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La seguridad de un trabajo seguro

La preparación y responsabilidad de los trabajadores influye decisivamente en el favorable comportamiento de la seguridad y salud en la refinería de petróleo de Cienfuegos. | foto: Isel Morfa Ballona (Cuvenpetrol S.A)
La preparación y responsabilidad de los trabajadores influye decisivamente en el favorable comportamiento de la seguridad y salud en la refinería de petróleo de Cienfuegos. | foto: Isel Morfa Ballona (Cuvenpetrol S.A)

 

 

 

 

Por Gabino Manguela Díaz y Ramón Barreras Ferrán

Las cifras oficiales son elocuentes: el 47 % de los accidentes laborales mortales en el país se deben a la conducta inadecuada de los trabajadores, además de insuficiente capacitación, improcedentes métodos y procedimientos de labor, así como poca exigencia de directivos y sobre todo de jefes directos.

El fenómeno, por variado, asume matices de gran complejidad, ya que aun en los casos en que un mal comportamiento constituyó su desencadenante, entre las causas generalmente estuvieron presentes factores de índole técnica y organizativa, sin los cuales el percance no hubiera ocurrido.

Tal realidad coincide con criterios expresados por Gisela Duarte Vázquez, a cargo de la esfera de asuntos laborales y sociales de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC). “La accidentalidad hoy está más asociada con incorrectas acciones de las personas y a problemas organizativos y técnicos, que a la falta de los medios de protección individual, como ocurría anteriormente, aunque aún no esté totalmente resuelta la existencia de estos y su uso”, destacó.

La lucha contra esas contingencias se erige en asunto principal en el quehacer del movimiento sindical cubano, y al respecto la funcionaria subrayó que “el sindicato debe estar presente de forma prioritaria en cada uno de los eslabones de la seguridad y salud en los centros; tanto en el levantamiento de riesgos como en la determinación de los medios de protección necesarios”.

“Nos exigen el uso de los medios, pero su calidad es muy mala”, dijo Hermes Calunga, tornero de la Fábrica de Maquinaria y Mantenimiento para la Industria del Tabaco (Famrit). | foto: Roberto Carlos Medina
Las botas que dieron a los trabajadores en Famrit no tenían casquillos y algunas apenas duraron dos meses. | foto: Roberto Carlos Medina

Sin embargo, el día a día demuestra lo mucho que todavía hay que hacer y un ejemplo de esto lo conocimos en la unidad empresarial de base (UEB) Fábrica de Maquinaria y Mantenimiento para la Industria del Tabaco (Famrit).

A Hermes Calunga, tornero en ese centro, lo que más le preocupa es la mala calidad de esos medios. “Nos exigen su uso, pero hace rato que no reparten botas”, afirmó.

En el mismo lugar, Roberto Reyes, operador de máquinas herramientas, se queja de la mala calidad de los espejuelos de seguridad. “Enseguida se rompen y hay que dejarlos a un lado. Y lo de las botas es tremendo. Hace un año que nos dieron estas. ¡Mire usted como ya están!”, enfatizó.

Sobre el tema, Gisela, también integrante del Secretariado Nacional de la CTC, indicó que el financiamiento para medios de protección en el año 2012 ascendió a unos 42 millones de CUC, de los cuales se utilizó el 92,4 %, y un año después aumentó la cifra hasta 51,7 millones. “Ese comportamiento es satisfactorio —dijo— y constituyó el nivel más alto de la última etapa. No obstante, persisten problemas de calidad y durabilidad en esos medios”.

Un caso similar lo comprobamos en Zulueta y Corrales, en la capital del país, donde hallamos una tienda de venta de materiales de la construcción con muy mala situación, dada la total ausencia de nasobucos, fajas, botas, overoles y otros medios entre sus operarios.

“Por aquí pasaron vendiendo ese protector para boca y nariz y como no tenían ninguno para trabajar con el cemento a granel, los compraron entre todos. Si no es así no podemos comercializar ese cemento”, manifestó Aylén Rodríguez, trabajadora del conocido rastro de La Habana Vieja.

Lo cierto es que los accidentes en el ámbito laboral constituyen un verdadero flagelo para cualquier sociedad —incluida la cubana—, aunque el país han disminuido significativamente las lesiones, el promedio anual es de 90 fallecidos desde el 2008.

Hoy la accidentalidad está más asociada a fenómenos organizativos y de conducta del hombre, asegura Gisela Duarte Vázquez, a cargo de la esfera de asuntos laborales y sociales de la CTC nacional. | foto: Heriberto González

Trabajo seguro, propósito a alcanzar

Lograr un trabajo protegido se convierte en una máxima en aras de disminuir los efectos de un fenómeno que en el caso de Cuba se ve salpicado por evidentes carencias económicas, mucho más, por insuficiencias derivadas de la actuación humana, tanto de jefes encargados de hacer cumplir las normativas como de trabajadores. Entre las causas también pueden mencionarse incorrectas instalaciones eléctricas, poca iluminación y ventilación en puestos de trabajo y mal almacenaje de productos, y otras, que no requieren básicamente de inversiones para ser solucionadas y sí de una mayor voluntad e iniciativas para su eliminación.

En el 2013 las estadísticas fueron reveladoras: 84 accidentes mortales, de los cuales 30 ocurrieron en la vía —el 35,7 %— con un total de 86 fallecidos; el 65 % de estos pertenecientes a la categoría ocupacional de operarios de equipos y choferes; y el 13 % a los servicios, con predominio entre los agentes de seguridad y protección. El 11 % eran cuadros de dirección, cifra que triplica la del 2011.

