Reineris Salas: “Trato de jugar sin pelota”

Reineris Salas: “Trato de jugar sin pelota”

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Un momento delapelea final del certamen del orbe de Budapest 2013.
Un momento de la pelea final del certamen del orbe de Budapest 2013.

Reineris Salas (La Habana, 1987) es un gladiador talentoso, ya premiado a nivel mundial, pero todavía prometedor. Su historia y cualidades deportivas indican que sus mayores logros están por llegar. Le conocen como el gimnasta, aunque también practicó judo y clavados. Fue un niño intranquilo y sigue siendo así a los 26 años de edad. Habla con naturalidad y atesora grandes sueños.

Llegó a la lucha para mitigar su hiperactividad, y aunque de inicio  no le apasionaba, poseía condiciones para triunfar. Causó baja de la EIDE José Martí por carecer de “perspectivas”, pero tiempo después, en la ESPA Provincial, halló el camino hacia la selección élite cubana. Todo sucedió con apenas 16 años, en una Gala de Campeones en que su calidad y actitud atrajeron la mirada de los principales estrategas de esa disciplina en el país.

La selección ofreció frutos al poco tiempo, pues el capitalino ganó el Campeonato Panamericano de Río de Janeiro 2006 (adultos), y ese propio año capturó bronce en el certamen mundial juvenil celebrado en Guatemala. En la temporada siguiente repitió tal actuación en la cita de Beijing y se agenció la corona continental entre noveles.

La campaña del 2008, por el contrario, resultó un martirio: quinto puesto en la lid panamericana y décimo en los Juegos Olímpicos de Beijing. “Aquel año sufrí varias lesiones. En la copa del mundo de principios de año combatí con 40 grados de fiebre, porque los cambios del clima me afectaban tremendamente. Luego tuve una partidura de codo, una luxación de tobillo y una afectación en el bíceps derecho. No estaba en forma y cuando los rivales se percataron de mis dolencias, comenzaron a atacar ahí y me eliminaron.

En el 2009 recuperó la hegemonía de la región, pero acabó octavo en la cita universal de Herning. Y un año después siguió siendo el rey americano y se elevó hasta el tercer escaño del planeta. En lo adelante, el ascenso de su carrera se detuvo por una severa sanción.

“De eso es mejor no hablar. Estuve dos años fuera del equipo Cuba, sin entrenamiento alguno y trabajando fuerte para ganarme la vida. No pensé luchar de nuevo, pero los amigos y la familia insistieron hasta convencerme de que volviera”.

¿Cuántos sentimientos te agobiaron todo ese tiempo?

La impotencia por no haber podido defenderme adecuadamente. Hubo muchos malos entendidos, pero esa historia quedó atrás y mi regreso significó el deseo de recomenzar una nueva vida.

No pudiste asistir a los panamericanos de Guadalajara 2011 ni a los Olímpicos de Londres 2012. ¿Cómo lo viviste? 

Habrían sido grandes momentos para mí, pues ya le había ganado a todos los medallistas en esas lides. Vi algunos combates por TV, pero terminaba yéndome a “desconectar” porque era algo difícil. Me deprimía imaginar cuánto hubiera aportado al resultado del equipo y de Cuba. Confieso que durante la ceremonia inaugural de Londres se me aguaron los ojos de la tristeza.

Reapareciste en el campeonato nacional del pasado año con un segundo lugar muy meritorio en los 84 kg…

Me entrené solo un mes antes de la competencia. Físicamente no estaba “entero”, pero mentalmente sí. Sabía que podía ganar si echaba para adelante. Llegué a la final tras derrotar a la primera figura en aquel momento, el olímpico Humberto Arencibia, y allí perdí frente a Yurieski Torreblanca. Estuvo bien aquel resultado y sobre todo luchar de la manera que lo hice. El subtítulo no me garantizaba el regreso a la preselección nacional, pero estaba contento, en verdad me daba igual que me llamaran o no…

Sin embargo, te convocaron a los entrenamientos…

Eso lo cambió todo. Al principio me chocaba el régimen disciplinario del equipo, pero los profesores me sobrellevaron. Había cosas que no podía hacer, como correr y hacer colchón por mucho tiempo. Sin embargo, me dijeron que no había apuros y eso fue clave.

¿La acogida en el equipo nacional resultó agradable?

En general sí, aunque siempre hay gente a la que no le agradas. Al poco tiempo de llegar algunas personas empezaron a preguntarme si asistiría al Campeonato Mundial de Budapest y siempre respondí que no sabía. En realidad, me mantuve entrenando como si fuera al evento, pero sin saberlo. Cuando decidieron que iría le dije a Julio Mendieta, el jefe técnico de la selección, que traería una medalla. Tenía que demostrar lo que yo era y superar el lógico temor que genera pasar tanto tiempo sin medirte a los contrarios de nivel.

El subcampeonato mundial fue un gran premio al esfuerzo que realizaste. ¿Qué faltó para el oro?

Me preparé bien para el evento, pero no tuve el tiempo suficiente para conseguir la resistencia necesaria. La gente me veía fuerte, pero no estaba a tope. Avancé en el organigrama hasta que en el último combate, frente al ucraniano Ibragim Aldatov, el agotamiento me venció y caí 1×8. No me gustó perder así, pero no pude más.

De todas maneras te sentiste complacido…

Esa medalla me devolvió la autoconfianza y logré recompensar a todos los que me ayudaron. Le demostré a mis compañeros que es posible llegar al podio mundial, porque si yo pude tras dos años de inactividad, ellos están en mejores condiciones de lograrlo. Ahora seguiré adelante, consciente de que la entrega es la clave del éxito.

¿Cómo valoras la rivalidad nacional en tu actual categoría?

La división esta pareja. Yo voy recuperando poco a poco el ritmo de antes, pero hay rivalidad. Me llevó bien con todos mis oponentes y no me gusta hacerlos sentir mal. Torreblanca, Luis Mario Miranda, Ángel Águila y Yusmany Peralta son los hombres a derrotar y es bueno que hagan presión, para no dejarme caer.

¿Cuáles son tus expectativas para el presente ciclo olímpico?

No puedo proponerme algo distinto al oro. Este año quiero ganar los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz  y el certamen mundial. Luego recopilar los títulos que me faltarían en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015 y en los Olímpicos de Río de Janeiro 2016. Mi compromiso es cerrar con broche dorado.

¿Entonces tras Río-2016 pondrías fin a tu carrera deportiva?

No tengo esa idea. Confío en que me irá bien en esta etapa y estaré sobre los colchones mientras tenga rendimiento.

¿Qué ha significado la lucha deportiva para tu vida?

Ha marcado la diferencia, el cambio del niño al adulto. Ha guiado mi camino. Hubo golpes duros, pero también muchas enseñanzas. La lucha ha sido mi mejor compañera, una vida entera.

Acerca del autor

Licenciado en Periodismo de la Universidad de La Habana (UH). Especialista en los deportes de boxeo, voleibol, lucha, pesas y otros. Cubrió los XV Juegos Panamericanos de Río-2007, los XXX Juegos Olímpicos de Londres 2012, la final de la Liga Mundial de Voleibol 2011 y otros eventos internacionales celebrados en Cuba. Profesor de Teoría en la Comunicación de la UH y la Universidad Agraria de La Habana. Imparte cursos de esta y otras materias en diversas instituciones del país como el Instituto Internacional de Periodismo José Martí. Ha obtenido premios y menciones en el Concurso Nacional de Periodismo Deportivo José González Barros.

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