Las huellas las tengo yo

Las huellas las tengo yo

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por Yohandra María Portelles Quevedo, estudiante de Periodismo

electrocutadoA Buzón abierto llega la queja de Benigno Gilberto Ruiz  Bermúdez, operario general  de mantenimiento en la base  de almacenes de la TRD de  la División Centro, en Villa  Clara. Un año después de haber sufrido un accidente de trabajo, aún reclama la solución  a su problema de afectación  salarial. Se pregunta: ¿por  qué tiene que pagar, además  de las secuelas, por el descuido de otros?

El hecho ocurrió por negligencia de la Empresa Eléctrica, y a pesar de esto no ha  sido remunerado de acuerdo  con la ley, asegura.  Rememora que aconteció mientras cumplía funciones de trabajo, el día 22 de febrero del 2013. Un cable de  alta tensión se partió e hizo  contacto con él, ocasionándole una descarga eléctrica  que lo mantuvo tendido en  el césped durante algunos  segundos.

Denuncia que los alambres, al momento del he- 4 cho, estaban sin protección, violación reportada  y recogida en el libro de  incidencias de la citada entidad, que posterior al accidente cambió la línea por  otros engomados. ¿Había  que esperar  a un hecho lamentable para adoptar esa  medida?

Por un tiempo, recuerda, persistieron los síntomas detectados en el hospital: dolor generalizado en el  cuerpo y la presión arterial  muy alta; además de una úlcera provocada por las quemaduras.

Ruiz Bermúdez añade que al vencer el certificado médico retornó a sus labores en abril del 2013, aunque en marzo reclamó ante  el Sindicato Provincial de  Trabajadores Civiles de la  Defensa, porque en su centro nunca le pagaron como  accidente de trabajo.

En la CTC del territorio consta por escrito  su desasosiego. Allí le dijeron que tenía hasta un  año para reclamar a través de un bufete colectivo,  agrega. Amplía en su misiva que por la persistencia del dolor corporal, en julio solicitó vacaciones para iniciar la segunda etapa de investigaciones médicas.

A finales de agosto le diagnosticaron una sacrolumbalgia aguda por efecto  de la descarga eléctrica. Es  la consecuencia del accidente de trabajo, a pesar de que  la administración lo calificó desde el primer momento  como “accidente equiparado” y no laboral, contrario  a lo que demuestran los hechos y respalda la legislación, recalca.

Para argumentar esa afirmación tiene como testigos a quienes le brindaron socorro y el dictamen  de los médicos que lo atendieron. Además, sentencia,  “las huellas y secuelas las  tengo yo”.

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