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Fidel unido eternamente en el recuerdo de Santa Clara

Fidel y Miguel Díaz Canel en La Plaza Comandante Ernesto Guevara de Santa Clara  el 30 de septiembre de 1996. Foto archivo Vanguardia
Fidel y Miguel Díaz Canel en La Plaza Comandante Ernesto Guevara de Santa Clara el 30 de septiembre de 1996. Foto archivo Vanguardia

Hoy en Villa Clara se recuerda a Fidel.

 

Matutinos especiales  se realizan en  centros de trabajo y estudio  para rememorar la histórica jornada vivida por los villaclareños el 30 de septiembre de 1996 cuando Fidel visitó la provincia, además se inauguró una exposición de fotografías sobre el acontecimiento en el Instituto Preuniversitario Osvaldo Herrera, ubicado en el Parque Leoncio Vidal de la ciudad.
Aquella visita, casi inesperada y  sumamente ansiada, conmovió el espíritu de los villaclareños. Era la primera vez que el líder de la Revolución visitaba la Plaza de la Revolución Comandante Ernesto Guevara y desde allí le hablaba al pueblo de esta provincia, después de varias décadas.

 

El día antes abanderó el Continente Campaña de Las Villas que construyó el Pedraplén Caibarién – Cayo Santa María y recorrió las playas de la cayería donde, a iniciativa suya, se construyó el polo turístico que actualmente existe allí y  durante el propio día 30 visitó varios centros laborales entre ellos el contingente agrícola Las Marianas y la Empresa de Utensilios Domésticos INPUD.

 

El propio Fidel narró en su discurso que Miguel Díaz Canel, actualmente  Primer Vicepresidente del  Consejo de Estado y de Ministro, en aquel entonces primer secretario del Partido Comunista de Cuba  (PCC) en Villa Clara le pidió que le hablara al pueblo de la provincia desde la Plaza del Che. Díaz Canel ha recordado que Fidel no creía posible que en tan breve lapso pudiera hacerse un acto y llenar la Plaza.

 

Pero, todo es posible por Fidel

 

Amanecimos los villaclareños escuchando decir por CMHW en el programa Patria  ¡Todos a La Plaza con Fidel!

 

En la imprenta de los CDR se hicieron en la madrugada volantes que convocaban a una cita única y trascendente, los que fueron colocándose por toda la ciudad. Poco a poco se transmitió la noticia por altoparlantes, también de boca en boca…

 

Después de  haber sido testigo de cientos de actos y conmemoraciones en ese sagrado lugar, sigo creyendo que aquella fue la más vigorosa, anhelada y compacta concentración que protagonizamos los villaclareños. Dos motivaciones especiales se unían Fidel y el Che.

Fidel llegó sereno, recuerdo que miró el horizonte y aún siento como su mirada se llenó del verde azul de la montaña del Escambray. En su rostro estaba la certeza de que se pudo concentrar a miles de personas, de la respuesta unánime a la convocatoria.

El pueblo gritaba a coro su nombre. Lo repetía: Fidel, Fidel, Fidel. Alguien con un cartel le pedía ¡Fidel habla, lo necesito! Vi humedecérsele los ojos a jóvenes y también a combatientes que lo acompañaron durante la Caravana de la Victoria, llorar a otros de alegría.

Confieso que lo que con más transparencia recuerdo es el gesto, que en sincera demostración de respeto por el amigo entrañable hizo el líder de la Revolución cubana ante la estatua del Che: se cuadro militarmente, parecía pedirle permiso al Guerrillero Heroico para hablarle al pueblo desde su pedestal.

 

En aquel discurso Fidel recordó que no había tarea, ni proeza en que no hubieran estado presentes masivamente los villaclareños, y manifestó su convicción de que sabríamos realizar y llevar a cabo todo lo que hubiera que hacer en estos tiempos para alcanzar la victoria. Que los villaclareños eran  vencedores de obstáculos y dificultades.

También dejó dicho: “Esta se vuelve una fecha histórica, no porque nosotros estemos aquí, sino por lo que ustedes han sido capaces de hacer este 30 de septiembre; para mí será una fecha histórica que me unirá eternamente en el recuerdo a esta ciudad y a ustedes, que nos colma de orgullo a todos nosotros, que nos llena de confianza y de fuerza”.

 

Fidel ha visitado en más de 100 ocasiones la provincia de Villa Clara de manera pública. Estuvo antes del Moncada,  luego con la Caravana de la Victoria, entre ciclones, en grandes inundaciones, fundó proyectos, reconoció esfuerzos, pero aquellas horas del 30 de septiembre de 1996 en que  dejó su savia y su aliento se recuerdan de manera especial para sostener la obra.

 

En nombre de aquel día extraordinario y de aquella convocatoria inusual los villaclareños han dedicado una jornada de esfuerzo productivo para potenciar las tareas de la economía de la provincia y el desarrollo social de este territorio, ese que se gesta en el combate diario y que se vence porque este es un pueblo que sabe ir Hasta la Victoria, Siempre.

 

 

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