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Destruir y construir no acaba con las muertes

Cuando semanas atrás terminó en El Cairo la conferencia internacional de donantes para la reconstrucción de la Gaza devastada, la tercera de su tipo en menos de seis años, la pregunta que todos se hacían era si sería la última o si se producirían más agresiones en el futuro.

“No podemos seguir construyendo y destruyendo, y construyendo y destruyendo, de esta manera. Esta debe ser la última conferencia de reconstrucción”, declaró el 12 de octubre en la capital egipcia el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, en una advertencia sobre la inutilidad de este ejercicio.

El monto total prometido ascendió a unos 5 mil 400 millones de dólares; los fondos proceden en su mayoría de la Unión Europea, con 568 millones, y de los países ricos en petróleo del Golfo: Arabia Saudita 500 millones; Qatar, 1 millón, ambos prometidos antes de la conferencia; Emiratos Árabes Unidos y Kuwait 200 millones cada uno. Estados Unidos aportará 212 millones.

La más reciente incursión militar de Israel contra Gaza, que comenzó el 8 de julio y cesó el 26 de agosto, provocó la muerte de más de 2 mil 100 palestinos, en su mayoría civiles, y de 73 israelíes.

Los 50 días de hostilidades agravaron la crisis humanitaria en Gaza, dejaron a 108 mil personas sin vivienda, destruyeron por completo 26 escuelas y cuatro centros de atención primaria de salud, y dañaron 350 empresas y 17 mil hectáreas de tierras agrícolas, de acuerdo con datos de la ONU.

“Lo que podamos reconstruir podría ser insostenible si no se respalda con el diálogo político. Por eso las conversaciones de paz son lo más importante. No hay una alternativa al diálogo y a la resolución de todos estos problemas de fondo mediante las negociaciones políticas, esta debe ser la última conferencia sobre la reconstrucción de Gaza”, exhortó Ban Ki-Moon en la conferencia.

“El ciclo de la construcción y la destrucción debe cesar. Los donantes pueden estar cansados, pero el pueblo de Gaza está magullado y ensangrentado. Ya basta”, subrayó.

Las restricciones israelíes, desvinculadas o desproporcionadas con respecto a las consideraciones de seguridad, perjudican de manera innecesaria el acceso de la población de Gaza a los alimentos, el agua, la educación y otros derechos fundamentales.

La falta de voluntad de Israel de levantar esas restricciones obstaculizará la recuperación duradera de Gaza tras siete años de bloqueo, pues ha impedido la exportación e importación de productos comerciales y agrícolas, paralizando la economía, así como los viajes con fines personales, sanitarios y educativos.

Los donantes que siguen pagando las cuentas de la reconstrucción de Gaza deben insistir en que Israel levante las restricciones injustificadas que agravan la trágica situación humanitaria y castigan innecesariamente a la población civil.

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