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La otra cara del campo

Osmel Figueroa: “Hay que tener muy en cuenta la selección y capacitación de los socios”. Foto: Modesto Gutiérrez, AIN
Osmel Figueroa: “Hay que tener muy en cuenta la selección y capacitación de los socios”. Foto: Modesto Gutiérrez, AIN

No soy de los que afirman que en el sector azucarero cubano los resultados solo ameritan señalamientos críticos. Es cierto que tanto en la producción de caña, como de derivados y azúcar, están lejos de las potencialidades y necesidades de la economía, pero como en todo, hay buenos y malos. O sea, que quienes hacen esa aseveración categórica, con más desconocimiento que elementos reales de juicio, no toman en cuenta los matices y eso no es saludable ni se ajusta con exactitud a la realidad.

Veamos el eslabón primario: el campo. Al finalizar la pasada zafra el país registró un rendimiento (promedio) de 44 toneladas de caña por hectárea (t/h). Esa cantidad es insuficiente a todas luces y no permite mantener molidas estables durante 150 días o más, como se requiere. Esa es una cara de la moneda. La otra muestra un crecimiento del 9,7 % en relación con la etapa anterior y un aumento notable si se compara con el inicio del quinquenio.

Del trabajo depende en buena medida ese resultado aún insuficiente, pero también deben tenerse en cuenta la todavía persistente falta de recursos debido a los problemas financieros que se afrontan, la obsolescencia de la maquinaria agrícola, la poca cantidad de hectáreas que son beneficiadas por el riego y el inestable comportamiento climático, acrecentado en los últimos tiempos.

Se puede

La atención a las plantaciones en el momento adecuado resulta esencial para aumentar el rendimiento. Foto: Modesto Gutiérrez, AIN

Sin embargo, a pesar de esos inconvenientes, hay entidades que demuestran la posibilidad real de explotar al máximo la tierra y producir cantidades aceptables de caña. Un ejemplo fehaciente de ello está en la unidad básica de producción cooperativa (UBPC) Vietnam, perteneciente a la provincia de Cienfuegos.

Con 170 socios y mil 840 hectáreas destinadas al cultivo de la caña logran un rendimiento de 70,6 t/h y entregarán al central Antonio Sánchez en la próxima zafra no menos de 95 mil t. En ese resultado influye el beneficio con riego de 281 hectáreas. Cuentan con cuatro sistemas: dos por goteo subterráneo, un enrollador y una máquina de pivote central. Pero esa área significa solamente el 7 % del total existente, por lo que resto se cultiva en secano.

¿Cuáles son las razones de ese favorable comportamiento? Osmel Figueroa Lugo, administrador de la UBPC considera que entre ellas están la atención esmerada a las plantaciones, hacer todo lo que ellas requieran en el momento oportuno y aplicar un sistema de pago por resultados.

“Hay que tener también muy en cuenta la selección y capacitación de los socios”, agrega Osmel, quien explica además que laboran organizados en brigadas integrales.

Tanto él como otros especialistas aseguran que el rendimiento por hectárea puede aumentar sobre todo a través del montaje de nuevos sistemas de riego, lo cual está contemplado en el programa de desarrollo.

La propia UBPC asume con cuatro combinadas KTP-2M el 75 % del corte en la cosecha cañera.

Entre los reconocimientos otorgados sobresalen la condición de Colectivo Vanguardia Nacional en dos ocasiones y el Premio Nacional Álvaro Reinoso (2013) “por la excelencia técnica expresada en resultados económico-productivos”.

Como proyecciones inmediatas tienen mejorar los caminos para favorecer la transportación de la caña, instalar otro sistema de riego y terminar el taller para reparar la maquinaria.

En los campos de la Vietnam está una cara favorable del sector azucarero, la que muestra que sí es posible producir caña cuando se atienden adecuadamente los factores de influencia.

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