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Intercambio cultural: Resultados del insomnio

Durante presentaciones en Toluca, Santiago de Tianguistenco y Texcoco, los artistas cubanos fueron ovacionados por el público mexiquense.
Durante presentaciones en Toluca, Santiago de Tianguistenco y Texcoco, los artistas cubanos fueron ovacionados por el público mexiquense.

Ni a cinco días de haber llegado a tierras mexicanas pudimos evitar palabras casi sacrílegas allí como coger. Con tremendo desenfado cogimos café, telas, comidas y hasta etcétera ante las caras estupefactas de quienes definen ese vocablo como el acto sexual en pleno. Supongo perdonaron los deslices de antemano al reconocer en nuestro acento un «cubaneo» ajeno, pero que cada vez les implicaba. Su entorno circunspecto adquirió otro tono cuando sustituimos al señorita por mi amor o el saludos por muchos besos.

Sin actitudes invasivas dejamos en cada pedazo de aire una parte de la isla que nos acompaña siempre. Y aunque los antifaces del lenguaje truequen palabras y significados para tomar distintas formas en cada país, los de un lado y los de otro exhibimos con la expresión nuestra idiosincrasia. Así, en este punto del planeta, escuincle será niño, metiche será chismoso, rebollo será pan o cuate un buen amigo, y no por eso dejaremos de gozar de la riqueza cultural circundante.

Muchos definirán mi suerte, como yo en algún momento, por el hecho de que acallara junto a Buena Fe y representantes del Ballet Nacional de Cuba el toque de queda que, hasta ahora, me hacía desconocer otras fronteras además de las cubanas. Pero después de tres minutos supe que no se trataba de deslumbramientos o fanaticada; descubrir a estos artistas entre jaranas, preocupaciones, ideales y comportamientos comunes, fue el verdadero mimo que me hizo la vida en el instante en que trastocó caminos de ida y vuelta para ponerme junto a una genuina expresión de que América somos todos.

Temerarios frente al picante y verdugos de la fatiga provocada por los casi 3 mil metros de altura sobre los que se ubica Toluca, este grupo de jóvenes intimidó al entorno en un gesto artístico que no perdió calidad ni estética a pesar de las condiciones-ambiente. “Abril, mes de la lectura”, principal evento que realiza la UAEM, atrapó en sus memorias el boceto de una Cuba delineada por el talento de sus hijos.

Yo, mientras tanto, hice lo común en estos casos: me volví bitácora insomne, pretendiendo eternidades en el papel. Y es que hay hechos que deleitan si se viven y se sueñan si son contados; por eso toca dejar constancia de aquella familia de cubanos que viajó cuatro horas por carretera para respirarse de cerca algo inolvidable: los orígenes; o de los bailarines marcando pasos clásicos con un ritmo estrafalario en la antesala de su presentación (ballet-pop, como alguien dijera) o simplemente el descubrir cuánto interés provocaría en los mexicanos la traducción de la frase «te mando a la pi. 3,14»  y sus múltiples usos en escenarios cotidianos… En fin, habrá que agotar la inspiración para negar al tiempo su papel estelar, el de correr cuando esperamos que se aquiete. Yo, por lo pronto, le tengo una noticia a ese señor implacable: para seguir insomne, a esta bitácora le bastará siempre el levitar efímero de los que danzan y las ideas sin mala fe de quienes cantan.

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