La selección masculina cubana lideró el grupo F y estará en la final del tercer nivel de la XXV Liga Mundial de Voleibol, prevista para finales de este mes (27 al 29) en la ciudad turca de Bursa.
Luego de sumar nueve puntos y salir invicto del primer fin de semana de la llave, jugado en México, nuestro elenco venció el viernes pasado a los aztecas (25-23, 25-16, 25-21) y el sábado a los anfitriones tunecinos (25-21, 25-20, 25-23), para redondear 15 unidades y garantizar su cupo finalista con absoluta superioridad.
La víspera, sin embargo, el DT Rodolfo Sánchez colocó a la banca frente a Turquía y la imagen dejada sobre la cancha fue ciertamente deprimente: una derrota por 35-33, 14-25, 17-25 y 19-25, debido a ineficiencias en todos los renglones de juego. De lo visto en la fecha dominical apenas vale la pena recordar los 13 bloqueos logrados por el equipo y los 20 tantos marcados por Osmani Uriarte.
Imagino que los objetivos de la dirección hayan sido ofrecer minutos de juego a los suplentes, una vez aseguradas la clasificación y la cima del apartado. Sostengo, por el contrario, que tal propósito podía cumplirse sin ofrecer tan penosa demostración a la afición nacional. ¿En algún momento de esta temporada tendremos que alinear con una sexteta de suplentes? ¿Acaso los jugadores de cambio no actúan cual pinceladas dentro de la formación titular?
La idea de ofrecer en este partido mayor oportunidad a la banca era sabia, siempre y cuando no se comprometiera el resultado y, sobre todo, la imagen y calidad de un plantel que necesita competir incansablemente y ganar a toda costa, para cosechar seguridad, madurez y cohesión. Se pudieron mover los hombres con mesura, empleándolos tal y como sucederá en los momentos cumbres de esta y otras lides fundamentales del año, a decir el Campeonato Mundial de Polonia y los Juegos Centrocaribes de Veracruz.
Rolando Cepeda, Isbel Mesa, Luis Javier Jiménez y Leandro Macías acumulan 12 partidos internacionales en esta campaña, muchos menos de los que requiere su óptima puesta en forma. Para colmo, no volverán a jugar hasta dentro de 12 días —largos viajes de por medio— en un partido semifinal frente a Eslovaquia que definirá uno de los aspirantes al trono de este nivel. Por tanto, parece claro que ¡no hacía falta perder! ¡No hacía falta!
Sobre el rendimiento general del equipo, sin contabilizar el fiasco dominical, deben significarse loables guarismos en ataque (51,5 %), bloqueo (3,4 por set), pase (12,2 ps.) y recepción excelente (59,4 %), en tanto preocupan el índice de errores no forzados (7 ps.), la recepción rival (64,9 %), los tantos directos por saque (1 ps.) y la defensa de campo (4,1 ps.).
Nuestro joven elenco puede imponerse en este nivel y finalizar en el puesto 21 de la actual edición liguera. Nada más está en disputa ahora, pues la mantención en esta lid para el 2015 se decidirá en la venidera Copa Panamericana. Sospecho que ganar la final de Bursa exigirá batir a eslovacos y chinos. Ojalá el permitido resbalón de ayer no sea el inicio de una racha adversa.
