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Mucho ruido, ¿muchas nueces?

futbolcuEl deporte es uno de los temas que nuestro pueblo discute con más pasión, defiende hasta el delirio y recuerda con más felicidad que tristeza. La posibilidad de una práctica masiva, los resultados en lides regionales, continentales, mundiales y olímpicas, y el conocimiento científico creado a su alrededor desde 1959 son huellas imborrables e inevitables en cualquier análisis.

Sin embargo, la realidad económica del país, las insuficiencias propias del movimiento deportivo, el nuevo contexto internacional, la política de remuneración aprobada en septiembre del 2013 y la necesaria mirada hacia la base son imprescindibles hoy para la vitalidad de un sistema de referencia en América y el mundo no solo por las medallas ganadas, sino por la calidad de vida que brinda a millones de personas.

En este 2014 muchas ideas y acciones tendrán que derrumbar los obstáculos que aún persisten en lo interno, en tanto la apertura a la inserción y contratación en ligas profesionales —inevitable además— será un proceso más complejo y diverso que lo imaginable, sin olvidar que el reto más importante será articular una fórmula dinámica y auténtica que haga sostenible nuestro deporte, a la par que crece la masividad y llegue tan lejos como sea posible.

Una pirámide más ajustada y fiel

El proceso de reorganización llevado a cabo por el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER) desde hace varios años preservó la base de la pirámide: las escuelas de Iniciación Deportiva (Eide), al tiempo que elevó el papel de lo comunitario, díganse combinados, academias y otros centros, tras la desaparición de un escalón intermedio como las escuelas Superior de Perfeccionamiento Atlético (Espa).

Por supuesto, fue un reajuste que sacudió a todos los territorios y todavía encuentra no poca resistencia y pobres resultados en muchos, dado el mal estado de las instalaciones, la escasez de implementos, la contracción laboral de entrenadores, el escaso sistema competitivo a ese nivel y las múltiples opciones recreativas, culturales y económicas que aparecen en la vida de los jóvenes.

Se impone entonces no solo perfeccionar el proceso de captación de talentos, sino mejorar el seguimiento a ellos cuando salen de la Eide, instrumentar una política de estimulación para esos entrenadores de base (muchos consideran que son los más importantes en la vida de cualquier deportista), aumentar los topes y certámenes locales, municipales y provinciales; y crear más alianzas con entidades, empresas, organizaciones u otras, bajo la posibilidad incluso de formar clubes con una gestión más eficiente de recursos para hacer deporte.

Hay que prestar suma atención a las diferencias sociales que se van acentuando ya en esta actividad, pues las familias con más posibilidades económicas no pueden relegar a los niños de más condiciones físicas, pero de menor acceso a trajes, implementos, pelotas, etcétera. Seguir potenciando los valores de solidaridad, esfuerzo, sacrificio y entrega por encima de lo monetario en esas edades es garantía de la pirámide justa y fiel a nuestros principios.

Lógicas y razones de una nueva política

La política de remuneración para atletas, entrenadores y todo el personal auxiliar, aprobada por el Gobierno cubano en septiembre pasado no significa una salvación mágica para resolver las salidas legales e ilegales de ese personal; las bajas de equipos nacionales o el robo descarado de nuestras principales figuras con ofertas millonarias. El paso dado está en sintonía, primeramente, con la actualización del modelo económico de la nación.

La propia redefinición de qué es un atleta de alto rendimiento en Cuba, la aparición de los contratos (se eliminan las licencias deportivas) con las respectivas federaciones nacionales, la posibilidad de ser contratado por equipos en el exterior y la retribución a partir de los resultados en competencias son, quizás, los cambios más trascendentales desde la creación del INDER en el proceso revolucionario.

Pero el mayor error sería pensar que solo con dinero —necesario, por supuesto— resolveríamos los fenómenos mencionados y podríamos mantener lo alcanzado, sobre todo en la arena internacional: primer lugar en los Juegos Centroamericanos y del Caribe desde 1970, segundo puesto en las citas panamericanas desde 1971 y entre los 15 primeros en Juegos Olímpicos.

