sucre, qué respaldo tiene en cada país?

Para que exista un sistema de pagos tiene que haber comercio. El respaldo del sistema es el intercambio comercial entre los países miembros. El Consejo Monetario Regional hace una distribución de la moneda virtual al inicio de cada período, es a lo que llamamos asignación la cual es respaldada por la moneda local del país. La misma se corresponde con la forma en que se ha ido comportando el comercio de cada país. El que tiene mucho comercio recibirá una asignación mayor y que tiene poco, pues recibirá menos. Esas asignaciones son modificables. Se analizan con la frecuencia que sea necesario, pueden aumentar, disminuir y hasta prestar entre los países miembros.

¿Qué países usan el Sucre en su comercio?

Actualmente los países miembros son Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua, Venezuela y Uruguay que está en proceso de adhesión.  Las dos naciones con mayor volumen de intercambio son Ecuador y Venezuela.  Bolivia también tiene algunos niveles de comercio crecientes a través del Sucre. En Cuba estamos trabajando para incrementar su uso y la presencia en la Feria Internacional de La Habana respondió a esa voluntad.

¿Por qué los empresarios cubanos no han llegado con mayor intensidad a este sistema de pagos?

El Convenio Constitutivo estableció el intercambio comercial de bienes y  los servicios asociados a los mismos, por ejemplo fletes y seguro. También respeta la voluntad de cada país de incluir o no otros acuerdos bilaterales o intergubernamentales como el existente entre Cuba y Venezuela. Es potestad de los países escoger la vía más conveniente.

El funcionamiento de la economía cubana, basada en la planificación, establece la necesidad de regular las operaciones de  importación y exportación en el país, lo cual también se aplica para el comercio a través del Sucre; por tanto, las empresas pueden contar con esta alternativa si dichas operaciones están concebidas en sus planes.

Es necesario que los empresarios conozcan mejor las ventajas del sistema, para ello hemos ofrecido charlas, asesoramiento personal y estamos siempre en disposición de ayudarlos directamente.

¿Por qué los servicios no entran al sistema?

Desde un inicio decidimos concentrarnos en las mercancías porque los servicios tienen otras estructuras y riesgos. Ahora ya estamos en condiciones de incorporarlos parcialmente. Algunos países se han mostrado interesados en el turismo, tal es el caso de Ecuador y Venezuela.

¿Qué empresas cubanas han participado del Sucre?

No con altos volúmenes, pero han realizado operaciones Biocubafarma, Alimport, el Fondo Cultural del ALBA, IMECO, Editorial Pueblo y Educación, entre otros.

La gráfica de evolución del Sucre muestra una tendencia al decrecimiento. ¿Qué explicación tiene ese comportamiento?

Ha sido más un reajuste más que un decrecimiento. El objetivo fundamental del Sucre es el equilibrio, los desbalances que se vieron al principio no son favorables. En el 2012 hubo un boom, fundamentalmente por operaciones entre Ecuador y Venezuela, pero algunos de los productos que se intercambiaron por ese sistema no fueron convenientes para los Estados y se reajustaron en los años siguientes. El cierre del 2014 debe quedar similar al del 2013 y para Cuba será mayor.

Durante estos años los países miembros han ido reacomodando sus economías y en Venezuela,  por ejemplo, actualmente se  trabaja bajo una planificación de importaciones. También existió preocupación por los niveles de compensación  y el uso inadecuado del sistema. El ideal es que yo no tuviese que usar ninguna moneda, sino que se complementaran importaciones y exportaciones.

¿Sería volver a la época del trueque?

No es trueque, en todo caso se trata de compensación financiera. En el mundo moderno no se pueden cambiar pieles por sal, las cosas tienen su precio y deben compensarse.  En el Sucre los saldos se honran con una moneda virtual. No obstante, y como parte esencial del  sistema, están los principios del comercio justo y equilibrado sobre los cuales se construye también el Alba.

¿Cómo se realiza la compensación?

Es multilateral. Por ejemplo, nosotros podemos ser deficitarios con Venezuela, pues son mayores la importaciones que las exportaciones. Pero cuando miro los números con Ecuador ocurre lo contrario. Al final, todo eso, en una cámara de compensación, se suma y resta: lo que tenía de deficitario con Venezuela, lo podría compensar o cancelar con el superávit que resulta de la relación con Ecuador.

¿Qué rol juega el Sucre dentro de los propósitos del ALBA?

El Sucre es un mecanismo que surge de la visión que predomina para la nueva arquitectura financiera regional. Es un sistema de pagos, pero representa apenas un instrumento más del ALBA-TCP, pues genera un sistema financiero que permite el uso de las monedas locales de los países del bloque para poder intercambiar mercancías producidas en la zona.

