El Grupo Nacional de Producción Local y Venta de Materiales de Construcción ha insistido en que, ante la crítica situación de la vivienda, los municipios deben producir materiales de construcción y garantizar su venta.
Aunque pueden mejorarse algunos aspectos del proceso productivo, sobre todo lo relacionado con un mejor acomodamiento de los bienes que allí se producen y el uso de los medios de protección, recientemente corroboramos los notables resultados que en esa gestión exhibe el municipio de Limonar, en Matanzas. Allí visitamos la unidad básica estatal de Materiales de la Construcción (UBEMC), donde laboran 64 trabajadores distribuidos en tres centros —este y dos restantes en las localidades de Unión de Reyes y Cabeza— de los cuales 46 están vinculados a la producción.
Entre los componentes que se fabrican en ese lugar hay más de 40 líneas, como bloques de distintos tamaños, vigas y losas para techos; mosaicos; marcos para puertas y ventanas; lavaderos, bateas; fregaderos; mesetas; celosías… y muchos otros “que son comercializados por el Ministerio de Comercio Interior (MINCIN)”, dijo Adalberto Acosta Camaraza, director de la UBEMC.
Acosta, quien se desempeña en ese sitio como directivo desde hace más de 13 años —primero lo hizo desde el año 2000 al 2011 al frente de la Microbrigada Social y Servicios a la Vivienda, antes existente allí—, dijo que “la calidad se analiza cada día. Hemos efectuado varios plenos para debatir los problemas que afectan la producción. La calidad marcha junto al incremento de la producción”.
Explicó que el centro de Limonar, hasta mayo, había cumplido sus planes al 127 %, mientras que la UBEMC, en conjunto, al 96 por ciento. “En general concluimos el año 2013 con un total de ventas al MINCIN que sobrepasaron el millón 196 mil 950 pesos, para el 103 % de cumplimiento, mientras que el plan de utilidades está al 112 por ciento”.
En tal sentido, enfatizó que no es esa institución la que decide los precios de venta, sino el MINCIN, organismo que habilitó su tienda dentro de los perímetros de la fábrica, lo cual posibilita que los clientes puedan facturar allí mismo sus productos y chequear personalmente su calidad antes de comprarlos. Sin embargo, el espacio dedicado a este establecimiento es demasiado pequeño, caluroso y no dispone de servicio telefónico para facilitar el contacto al público, el cual debe realizar varios viajes al centro para informarse sobre la disponibilidad de determinados materiales.
Mariela Lorenzo Alonso, dependienta, y Miriam Rodríguez Jiménez, administradora, aseguran que en esa tienda (denominada Roble) se vende rápidamente todo lo que se produce en la UBEMC; en tanto, Dalia Cruz, ama de casa, en proceso de reconstrucción de su vivienda, y Lilia Tejeda, cuentapropista en similares faenas, corroboraron la calidad de esos bienes constructivos.
En la eficaz marcha y en el estímulo a la conservación de la calidad, la UBEMC —que asimismo asiste la ejecución de obras sociales— cuenta con el apoyo de los principales organismos de Limonar que la visitan frecuentemente.
Adelio Rodríguez Lora, funcionario de Construcciones e Inversiones del gobierno local, apuntó que en el territorio existen 25 molinos operados por cuentapropistas que producen áridos para satisfacer las crecientes demandas de estos productos, en tanto elogió la buena marcha de la UBEMC desde que comenzó a funcionar.
El director de Vivienda, Amado Sarmiento Agüero, por estos días inmerso en la tarea de analizar y dar respuesta a las decenas de créditos para subvenciones destinadas a la construcción, aseguró que “allí se prioriza, en primerísimo lugar, a los más necesitados”. Con 449 mil 7 km2 de extensión y más de 26 mil habitantes, Limonar es un ejemplo de cuánto puede hacerse en el empeño de paliar la crisis de la vivienda.