Durante el primer trimestre del actual año sumaron 13 las muertes por hechos vinculados con la actividad laboral, y Odalys Torrens Álvarez, jefa del Departamento de Seguridad del Trabajo en el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), refirió que hasta el momento cuatro de estas se debieron a accidentes laborales, a la vez que continúa el análisis de las restantes para ser clasificadas por los organismos encargados.

Ganar en cultura de la seguridad del trabajo

La funcionaria del MTSS es enfática al afirmar que la inadecuada identificación de riesgos clasifica entre lo que más afecta la seguridad y salud en los centros laborales. “Ello provoca que no se tomen las medidas más efectivas”, afirmó.

“Hay problemas organizativos y creemos que aunque al director de la entidad le toca todo, se debe insistir cada vez más en el papel de los jefes directos, pues son los que exigen la disciplina.

“Un aspecto de mayor importancia es la capacitación, tanto de ese jefe directo como del propio trabajador —destacó—. Otro fenómeno es cuando se les suman nuevas responsabilidades a los técnicos de seguridad y salud, lo que contribuye a recargarlos de tareas y a que disminuya su autoridad en asuntos de protección.

“Esta es una actividad eminentemente técnica y el especialista en la materia deberá estar preparado para enfrentarla, y para exigir desde su conocimiento que si se va a ejecutar —por ejemplo— una inversión, no pueden faltar las medidas de protección”, agregó.

La máxima debe ser trabajo seguro. Si al director le preocupa la producción, es su obligación hacerlo también por la seguridad, indica Odalys Torrens Álvarez, jefa del Departamento de Seguridad y Salud del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. | foto: Heriberto González

Según el criterio de la especialista, este es un asunto que hay que asumirlo integralmente. “Asimismo, es fundamental la calidad de la evaluación del hecho acaecido, pues en ocasiones la Oficina Nacional de Inspección del Trabajo concluye su parte y a partir de ahí la investigación se diluye”.

Tres buenos ejemplos en territorio cienfueguero

En Cienfuegos, en los primeros meses del año, ocurrieron 29 contingencias laborales, de ellas una mortal. En todas hubo lesionados y la mayor afectación correspondió a entidades del Ministerio de la Agricultura y del Poder Popular.

Aunque un informe de la esfera de asuntos laborales y sociales de la CTC en la provincia confirmó que en ese período ocurrieron cuatro hechos más que en similar etapa del 2013, existen casos positivos, entre estos la refinería de petróleo, donde a pesar del extremo riesgo de las operaciones, ha sido mínima la ocurrencia de tales imprevistos desde su reactivación hace siete años.

Así lo reconoce Ángel Rodríguez Quesada, director de Seguridad, Higiene y Ambiente de la refinería de petróleo, quien explicó que, entre otras, la principal fortaleza son los valores adquiridos en el manejo de los riesgos, debido a la formación de los trabajadores y a la aplicación de las prácticas de Petróleos de Venezuela S.A. con estándares rigurosos en este sentido.

En el lugar, la preparación de los trabajadores ha sido siempre una de las actividades más importantes en la prevención, algo que comienza por la instrucción inicial que se imparte a todo el personal de nuevo ingreso, tanto propio como contratado, y prosigue con la certificación y la ejecución de talleres y otras actividades afines.

El factor humano es la base en la prevención de riesgos y también resulta fundamental el compromiso de todos los directivos y trabajadores de laborar con seguridad y evitar afectaciones a las personas, las instalaciones y al medio ambiente.

Por su parte, Leonel Colina, secretario general del buró sindical en la fábrica de cemento Carlos Marx, la mayor del país, al abordar el tema refirió que allí sustentan su trabajo en el Sistema Integrado de Gestión, en sus tres modalidades: calidad, medio ambiente y seguridad y salud del trabajo. “Lo primordial es la atención al capital humano”, dijo.

Esa es una de las razones por las que a la hora de confeccionar los planes económicos anuales se le dé la mayor preferencia al presupuesto para la adquisición de los medios de protección. “Eso nunca ha fallado. Además, se exige su uso en todas las áreas de la planta”, subrayó el dirigente sindical.

En la termoeléctrica de Cienfuegos se trabaja con elevadísimos voltajes y ejecutan muy complejas acciones operacionales, pero como la prevención ocupa lugar preferente entre las prioridades, hasta hoy acumulan mil 853 días sin accidentes laborales.

Ingeniero Denis Escalona Tillet: “Tenemos la concepción de que lo primero es el hombre”. | foto: Juan Carlos Dorado

El ingeniero Denis Escalona Tillet, miembro del Consejo Nacional de la CTC y secretario general del buró sindical en esa empresa, afirmó al respecto: “Tenemos la concepción de que lo primero es el ser humano, por eso partimos de la identificación de riesgos en todos los puestos de trabajo. Por demás, nuestro convenio colectivo cuenta con 26 cláusulas que rigen el quehacer de seguridad y salud”.

Ni tan casual ni tan accidental

El dolor por el familiar accidentado, y las sustanciales pérdidas a la economía demuestran año tras año que aunque el riesgo es consustancial a cualquier actividad humana, la disminución o el aumento de la accidentalidad está en proporción directa con la preocupación y ocupación de todos los que de una manera u otra tienen que ver con asunto tan importante.

La accidentalidad constituye un entramado complejo y diverso, donde también se incluye la voluntad de sancionar a quienes provocan el hecho, pues a veces pareciera que tras ocurrir y comprobar sus secuelas, decae el interés por aplicar las medidas disciplinarias.

Ni tan casual ni tan accidental, siempre existe alguna razón que demuestre que el dolor pudo ser evitado.

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