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Lo mío es pintar

Para Machuty lo más importante es crear, porque el arte traspasa cualquier frontera. Foto: Otilio Rivero Delgado
Para Machuty lo más importante es crear, porque el arte traspasa cualquier frontera. Foto: Otilio Rivero Delgado

“Me llamo Iván Carbonell Guerra – así, sin más, comienza a hablar y no creo necesario guiarlo en la entrevista, por lo que le dejo continuar, es mejor conocer la historia en primera persona –, pero nadie en Florida – municipio de la provincia de Camagüey – me conoce por ese nombre. Todos me dicen Machuty, apodo que viene de mi padre y con el que se identifican porque es de pueblo y algo gracioso.

“No solo compartimos eso en la familia, la pintura es otro de nuestros gustos. Mis padres son aficionados y han marcado pautas en la historia artística del municipio. Y a mí prácticamente me criaron dentro de una lata de pintura porque la cuna la ponían muy cerca de donde mi papá trabajaba con sus cuadros. Yo creo que a partir de ahí creció el bichito de la creación y desde pequeño garabateaba cosas en hojas.

“Ya cuando joven se me da la oportunidad de entrar a la escuela de Instructores de Arte Nicolás Guillén en Camagüey. Ahí pude explorar y adentrarme en el mundo de las artes visuales. Fue el comienzo de mi choque con el mundo del arte.

“Los primeros pasos fuera de la escuela los di en el humor gracias a Isel Chacón Díaz, directora del Museo del Humor, pero no me interesó por mucho tiempo y quise hacer algo diferente. Es que el surrealismo, esa mezcla de lo fantástico con lo real, siempre me atrajo y mientras estudiaba pasaba horas observando a los grandes maestros y a su técnica, para poder desarrollarme. Eso me ayudó mucho.

“Eran muy severos conmigo: me exigían una terminación exquisita y a veces en trabajos que eran de 100 puntos me daban menos para que me esforzara más. Me molestaba, pero hoy lo agradezco.

“Desde mi graduación me he dedicado a impartir talleres de apreciación en diferentes escuelas y actualmente trabajo en la secundaria básica urbana José Martí. Allí hice un mural de dos metros con crayola y tempera, con mis alumnos sobre los Cincos Héroes. Esa es una edad un poco difícil, les gusta crear, pero se limitan un poco.

“Pero lo mio es pintar y he encontrado el espacio para hacerlo. Ya tengo alrededor de 20 piezas. ¿Por qué el paisaje cubano? Es que si yo no inserto lo cubano creo que me falta algo, no está completo. Es una forma de poner mis raíces, lo nuestro, sin embargo no me considero paisajista porque me gusta más el rostro y la figura humana.

“Creo que debemos hablar del Regreso – y yo muevo la cabeza y atino a balbucear un claro, si él es su propio entrevistador –. Esa obra mide 100 por 80 centímetros en cartulina. Muestra una palma rodeada por cinco guajiros que representan a Fernando, Ramón, Antonio, René y Gerardo porque ya sus rostros se han dibujado mucho y esta es una forma más simple y fresca.

“Fue una obra que puso a prueba mis conocimientos en cuanto al dominio de las técnicas que he aprendido, pero también es una forma de demostrar como disfruto  la escala de valores, es decir, los matices oscuros y claros. Ha gustado mucho y por eso quiero donarla.

“¿Irme de mi municipio? La gente me dice que debo salir de aquí, avanzar, pero a mi vivir en Florida no me limita para trascender. Primero hay que tener empeño, dedicación y estar siempre creando porque el arte no tiene límites ni impone fronteras”.

 

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