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Cuba: la espina que duele

Las relaciones Cuba-Estados Unidos muestran signos interesantes últimamente
Las relaciones Cuba-Estados Unidos muestran signos interesantes últimamente

Según encuesta realizada en febrero por la institución Atlantic Council, el 56 % de los estadounidenses apoya la normalización de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. En la Florida, donde radica la mayor comunidad de origen cubano, el porcentaje en igual sentido asciende al 63 por ciento.

Este sondeo dio como resultado que más de la mitad de los consultados defiende una política hacia Cuba que permita a empresas estadounidenses comerciar con la isla, eliminar las restricciones de viajes para los ciudadanos de aquel país y sacar a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo.

Recientemente, figuras políticas y representantes del sector de los negocios se han pronunciado al respecto. El exgobernador del Estado de la Florida, Charlie Crist, calificó el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba como reliquia ineficaz y pidió su eliminación.

También, el senador demócrata Patrick Leahy declaró que ha llegado el momento de modernizar la política norteamericana hacia el país caribeño, pues no ha tenido éxito y distancia a Estados Unidos de América Latina; apuntó en tal sentido que la responsabilidad de actuar es de la Casa Blanca y el Congreso.

El respaldo a un cambio hacia Cuba es del 60 % entre demócratas e independientes, así como del 52 % entre republicanos, aunque dentro del Congreso existe una fuerte oposición.

Por su parte, el presidente Barack Obama no se decide o no quiere tomar medidas, tal vez espere cambios en Cuba a través de una guerra no convencional impulsada por Washington. La estrategia es la conquista con nuevos métodos ideológicos.

De ahí que a principios del presente año la administración Obama destinara a la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID) 17,5 millones de dólares para financiar programas de subversión con el fin de socavar el Gobierno revolucionario cubano. Washington ha destinado en poco más de una década cientos de millones de dólares dirigidos a desestabilizar a la nación caribeña.

Hace solo unos días, Estados Unidos interrumpió el abastecimiento de combustible por la compañía Shell a aeronaves de la línea aérea Cubana de Aviación en la República Dominicana. También negó los servicios financieros en  sucursales de Scotiabank a miembros de la embajada cubana, e incluso a cubanos residentes legales.

El anterior ejemplo muestra la extraterritorialidad del bloqueo contra Cuba. Se ratifica la falta de voluntad de la administración estadounidense para cambiar su política, principal obstáculo para la normalización de las relaciones entre ambos países.

Como parte del aislamiento de la política de Estados Unidos a nivel internacional, actualmente se desarrollan procesos de integración y unidad entre los países de América Latina y el Caribe, como los de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), que piden un cambio de Washington hacia la isla.  Cuba es un reto para el país norteño.

A pesar de que más de la mitad del pueblo estadounidense apoya un mejoramiento de las relaciones, lo que evidencia una transformación de mentalidad, el Gobierno no promueve cambios hacia Cuba, todo permanece igual, solo un acercamiento pragmático por ajustes de bajo costo político que no comprometen a Obama frente a los grupos anticubanos.

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