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Verano donde acampan insatisfacciones

El agua es el gran problema en Cayo Coco y otras instalaciones. Foto: José Luis Martínez Alejo
El agua es el gran problema en Cayo Coco y otras instalaciones. Foto: José Luis Martínez Alejo

Los vacacionistas aprovisionaron su equipaje, más que de ropa y alimentos, de expectativas para deleitarse con los chapuzones en las playas, las piscinas y los ríos, los paseos a caballo, las excursiones a cuevas y otros modos de despojarse del calor, en el Campismo Popular de la provincia de Ciego de Ávila.

Trabajadores también partió con la mochila al hombro a “tomarle el pulso” al nivel de satisfacción de los campistas. A diferencia de su corto periplo hace dos años, esta vez visitó las cinco instalaciones  del territorio.

¿Y el agua de Coco?

El “cuartico” está casi igualito en Cayo Coco. En la mayoría de las cabañas mejoró la climatización, pero los televisores y los minibares (con agua fría en todas las habitaciones) fueron retirados –quizás para nunca más volver– antes de la temporada del 2012. Desde entonces, ha mermado el confort.

“Ahora no hay agua fría ni en el restaurante”, declaró Eduardo Machín, cuentapropista en la capital provincial. Estamos obligados a cargar afuera en una tubería bajita, la que utilizamos para bañarnos y descargar la tasa sanitaria, ¡y como demora llenar un cubo!”, afirmó Felipe Mejías Padrón, custodio en la empresa agroindustrial Ceballos.

“El precio del hospedaje, más lo que pagamos por el uso del equipo de aire acondicionado, no se corresponde con las reales condiciones de alojamiento”, opinó Ismael Rojas Quesada, otro avileño con la mala suerte de haber reservado para una de las 14 cabañas sin el servicio de agua potable, en varias de las cuales “tampoco funciona el lavamanos, ni el fregadero”, subrayó  Águeda Rodríguez Valdivia.

Las ensaladas siguen ausentes en el menú, las pizzas y los espaguetis “no las elaboramos porque no hay pasta de tomate”, argumentó una trabajadora de la cafetería. Insólitas contradicciones en una provincia eminentemente agrícola.

Los Naranjos

Campistas se quejaron de que la piscina de Los Naranjos estuvo vacía en sus primeros días de estancia. Foto: Edelvis Valido

Se conoció que el centro identificado con este nombre, perteneciente al municipio de Ciro Redondo, es el de mejores resultados en la gestión económica. No obstante, hay altibajos en su gestión integral.  Yudeisy Rodríguez, de la ciudad de Morón, dijo que “la piscina estuvo vacía en los primeros días de nuestra estancia, compramos hielo en las casas cercanas porque está roto el equipo para agua fría…

“¿¡Transporte seguro!? Alquilamos a seis dólares una máquina”, subrayó Yudeisy, quien no tuvo la posibilidad de alojarse en las primeras siete cabañas, para cuyos visitantes está prevista la transportación, los de las otras ocho el traslado es con medios propios. ”Nos asignan solo un ómnibus por cada ciclo de estancia, explicó Yeni Isaac Sánchez, subdirectora de la unidad de recreación.

La inquietud de la campesina Aida Yero Santos es sobre “las chucherías para los niños solo las venden en divisa”. En tanto, José González García, trabajador no estatal, sugirió que “se fraccione la ración de pollo, un muslo con contra muslo cuesta 20,00 pesos, muy cara está la comida en relación a otros años”.

Boquerón

Atrayente paisaje en Boquerón, pero contrasta la falta de transporte para sus trabajadores. Foto: Edelvis Valido

La instalación de igual nombre tiene excepcionales atractivos por ser la única ubicada en zona montañosa, en el municipio de Florencia.

Sin embargo, Emir Rodríguez Santana, de la capital provincial, opinó que contrastan con las bellezas naturales, la falta de agua en las cabañas y de un medio de transporte para los trabajadores.

Gladey Martínez Bravo, empleada de la cafetería, es una de las que hace dos años recorre a pie varios kilómetros para cumplir con su trabajo. “Antes nos trasladábamos en un camión, tuvo problemas el motor y no se ha buscado una alternativa”, enfatizó Sergio Román Rodríguez González, fundador del campismo.

Punta Alegre

“Aquí en Punta Alegre es pésimo el servicio gastronómico en cuanto a ofertas”, dijo Nancy. Foto: José Luis Martínez Alejo

Bajo la cobija de un ranchón, en esa instalación del municipio de Chambas, un grupo de camagüeyanos aguardaban por la guagua de regreso a casa. Nancy Morales Padrón, ama de casa del municipio de Florida, declaró: “La piscina está muy buena, los trabajadores son agradables, la comida bien elaborada, todo está exquisito excepto el almuerzo, todo el tiempo nos ofrecieron huevo.

“En las vacaciones visitamos varias instalaciones, hasta hoy Punta Alegre ha sido la más mala en el servicio gastronómico, tal vez por la falta de gestión administrativa o de apoyo de la dirección provincial de Campismo u otros organismos, lo cierto es que no hay galletas de sal, pizzas, espaguetis, galletitas dulces para los niños ni en divisas…”.

El Charcazo

“Me recomendaron este centro y me encantó”, alegó Gabriel Oliver Santos. “Repetí la visita porque me gustó todo”, afirmó Reinier Mederos Hernández. Ambos viajaron desde Villa Clara a disfrutar en la instalación del municipio de Primero de Enero.

“El único problema es la falta de herrajes en los fregaderos de las cabañas”, expresó Gerardo Arguello Rey. En tanto, Daisy Fuentes Rodríguez  y Yadira Rey Miranda, coincidieron en que debe instalarse un teléfono público y mejorar la iluminación en el parque infantil.

Las que no deben recargar las mochilas

Antes de la apertura de la temporada veraniega 2014, se anunciaba en los medios de comunicación del territorio avileño: “Las cinco instalaciones están listas, este año la empresa trabaja por un salto de calidad en los servicios…”.

Por eso, Trabajadores se fue de campismo, mas volvió a tropezar con las mismas escenas, sobre todo, en las que aparece la gente en fila, con el cubo en la mano, para cargar el agua que no llega por las tuberías a las cabañas.

Gracias a la colaboración de la colega Delicia Leiva Morales, del semanario Invasor, conocimos la opinión de Eda Aurora López Mendoza, directora de Campismo Popular en Ciego de Ávila, quien mencionó un grupo de acciones de mejoramiento de las instalaciones.

“Nos falta mucho en la gastronomía, hay que capacitar a los trabajadores, ganar en cultura de que el cliente es lo primero y no tiene por qué padecer él de los problemas que tenemos y debemos resolver nosotros”, enfatizó Eda Aurora.

Un razonamiento lógico para que, los miles de campistas de todo el país que vienen a disfrutar de esta modalidad de recreación sana con alojamiento, más accesible para la familia cubana, no se vayan del territorio avileño abrumados de insatisfacciones, las que no deben sobrecargar las mochilas.

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