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Las mariposas de Juanelo

por Alejandro Madorrán Durán

 

 

 

 

 

 

 

Nunca un proceso creador es más duradero que cuando sale del pueblo, del barrio que se resiste a vivir en la omisión. Pero la chispa que enciende el proceso es siempre el espíritu intranquilo que no concibe su existencia sino es en la eterna convicción de movimiento y la necesidad de innovar nuevas maneras de colorear la vida.

Precisamente, eso inició la pintora cubana Antonia Eiriz, en su barrio de Juanelo, en el periférico municipio San Miguel del Padrón, cuando se le ocurrió la idea de confeccionar títeres para celebrar las festividades del aniversario de los CDR (Comité de Defensa de la Revolución). La técnica para construir los muñecos fue el papier maché,  la cual se convertiría en sello distintivo de todo el trabajo comunitario que realizó la artista de la plástica.

Las aspiraciones de Antonia se fundieron con el entusiasmo de una vecindad que buscaba una salida de su circunscrita realidad. Así fue como en septiembre de 1972, no solo se confeccionaron títeres para celebrar el día de los CDR, sino el barrio entero se convirtió en un gran espacio para la expresión creadora: jirafas multicolores, platos, músicos, gallos, máscaras, todos fueron hechos con papier maché, uniendo a todas las personas en un interés común por representar en el arte sus aspiraciones y sueños.

La casa de Antonia Eiriz fue el recinto de acogida y enseñanza para los niños que querían aprender cómo llevar a las coloridas figuritas, sus más inocentes fantasías.  Poco a poco las personas adultas también se incluyeron dentro de la intención creadora de Antonia, “decidí ir a  las casas a dar clases para que los padres también participaran y al hacerlo lo entendieran, y al entenderlo se dieran cuenta de su importancia, de todo el valor que encierra el acto mismo de crear, de moldear con las manos un objeto hermoso”, comentó Eiriz en una entrevista con el periodista Jaime Sarusky, publicada en la revista Bohemia.

La práctica del papier maché pronto se convirtió en un extenso movimiento, pues Antonia comenzó a impartir clases en escuelas, cooperativas, y hogares; y se convirtió en profesora de artistas que después llevarían la técnica del papier maché a todo el país.

 

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