La naturaleza del Sucre es financiera comercial y dentro de los componentes del Alba también está el Banco del Alba, una institución financiera de desarrollo que busca la prosperidad e integración de la región latinoamericana y caribeña.

¿Cómo surge la idea del Sucre?

En principio fue una idea de los presidentes de Ecuador, Rafael Correa, y de Venezuela, Hugo Chávez. Luego fue impulsada por Chávez y Fidel como un mecanismo ideal para la región. Esto se fue incrementando y ahora estamos procesando a Uruguay que ha solicitado su ingreso. Hay interés por parte de El Salvador y otros países.

Cada vez se extiende más el concepto de que en la región necesitamos conocernos mejor e intercambiar productos, sin tener que llegar a Europa, Asia y otros espacios.

¿Qué personas o instituciones participaron del diseño del sistema Sucre?

Hubo un proceso previo que duró unos 10 meses. Cada país tenía su equipo multidisciplinario, incluido Honduras que fue un estado fundador y luego del golpe de estado al gobierno de Manuel Zelaya, se retiró. En cada grupo participaron especialistas de los Ministerios de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera,  de Economía y Planificación,  y Finanzas,  Trabajo, Relaciones Exteriores, Bancos Centrales.… Realizamos intensas  reuniones mensuales de trabajo hasta octubre del 2010, cuando finalmente los presidentes de los países miembros firmaron el Convenio Constitutivo.

¿Existen experiencias similares?

Sí, están por ejemplo, la Aladi (Asociación Latinoamericana de Integración), que tiene un sistema parecido y  la OECO (Organización de Estados del Caribe Oriental), que también tiene una moneda virtual… Hubo  otras experiencias en América que no continuaron.

Pero lo novedoso del Sucre radica en las características propias del sistema,  y esto incluye la forma en que se realizan las compensaciones a través de la Cámara de Compensación en el Banco del Alba. En la Aladi, por ejemplo, el Banco Central de Perú es su centro de operaciones, pero la compensación y la liquidación la realizan a través del Banco Federal de Estados Unidos.  Por eso Cuba pertenece a la Aladi, pero no entró al convenio de pagos, entre otras razones, porque el bloqueo de Estados Unidos no lo permitiría.

Si una empresa cubana estuviera interesada en usar el Sucre ¿qué debe hacer?

Para las empresas cubanas el primer paso es que sus intereses comerciales estén incluidos en el plan rector de la economía. El segundo es que su organismo  u institución los autorice y aporte la liquidez que necesite la operación, en dependencia de su escala de prioridades. Este mecanismo es completamente voluntario y,  como parte de los convenios,  se pacta la voluntad de que el pago se realice a través del sistema Sucre que reduce los lazos transaccionales y las comisiones financieras. Ambas partes, exportadores e importadores, deben cumplir con las normativas internas de cada país y te reitero que el pago, al realizarse en las monedas nacionales,  es en tiempo real.

El Sucre tiene un sistema abierto, eso quiere decir que países que no sean del Alba pero sí de la región, pueden incorporarse.

Usted lleva 35 años de trabajo en el Banco. ¿Qué encanto tiene una labor como esa?

El Banco es una de las actividades más importantes de un país y uno siente orgullo por eso, aunque en realidad,  más que encanto, lo que me ha motivado durante todo este tiempo, es la responsabilidad. Antes trabajé en Comercio Exterior y fue también una experiencia muy interesante.

Nosotros quisiéramos que el Banco juegue un papel más importante en el financiamiento a las empresas. Es un reto al que estamos llamados en los cambios del modelo económico que impulsa el estado cubano y a mí me gustan los retos.

El Sucre es también un reto grande…

Sí, lo es, quizás por eso estoy aquí.

 

Ventajas del Sucre
Acceso a un mercado de aproximadamente 68 millones de habitantes.
Permite el uso de moneda local para el pago de las importaciones.
Reduce los costos de conversión de divisas para las pequeñas y medianas empresas y las empresas asociativas.
Optimiza los trámites administrativos para pagos internacionales.
Reduce otros costos transaccionales originados por información asimétrica.
Facilita la liquidación expedita de las obligaciones adquiridas.
Reduce la diferencia entre la fecha valor aplicada a las adquisiciones y cesiones de divisas.
Maximiza el flujo de caja de la tesorería de la empresa.
Oferta diversificada de bienes y servicios.
Reducción en los costos de importación.
Precios más bajos para los consumidores.
Fuente: www.sucrealba.org
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