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La Isla de la Juventud acoge nuevo experimento para el sector agropecuario cubano

La Isla de la Juventud cuenta hoy con poco más de 80 mil habitantes
La Isla de la Juventud cuenta hoy con poco más de 80 mil habitantes

Desde este 1ro de junio, el Municipio Especial Isla de la Juventud comercializará de forma experimental y a precios minoristas sin subsidios “insumos, equipamientos y servicios técnicos especializados en el sector agropecuario”, según recientes resoluciones de los Ministerios de la Agricultura (Minag) y de Finanzas y Precios (MFP).

Para ello se aprobaron flexibilizaciones crediticias dirigidas a los productores y se designó al Grupo Empresarial de Logística del Minag para garantizar “durante todo el período (…) una cobertura de tres meses para todos los surtidos de insumos y equipamientos, exceptuando los piensos, a los que se les asegura una cobertura de un mes por las especificaciones de garantía del productor”.

Igualmente, la Resolución 226 del MFP fija los topes –para productos de primera calidad– de los precios de acopio entre productores y entidades estatales de diversos tipos “que son objeto de contratos”, así como la posibilidad de establecer por acuerdo entre ambas partes “los precios de las producciones que excedan los volúmenes contratados, con precios aprobados centralmente y de aquellos productos que no están relacionados” en la resolución.

Ernesto Reinoso Piñeira, Primer Secretario del PCC en la Isla de la Juventud

La condición de insularidad de la Isla –se entra o se sale solo en avión o en barco– propició en 2013 que se experimentara allí la venta minorista y sin subsidios de gas licuado a la población.

Esta vez, y con mayor complejidad, toca al municipio asumir y corregir algunos de los principales problemas que hoy frenan la producción de alimentos en el país.

Acerca de las condiciones con las que la Isla de la Juventud enfrenta el experimento, la Presidenta de la Asamblea Municipal del Poder Popular, Arelys Casañola, comenta que “lo primero que hubo que hacer fue un saneamiento financiero, no solo de las UBPC (Unidades Básicas de Producción Cooperativa) que tenían una situación muy desfavorable, sino también de las entidades estatales, por lo que se aprobó por la Comisión de Implementación la flexibilización de créditos bancarios.”

A esto, Casañola agrega que las bases productivas y las empresas podrán acceder a grandes volúmenes de créditos para los productos y servicios que se van a ofertar.

Y así lo consigna una de las resoluciones del MFP, según la que se asignará al Minag “un financiamiento presupuestario con carácter directivo y de destino específico para su utilización” en este experimento, reservado para “los productores que no tengan capacidad financiera para acceder al crédito bancario y la póliza de seguros”.

Arelys Casañola, Presidenta de la Asamblea Municipal del Poder Popular en la Isla de la Juventud

Sobre la comercialización, la dirigente aclaró que se hizo “un estudio (con los productores), y los precios no deben sobrepasar los que existen hoy en el sistema de oferta y demanda. Además, el Estado ha subsidiado a las entidades presupuestadas (Salud Pública, Educación), así como otras áreas sociales que lo requieran, para que puedan acceder a los productos” y no se creen desbalances en los pagos.

Pero uno de los grandes problemas que han tenido las medidas adoptadas por el gobierno en el sector agropecuario han sido las incongruencias entre las necesidades de los productores y las ofertas de insumos y servicios que se les ofrecen.

Para ello, y según las autoridades pineras, la Comisión de Implementación ha tenido muy en cuenta los criterios y necesidades del territorio, incluyendo el tema de los precios aprobados en las resoluciones ministeriales. A esto se suma la medida de establecer amplias coberturas para los insumos y equipamientos, pues la entrada de cualquier mercancía a la Isla de la Juventud debe hacerse a través de 3 patanas que, con mal tiempo o roturas pudieran ser decisivas en el éxito o no del experimento.

Aun así, Ernesto Reinoso considera que uno de los factores fundamentales a trabajar será la cultura empresarial y económica de productores y empresas estatales.

Con estas nuevas formas de funcionamiento en el sector agropecuario, la Isla pretende cumplir un ambicioso programa de desarrollo integral con prioridad en el autoabastecimiento, aunque aun tienen 19 mil hectáreas plagadas de marabú o improductivas.

«No es la Isla de los años 80 –afirma Reinoso–, pero tampoco tiene que ser al que tenemos hoy, podemos mejorar».

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