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“Somos trabajadores de la cultura”

 

“Este pueblo todavía cree en el libro y lo asume como reliquia personal”, enfatizó Barnet. (Foto: Reno Massola)

La Cultura es lo primero que hay que salvar…
Fidel Castro
…porque es rudimento de la sociedad cubana.
Miguel Barnet

Con su recurrente deferencia hacia el movimiento sindical, el presidente de la Comisión Organizadora del VIII Congreso de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), Miguel Barnet Lanza (La Habana, 28 de enero de 1940), el escritor cubano vivo más publicado dentro y fuera de Cuba y una de las figuras más prominentes de la cultura cubana de entre milenios, accedió a este diálogo —primero que concede a un medio de prensa con tal fin— acerca de la próxima convención de esa organización, que se efectuará en la capital entre el 11 y el 13 de abril.

“Me satisface enormemente que esta entrevista salga en este periódico, porque a veces se habla del pueblo y de los trabajadores como si los intelectuales y artistas no fuéramos pueblo y trabajadores también. Somos trabajadores intelectuales de la cultura, como lo son los maestros, los científicos y todo el que trabaja con el pensamiento”, enfatizó el Premio Nacional de Literatura 1994.

La sostenibilidad de la nación no solo está en el desarrollo de la economía, sino también en la cultura y en la educación, que son la esencia

Poeta, narrador, ensayista y etnólogo, Barnet es miembro fundador de la Uneac, organización que, dijo, agrupa a una vanguardia indisolublemente vinculada con nuestras auténticas raíces y cuyo fin es “darle cohesión a la política cultural de la Revolución, atentos siempre a este momento histórico, en tanto comprometidos a fortalecer las instituciones culturales que han hecho de este pueblo si no el más culto, sí uno de los más instruidos de este continente, con un público lector que, pese al empuje de los medios tecnológicos, todavía cree en el libro y lo asume como reliquia personal”, afirmó el miembro de número de la Academia Cubana de la Lengua, donde ocupa el Sillón B.

“Este Congreso es muy importante, ante todo, porque tiene lugar en medio del proceso de cambios en la economía y la sociedad cubanas, lo que favorece nuevas transformaciones de gestión que son de interés para toda la membresía. La sostenibilidad de la nación no solo está en el desarrollo de la economía, sino también en la cultura y en la educación, que son la esencia”, exaltó.

Apuntó que en este evento participan más jóvenes que en algún congreso anterior y destacó el alto porciento de mujeres.

Investigador perseverante de las diferentes fuentes que dieron origen a esta nación, alentado por uno de sus más influyentes maestros, Don Fernando Ortiz (La Habana, julio de 1881-abril de 1969), eminente antropólogo, arqueólogo, periodista y etnólogo, el prolífico directivo de la Uneac también preside la fundación que lleva el nombre de ese estudioso de los cimientos histórico-culturales afrocubanos. Como resultado de sus aprehensiones al lado de ese gran folclorista, autor del célebre libro Historia de una pelea cubana contra los demonios (Universidad Central de Las Villas, 1959), en 1966 publicó su novela-testimonio Biografía de un Cimarrón(*), clásico de las letras insulares.

Barnet aseveró que los miembros de la Uneac encaminan, ante todo, sus acciones y “criterios con el fin de contribuir a satisfacer la política cultural que diseñó Fidel Castro Ruz en sus históricas Palabras a los intelectuales (junio de 1961), de las cuales surgió esta organización presidida durante más de 20 años por un obrero tipógrafo devenido Poeta Nacional, Nicolás Guillén. Por ello, los escritores y artistas afiliados debemos cumplir no solo una función artística, sino también eminentemente ética”.

El igualmente acreedor, entre otros muchos lauros, de la más alta distinción de la cultura cubana, la orden Félix Varela de Primer Grado, al referirse a la marcha del VIII Congreso de la Uneac, apuntó que la labor de las cinco comisiones creadas con tal fin, “ha sido casi diario en la base, como también en la génesis del propio cónclave, porque allí se han debatido algunos de los temas más acuciantes de la sociedad cubana actual”.

Esos grupos de trabajo, según explicó, son los siguientes: Cultura, educación y sociedad; Arte, mercado e industrias culturales; Ciudad, arquitectura y patrimonio; Cultura y medios; y Estatutos y reglamentos.

Laboratorios de ideas

Seguidamente enfatizó que “hemos tenido buena colaboración por parte de los delegados, que son 310, así como de varios organismos muy vinculados a la Uneac, entre ellos, los ministerios de Cultura, de Educación, de las Comunicaciones e Informática, de Finanzas y Precios, y de Relaciones Exteriores, además del Instituto Cubano de Radio y Televisión. En las reuniones previas al Congreso, con ministros y viceministros de esos sectores, se ha deliberado alrededor de los temas de cada una de las comisiones. Fueron excelentes laboratorios de ideas, de discusiones no solo sobre las bellas artes y la literatura, sino también sobre el futuro del país.

“Asimismo se realizaron —añadió— fructíferos encuentros con los presidentes de las instituciones y consejos nacionales del MINCULT. Ha sido alentadora la presencia, en todas esas reuniones, tanto en La Habana como en el resto del país, del titular de Cultura, Julián González, quien además ha facilitado la interacción de la Uneac con todos los factores de ese ministerio”.

Este afable intelectual ha entregado casi toda su vida a la Uneac, desde que ingresó en ella en 1961, cuando Nicolás Guillén fue electo presidente. Por ese tiempo laboraba en la Academia de Ciencias. Luego se trasladó para el Instituto Cubano del Libro como traductor y editor, y hacia finales de los años 60 empezó a trabajar como redactor en la editorial y en la revista Unión. “Me nombraron vicepresidente cuando el escritor, editor y profesor, exministro de Cultura y actual Asesor del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Abel Prieto, asumió la presidencia. Ocupé la vicepresidencia por más de 20 años. En el VII Congreso, en el 2008, mis compañeros me eligieron presidente…”, dijo.

Miguel Barnet es también autor de títulos internacionalmente reconocidos como La piedra fina y el pavorreal, Isla de güijes, La sagrada familia, Orikis y otros poemas, Carta de noche, Mapa del tiempo, Viendo mi vida pasar, Con pies de gato y Actas del final (poesía); además de Autógrafos cubanos, La fuente viva y Cultos afrocubanos (crónica, ensayo, monografía), Akeké y la jutía (fábulas cubanas), La vida real y Oficio de ángel (novelas-testimonio). En el año 2002 le fue dedicada la Feria Internacional del Libro como reconocimiento a su vida y obra.

Igualmente distinguidos han sido sus guiones para varios documentales cinematográficos, así como de los populares largometrajes Gallego y La Bella del Alhambra, respectivamente, inspirados en su famosa novela homónima y en Canción de Rachel. El filme La Bella… fue premiado en el Festival Internacional de Cine de La Habana y en otros certámenes internacionales.

Cimero exponente de la literatura insular, Miguel Barnet concluyó este encuentro con una frase apegada a su inseparable oficio de escritor: “Somos trabajadores de la cultura; y el libro para nosotros sigue siendo un talismán”.

(*) La influencia ejercida en Barnet por el gran etnólogo conocido como el Tercer Descubridor de Cuba —después de Cristóbal Colón y Alejandro de Humboldt—, fallecido en 1969, lo estimula a ampliar su labor y a crear, en 1995, la Fundación Fernando Ortiz, la cual preside.

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