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Tractor atascado

Por: Vivian Bustamante Molina

“Pensaba que la próxima ocasión en que yo me dirigiera a usted sería para darle la buena noticia de que mi tractor finalmente había sido reparado”, así comienza su carta Manuel Pimentel Díaz, quien nos escribió por primera vez en enero del presente año para inquirir acerca de quién tenía la responsabilidad de gestionar los recursos destinados al arreglo, entre otros, de su medio de trabajo.

También se comunicó posteriormente a fin de agradecer la diligencia realizada por esta sección y motivado por la respuesta que le dieron los compañeros de la empresa de Acueducto y Alcantarillado (EAA) de Pinar del Río, que consta en nuestros archivos.

El texto dice que habían analizado el caso en el consejo de dirección de la citada entidad, que acordó remotorizar dos equipos con la decisión del Grupo (nacional), a través de la Agricultura (no consignan si la delegación territorial o el Ministerio), “incluido de forma priorizada el de este trabajador, acción que será ejecutada en el municipio de Consolación del Sur”, señala el documento fechado el 17 de febrero.

Pero cuando imaginábamos que Manuel andaba en funciones laborales con su máquina, recibimos la mala noticia de que las cosas se han agravado para este operador de la EAA del municipio de La Palma.

“Mi tractor hoy está peor que en aquel entonces, he sido manipulado, amenazado, engañado…”, afirma y entre las últimas peripecias relata que el 5 de julio, y a raíz de la aseveración de que ya se resolvería el problema, gestionó un camión para trasladar el equipo hasta Consolación del Sur, lo cual resultó una infructuosa diligencia.

Ni siquiera pudo bajarlo, pues Humberto Lamonte, al frente del taller, le dijo que “no se hacían responsables de nada, porque las personas encargadas de ajustar este proceso habían violado muchos pasos después de que el equipo fue objeto de inspección por los compañeros del Ministerio de la Agricultura, y según ellos, establecido un contrato para aprobar su reparación”, expone.

Me comunicaron que le faltaban piezas, las cuales debía tener desde su entrada al país hace 38 años, pues nunca le compraron siquiera una de repuesto, agrega.

El horizonte parece haberse unido con la tierra para quien nos escribe. Subraya que de este asunto se desentiende Héctor Jiménez, el director de su empresa. “Meses antes, cuando supo que les había enviado una carta, me negó solución para el arreglo del tractor y expresó ‘que siguiera escribiendo para todos los periódicos que yo quisiera que con eso yo iba a resolver bastante’”, afirma.

Pimentel pasa del asombro a la indignación porque se ve sin opciones, y aunque su medio de trabajo no funciona sabe que continúa activa la tarjeta de combustible.

Es muy poco serio lo que ocurre alrededor de este caso y no quedamos asombrados con los comentarios que hizo el directivo, según refiere Pimentel. A esta sección llegan cartas en las que no pocos funcionarios sabiéndose infractores de lo legislado, toman represalias cuando el trabajador hace gestiones con la prensa o el organismo superior.

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