Hace dos años Ana vino a Cuba por primera vez. Aquel Primero de Mayo la ató desde entonces a esta tierra con un lazo indestructible. Ahora Ana Pires volvió de nuevo para participar en los festejos por el Día de los trabajadores y en el recién celebrado VI Encuentro Sindical Nuestra América (Esna), que sesionó en La Habana los días 3 y 4 del presente mes.
Nuestro encuentro se escenificó en el Palacio de Convenciones entre el aluvión de compromiso y respaldo del Encuentro Internacional de Solidaridad con la Revolución, realizado como parte de la fiesta de los trabajadores.
Con este pueblo los vínculos son muy fuertes; realizamos actividades en contra del bloqueo, que ayudan a los trabajadores portugueses a conocer y comprender la realidad que ustedes viven, dice. “También apoyamos las acciones en favor de la liberación de los Héroes antiterroristas dentro de la Sociedad de Amistad Portugal Cuba”.
En Portugal tenemos una administración de derecha que está ejecutando medidas impuestas por la Troika, es decir, el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Europea. Somos un país intervenido. Portugal no tiene soberanía para decidir sus caminos, los trabajadores y el pueblo no tienen voz.
Sufrimos muchísimo con las políticas que se llevan a cabo en Europa, un continente muy desigual que no es de los trabajadores, es patrimonio del capital.
¿Cuál es el papel del movimiento sindical en medio de esta realidad?
Somos la vanguardia de la lucha. Nosotros estamos no solo en la batalla de la calle, en la protesta, sino también proponiendo alternativas al Gobierno.
Celebramos este año el aniversario 40 de la Revolución de los Claveles, que el 25 de abril de 1974 liberó al país de la dictadura. A partir de ese momento y hasta 1976 vivimos grandes progresos sociales y laborales; se otorgaron derechos a la salud, a la vivienda, a la educación. Hoy el Gobierno apuesta a destruir todo aquello.
Afrontamos una situación gravísima, con una tasa de pobreza muy alta. Cada vez hay más hambre en mi país; emigran los padres con los hijos pequeños, estamos perdiendo la actual y la futura generación. El desempleo real es del 25 %, aunque las estadísticas oficiales dan un 18 % porque contabilizan los ausentes como empleados, miles de jóvenes que se han ido del país, fundamentalmente hacia el norte de Europa y también a naciones de habla portuguesa como Angola o Brasil.
El paro golpea a los asalariados y al sindicato; nuestra única fuente de financiamiento son las cotizaciones de los trabajadores que pagan un porcentaje del salario. Sin embargo, tenemos un gran nivel de afiliación.
¿Cómo ves las expectativas de tu país?
Desde 1976 hasta ahora, a pesar de que los discursos de los gobernantes han sido diferentes unos de otros, la política ha sido la misma; no obstante, existen figuras que pueden responder a los reclamos de una transformación social, aunque hoy en día la definición de izquierda es difusa; ocurre que un partido que se dice socialista aplica medidas peores a veces que la propia derecha. Nos alienta tener un Partido Comunista muy fuerte, decididamente a la vanguardia, junto a los trabajadores y al pueblo. Por nuestra parte, continuamos confiando en los trabajadores.