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Tantas veces le han cambiado el nombre, la estructura de dirección, gran parte de su misión económico-social a una empresa de subordinación nacional en la central provincia cubana de Ciego de Ávila, que entre sus eslabones perdidos, está la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (Anir).
Surge la entidad con las siglas de ECMI y pasa a ser la ECMAI, luego se convierte en GECA y desde el 2010 es ZETI, etapa esta última en la cual “la Anir murió”, afirma Roberto Sosa Cardoso, integrante del Comité de Innovadores y Racionalizadores del centro laboral.
“La mayor inquietud es que la cuenta del fondo correspondiente al 20 % estuvo perdida en nuestra empresa nacional, dicen que ya apareció, pero dónde estará porque hace más de tres años no recibimos ni un centavo por concepto de innovaciones”, recalca Roberto.
Con la intención de indagar la causa de la violación de la Ley 38 de innovaciones, se recibió una respuesta con prisa en el pasillo, por parte de Alina Buchillón Hernández, subdirectora de economía de la sucursal avileña de ZETI: “Dispongo hoy de poco tiempo para atenderlo (…); no obstante, puedo decirle que ya recuperamos la cuenta y serán remunerados los autores de los trabajos aprobados por la comisión económica”.
Sí pudieron obtenerse los datos precisos en el departamento de Desarrollo y Calidad, los cuales reflejan la posible distribución de 2 mil 303 pesos de estimulación a 17 trabajadores, información que se envió a la dirección nacional en junio del pasado año y no había repuesta de pago al cierre de este reportaje.
Arsenio Amuedo Rodríguez, mecánico del taller automotor, opina que “falta rigor en la evaluación de las ponencias, por ejemplo, los aniristas no son invitados a la valoración económica de sus propios aportes.
“Otros problemas son la nula estimulación moral y la desaparición de los activos de la Anir, por eso sus miembros están descontentos. Cuando usted le dice a alguien que se afilie, o haga los papeles para inscribir las innovaciones, le responde que para qué, si a nadie le interesa lo que uno hace.
“No obstante, ningún proceso se detiene aquí por causas imputables a los asociados”, destaca y ejemplifica con la tarea más importante que él desempeña en la actualidad, relacionada con la remodelación de una grúa Kato para incorporarla a las labores de construcción y montaje industrial.
Rememora Arsenio que la hoy Empresa de Servicios Técnicos Industriales (ZETI), años atrás era puntera en las tareas del movimiento de innovadores y el Fórum de Ciencia y Técnica. Menciona entre las obras de mayor impacto económico y social, fruto también de la gestión innovadora, la planta de hidrato de cal, única del país que consume gas metano como combustible.
“Algunos componentes creados por nosotros fueron desactivados, pero continúan en explotación los principales, tales como el sistema de descargue mecanizado del rajoncillo hacia los hornos, la modificación de la obra refractaria y el sistema de granalización de la cal”, expresa Antonio Toledo Cuba, uno de los dos inventores de la fábrica.
Ahora el colectivo tiene el reto de evitar que se paralice para siempre esa industria, algo que pudo haber sucedido este año. Debido al insuficiente suministro de rajoncillo proveniente de la cantera y otras causas, el tiempo perdido fue de 47 días en la zafra.
Queda a la dirección nacional de ZETI y a su sucursal en Ciego de Ávila, restablecer la legalidad en materia de remuneración de inventivas y restañar sus fisuras en la atención a un imprescindible eslabón de su cadena productiva.
Ante cualquier tipo de cambios, la Anir estará en primera fila. Ya se habla en tierra avileña de emprender, con este creativo movimiento, la reanimación de bachiplanes, fábricas de bloques, áreas de elementos prefabricados y otras actividades desdeñadas por no tan lejanas transformaciones estructurales, que no dieron pie con bola, luego de creada la Empresa de Servicios Técnicos Industriales (ZETI).
