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Lucha cubana impuso clase en Tashkent

Javier Perera, estudiante de Periodismo

El Campeonato Mundial de Lucha con sede en Tashkent, capital de Uzbekistán ya es historia. Cerró sus cortinas y varias buenas nuevas colmaron el ambiente deportivo cubano. Mijain López hizo alarde, una vez más, de su hegemonía a esta instancia, el estilo libre se adueñó de un notable quinto lugar por puntos y se alcanzaron medallas de todos los colores.

Mijaín López alcanzó su quinta corona mundial

Corrió a cargo de los libristas romper el silencio de esta lid y la clarinada más fuerte la aportó Reinieri Salas (86 kg) con su metal plateado, tras ceder en la final ante el empuje del ruso de 18 años Abdulrashid Sadulaev, luchador muy joven, pero con un arsenal técnico de respeto. Este segundo escaño y sus resultados precedentes a nivel mundial (dígase el bronce en Moscú 2010 y la plata en Budapest 2013) demuestran estabilidad en el más alto nivel y ratifica la teoría de que “El Gimnasta” (como se le conoce a Salas) es nuestro exponente más fiable en la lucha libre para obtener un podio olímpico en la próxima cita de Río de Janeiro 2016.

Recordar que el capitalino luego de su actuación en la cita de Moscú fue sancionado y la idea de volver a los colchones estuvo a punto de disiparse. Sin embargo, el apoyo de familiares, amigos y sus ganas de combatir le hicieron retornar en busca de nuevas gratificaciones. Hasta el momento, ha cumplido.

Previo a la justa, Liván López (74kg) mantenía su mente preparada para acariciar un puesto lujoso. La realidad no le fue esquiva y su bronce lo atestigua, aumentando su performance en citas del orbe, pues obtuvo plata en Budapest 2013 y el tercer lugar en Estambul 2011, en ambos certámenes compitiendo en 66 kg. Pero Tashkent lo vio estrenarse en la división inmediata superior, donde cayó ante el japonés Sohsuke Takatani, a la postre subcampeón. No obstante, la mencionada tercera posición adquiere un sabor dulce si se tiene en cuenta el cambio de división y las continuas lesiones que soportaba desde hace un tiempo el pinareño.

Sin dudas, consistencia y sacrificio son los garantes que han mantenido a este atleta en la élite de la lucha mundial. De continuar en óptima forma, podría revivir o superar su bronce olímpico en Londres 2012. La revancha entre López y el experimentado estadounidense Jordan Burroughs (también bronce) no se efectuó ya que el norteamericano cedió ante el ruso Denis Tsargush, en definitiva, as mundial por tercera vez.

Memorables son las disputas encarnizadas entre Yowlys Bonne y el habanero Alejandro Valdés en los torneos domésticos y Cerro Pelado-Granma. Esta ocasión resultó decisiva para que los entrenadores aunaran confianza en el guantanamero. El pequeño gladiador debutó en una lid universal con el pie derecho, merced a su presea bronceada en los 61 kg, tras caer en semifinales ante el azerí Haji Aliyev, finalmente titular del orbe. Esta ubicación sella el resultado cualitativo que hace tiempo debía Bonne, quien auguraba una gran actuación, pero no la había logrado.

Cerró la presencia del cuarteto de libristas cubanos en Uzbekistán el santiaguero Javier Cortina (97 kg), único representante sin medalla. No obstante, se puede clasificar de meritorio su resultado, un quinto lugar, gracias a dos victorias e igual cantidad de derrotas. En octavos de final la magia rusa de Abdusalam Gadisov lo neutralizó y en la pugna por el bronce Samil Erdogan de Turquía también lo superó. Gadisov se erigió en lo más alto del podio.

De esta forma, con un metal de plata, dos de bronce y una quinta posición, el estilo libre adquirió 31 unidades, válidas para aferrarse al lugar cinco y superar la ubicación del pasado Campeonato Mundial de Budapest, Hungría, cuando totalizaron 19 puntos y quedaron séptimos en el escalafón. Tal desempeño le concede una plaza para la próxima Copa Mundial del estilo libre.

En cuanto a la tabla de medallas, el sexto escaño quedó como jolgorio, solamente antecedidos por potencias como Rusia (5-0-1), Turquía (1-1-2), Azerbaiján (1-1-0), la República Popular Democrática de Corea (1-0-0) e Irán (0-3-2).

Entretanto, la lucha grecorromana superó su mejor logro de Budapest (onceno peldaño) y tuvo su cotización más destacada en nuestro máximo estandarte Mijain López (130 kg), pues Pablo Shorey (85 kg) e Ismael Borrero (59 kg) no alcanzaron el podio.

Con su victoria en la final ante el turco Riza Kayaalp, el peleador pinareño López inclinó a su favor la balanza histórica ante el otomano, dos triunfos ante un revés. Durante su tránsito por la competición, López se mostró casi intangible al ganar cinco desafíos y recibir solo dos unidades en el debut. Dejó atrás a Kayaalp, su principal escollo en los últimos cuatros años y al triple rey mundial de la libre Beylal Makhov, devenido grequista hace poco tiempo.

El vueltabajero está enhorabuena, no solo por su medalla áurea, sino también porque la nueva división en que compite le encaja de maravillas y no es tan exigente para el mantenimiento del peso. Este cetro constituye su quinto en Mundiales, unido a dos subcampeonatos, avales que lo consagran en el pináculo de la lucha moderna, lugar donde descansa “El oso ruso”, el mítico Alexander Karelin, con nueve primados del orbe y tres oros olímpicos.

Nuestro representante de los 85 kg, Pablo Shorey, realmente quedó por debajo de sus posibilidades reales, pues su bregar por el evento universal fue efímero: entiéndase que venció en su primer combate y en la segunda presentación salió por la puerta estrecha ante el ucraniano Zhan Beleniuk, rival menos curtido que Shorey y que no lo pudo arrastrar tan siquiera a la repesca.

El camagüeyano llegó a la ciudad uzbeka con ansias de victoria y por un retorno al medallero universal, pues en Budapest se fue en blanco. Precisamente, sendas medallas en Herning 2009 y Moscú 2010 eran fuertes vaticinios de un resultado apreciable y lo catalogaban como una pieza importante en la reducida escuadra de la modalidad clásica. El agramontino dejó un sinsabor inesperado con este revés, que extiende a cuatro años consecutivos su sequía de preseas en lides planetarias.

Por su parte, el santiaguero Ismael Borrero avanzó hasta los octavos de final, cuando tropezó ante el vigente campeón olímpico, el iraní Mohammed Hayait. En el repechaje logró una sonrisa y perdió posteriormente para despedirse del evento. La segunda aparición mundialista del indómito no se puede evaluar de mala pues coqueteó con el tercer puesto y es un peleador que va en ascenso, con apenas 22 años.

La demostración de la mayoría de nuestros representantes en este certamen pone en evidencia lo imprescindible que es este deporte a la hora de asegurar valiosos dividendos en el programa olímpico. Es harto conocido el déficit de fogueo y de competencias internacionales que poseen los atletas cubanos, situación de la cual no escapan los gladiadores. Se impone un esfuerzo por parte del Instituto Nacional de Educación Física y Deporte (INDER) para insertar a los luchadores con más perspectivas, primordialmente, en circuitos europeos donde se concentran las principales figuras de la disciplina.

No obstante, la lucha criolla no se intimida ante las vicisitudes, y con la actuación alcanzada en Tashkent contribuyó a mantener la tradición de medallas en Mundiales, indicador que demuestra la casta de nuestros hombres.

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