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Informar para ayudar

dia de la prensa caricatura de Lacoste

Sobre el periodismo y su papel social hay muchas frases valiosas, pero de todas ellas hay una que —a mi modo de ver— tiene una definición exacta de lo que debe hacerse y lo que nos corresponde a quienes ejercemos tan apasionante profesión. Pertenece al Héroe Nacional cubano, José Martí y afirma: “La prensa no es aprobación bondadosa, ni ira insultante, es proposición, estudio, examen y consejo”.

Ahí radica el asunto, como diría un buen profesor. No se trata de estar conforme con todo y edulcorar con palabras rimbombantes la obra humana, porque siempre es perfectible y puede ser cambiada en muchos aspectos, ni tampoco se trata de ofender, ni agredir con vocablos aquello que no ande bien, estemos en desacuerdo o no nos agrade.

El quid radica en encontrar el justo medio, en investigar para acercarnos lo más posible a la verdad siempre escurridiza. Como dijo Eduardo Galeano: “La verdad de la verdad no está en el puerto, sino en el viaje”. Hay que buscar y rebuscar en los múltiples vericuetos y aristas de cualquier asunto, por baladí que pueda parecernos.

Toca a los periodistas proponer, exhortar, recomendar, orientar…, en fin, guiar a los receptores por el mejor sendero de análisis posible, teniendo en cuenta la gama de matices que tiene cualquier aspecto de la vida.

En una jornada como la de hoy, cuando se celebra el Día de la Prensa Cubana, por la aparición del primer número del periódico Patria, fundado por José Martí, vale la reflexión que agregue elementos o, al menos, consideraciones a las muchas valoraciones hechas en los últimos tiempos, motivadas sobre todo por la realización del IX Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba y porque nosotros mismos, quienes nos dirigen y sobre todo, la población, estamos insatisfechos con la oferta periodística que logramos y tenemos.

Sería inadecuado decir que prima aún el inmovilismo. Eso no es cierto. Se aprecian algunos cambios, pero aún resultan insuficientes y es más largo que corto el camino por recorrer.

No me adentraré en cuestionamientos sectarios, porque no sería justo. Culpar a quienes conducen los destinos de la prensa en Cuba solamente sería una posición parcializada. Todos los que de una manera u otra tenemos algún vínculo con el periodismo contemporáneo tenemos responsabilidad en el resultado de la labor final de todos los medios de comunicación.

Primero debe hacerse una mirada —de alguna manera se ha ejecutado, pero resulta insuficiente— hacia adentro, hacia el interior, y después podremos criticar al vecino, en este caso a uno muy importante: las fuentes de información.

En ellas ha habido —y persiste aún— poca seriedad en el tratamiento a los asuntos informativos que debe conocer la sociedad y que por demás, es un derecho refrendado en la Constitución de la República. A no pocos temas se les tira un  manto de silencio, como si todo fuera información confidencial o clasificada. A eso se he referido reiteradamente el Presidente Raúl Castro.

Pero nos corresponde a quienes laboramos en los medios de comunicación, ante todo, ser más creativos, desterrar el facilismo, ahondar en las cuestiones que tratemos, buscar y reflejar aquellos contenidos que le interesen a los receptores, de acuerdo por supuesto, al perfil editorial de cada uno de ellos.

Costará trabajo derrumbar barreras, abrir puertas que aún permanecen cerradas y lograr mayor sensibilidad y respeto por la labor de la prensa cubana. No obstante, vale la pena intentarlo cada día, porque nuestro pueblo, sacrificado y aguerrido por antonomasia, merece un mejor periodismo.

Evidentemente, la concepción teórica —al menos en nuestro caso— está claramente definida. Donde se enreda la madeja es en la práctica, el criterio mismo de la verdad.

Y no nos queda otra alternativa: hay que desenredarla.

El periodista, ensayista, fotógrafo y escritor polaco Ryszard Kapuscinski, considerado uno de los mejores reporteros del mundo, dejó para la posteridad diez reflexiones, de las cuales selecciono una: ”El verdadero periodismo es intencional… Se fija un objetivo e intenta provocar algún tipo de cambio. El deber de un periodista es informar, informar de manera que ayude a la humanidad y no fomentando el odio o la arrogancia. La noticia debe servir para aumentar el conocimiento del otro, el respeto del otro”.

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