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Realidades, no alucinaciones

Especialistas de Labiofam contribuyeron a la educación general y sanitaria de las poblaciones indígenas durante las llamadas palestras (charlas).  Fotos: Ana Margarita González.
Especialistas de Labiofam contribuyeron a la educación general y sanitaria de las poblaciones indígenas durante las llamadas palestras (charlas). Fotos: Ana Margarita González.

Caía la tarde. El sol centelleaba aún sobre las aguas del caudaloso río, y a pesar del sueño y el cansancio continuaba absorta en la inmensidad del Amazonas cuando creí tener alucinaciones: ¡una antena parabólica entre los bohíos de la aldea indígena! ¿Sería acaso el fruto de tantas horas de navegar por el Autazes Azul, el cansancio o el miedo alimentado por los cuentos de peces que comen hombres?

Un compatriota, avezado en tales aventuras, me sacó del estupor: “Es una parábola, no alucinas; en la escuela hay televisión, teléfono e Internet y es casi siempre el mejor inmueble hasta en las más recónditas comunidades del Amazonas”. Así comencé a descubrir los esfuerzos del Gobierno de Brasil por llevar la enseñanza a todos, en un país donde el 33 % de su población no completó la educación elemental y el 30 % tiene menos de 14 años.

Los contrastes también se ven en la esfera de la salud. La medicina no llega a esas regiones, y muchas tribus se van desintegrando ante el ataque de la malaria u otras enfermedades transmitidas por vectores. La mirada de los niños es oscura y triste, y no alcanza a iluminarse ni siquiera ante el obsequio de golosinas o juguetes.

Otro reto que tiene el gobierno brasileño es el cuidado del medio ambiente ante la deforestación acelerada. Atravesando las planicies pude observar modernos equipos que desbrozan el bosque y tratan de evitar la fuga natural de tierra, que se traga el agua en cada desprendimiento de las laderas de los ríos.

Muchos niños, que viven aislados y distantes, los transportan en barcos hasta los pueblos donde hay escuelas.

En aras de saldar deudas con su población y por mejorar la calidad de vida en un país de más de 190 millones de habitantes, Brasil y Cuba han creado alianzas de cooperación. Después de un brote de dengue en Río de Janeiro, especialistas de Labiofam, acudieron para controlarlo, como hicieron luego en el estado del Amazonas ante la alta mortalidad que provocaba la malaria.

Recientemente esta pequeña isla del Caribe, que pareciera como una uña en el cuerpo del gigante sudamericano, envió cerca de 4 mil especialistas en medicina para contribuir con el Programa Más médicos, instaurado por la presidenta Dilma Rousseff, para mejorar la salud en las zonas más intrincadas. Ahora un moderno puerto marítimo se abre al mundo en la ciudad cubana de Mariel con la cooperación de Brasil. De esa magnitud son los lazos que se crean entre los pueblos, no importa que sean pequeños o grandes si tienen en común sueños y esperanzas.

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