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Abogan investigadores cubanos por discutir sobre la pobreza sin eufemismos

icicPor José Jasán Nieves

El uso de términos como “población desfavorecida”, “sectores vulnerables” o “de bajos recursos”, contribuye a restar importancia a la urgencia de enfrentar la aparición de un número mayor de ciudadanos que enfrenta el día a día en franca situación de pobreza.

Así fue reiterado por los participantes en “La Revuelta”, un espacio trimestral auspiciado por el Centro de Investigación Cultural Juan Marinello, de La Habana, que se acerca a fenómenos sociales y propone visiones para entenderlos.

Especialistas provenientes de instituciones como la Universidad de La Habana y el Centro de Estudios Psicológicos y Sociológicos, el comité municipal del Partido Comunista en el municipio Plaza de la Revolución o el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, entre otros, debatieron con diafanidad sobre la relevancia de no descuidar los impactos humanos de las políticas emprendidas como parte de la actualización del modelo socialista cubano.

Entre los ponentes fueron resaltadas iniciativas como la entrega de subsidios para construir viviendas o la gradualidad del proceso de reducción de empleos estatales improductivos, por constituir síntomas de que en las instancias de gobierno existe ocupación por no dañar a las personas más humildes.

Algunos participantes recordaron también que el propio presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Raúl Castro Ruz, ha mencionado más de una vez la importancia de evitar políticas de shock económico que produzcan conmociones sociales.

Pero todavía es insuficiente el tratamiento público de la pobreza en el país, insistieron, pues no se dispone de determinadas cifras ni se socializan las investigaciones que demuestran la existencia de hasta un 25% de la población con deficiente alimentación, escasos ingresos y condiciones precarias de vivienda (aunque disponga de servicios sanitarios y educativos gratuitos).

De acuerdo con Ariel Dacal, educador popular en el Centro Marthin Luther King, “si la pobreza no se visibiliza como problema no se establecerán las políticas que lo resuelvan”.

“Estamos viviendo en un país en el que mientras unos piden que el Estado intervenga menos en su vida, otros reclaman que no se les deje a la deriva cuando desaparezca la libreta de abastecimientos normados y se acaben por fin lo que se ha dado en llamar subsidios y gratuidades indebidas”, reflexionó.

Ideas como las declaradas por el mandatario cubano de “subsidiar personas y no productos” fueron señaladas por los concurrentes a “La Revuelta” como posibles paliativos a los efectos que suelen generar las aperturas a relaciones de mercado y desregulación estatal sobre ancianos jubilados y habitantes en barrios insalubres; usualmente los más desfavorecidos por la crisis económica presente en el país desde hace dos décadas.

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