Las primeras experiencias del 2013 con el béisbol y el boxeo en las lógicas del deporte profesional habrá que madurarlas con más precisión y detalles, pues no ser tratado como mercancía en ese contexto es muy difícil por mucha mediación institucional existente. Estas dos disciplinas son las más complejas en el proceso de inserción internacional aprobado, ya que en paralelo se mantienen los capítulos de asedio para el mercado fundamental de peloteros y boxeadores, a solo 90 millas de Cuba. ¿Aceptarían las Grandes Ligas de Estados Unidos negociar la presencia de un equipo nuestro como hicieron años atrás con Canadá si se levantara algún día el absurdo bloqueo?

La extensión de esta apertura deportiva debe llegar también en los próximos meses al baloncesto, fútbol, balonmano, voleibol, atletismo, ciclismo y tenis, por solo mencionar los ejemplos con más potencialidades desde sus individuales. En todos los casos, se deberá respetar que los contratados participen en las competencias fundamentales del año en Cuba o fuera de ella. Es decir, que sean elegibles para integrar las respectivas preselecciones nacionales.

Una correcta e inteligente utilización de estos contratos para la preparación técnico-táctica de los atletas y la reversión del dinero que gane el INDER por ese concepto en disciplinas o actividades que generen menos ingresos —pudiera llegar a ser millones si se trabaja bien—, demostraría que el deporte no tiene que ser una carga pesada para el Estado y puede crecer por sus propios pies.

Ídolos en un deporte para todos

No pocos estudios reconocen hoy que los ídolos deportivos de antaño: Stevenson, Vinent, Juantorena, Ana Fidelia, Sotomayor, Linares, etc., no tienen similares continuadores, sobre todo en jóvenes y niños, quienes ahora añoran y sueñan más con Messi, Cristiano, Piqué, Casillas, entre otros famosos futbolistas del mundo.

Las causas pueden ser decenas, pero el descenso de resultados en citas cuatrienales de nuestras delegaciones, la pérdida de grandes talentos por disímiles razones y la divulgación excesiva en los medios de comunicación de un deporte por encima de otro, han contribuido, sin duda, a esta nueva realidad, que merece una radiografía más amplia pues el deporte también es identidad.

Necesitamos ídolos deportivos desde propuestas más abarcadoras que alcancen venta de postales, suvenires, pulóveres con sus imágenes; mayor conocimiento de sus vidas; más intercambio de ellos en comunidades y Eide, así como más concepción de espectáculo en nuestros torneos, por solo mencionar las ideas que requieren más deseos, trabajo y entusiasmo que dinero.

El 2014 también está abocado a una solución más puntual y diversa sobre la educación física en nuestras escuelas, pues miles de ellas no cuentan todavía con un lugar apropiado para esta asignatura y crecen las negativas de utilizar parques y calles en algunos territorios. La atención a esos profesores, los medios de enseñanza (balones y pelotas sobre todo) y la calidad de las clases tienen que mejorar si no queremos hipotecar el futuro inmediato.

“Deporte para todos” debe sobrepasar la espontaneidad de una frase y multiplicar la utilización de los gimnasios biosaludables, socializar más las buenas experiencias del Plan Turquino y potenciar con más intencionalidad los valores espirituales de hacer ejercicios, a veces reducidos a ganar o perder. El deporte es juego, diversión, salud y vida antes que preseas y podios. ¿Costará tanto un festival nacional de la velocidad con niños? ¿Podrá ser estimulado salarialmente sin falsos cálculos de promoción al alto rendimiento ese profesor que forja en la escuela al joven sano en primer lugar y luego a un posible monarca mundial?

Más retos, más Cuba

Los retos del movimiento deportivo cubano pasan además por un profundo cambio de mentalidad, en especial, con los deportistas que hoy se desempeñan en ligas foráneas, pero no traicionaron a sus equipos ni son hostiles al proceso revolucionario del que salieron formados. Las propuestas sobre cómo financiar sin pérdidas económicas eventos nacionales e internacionales deben ampliarse a otras áreas, específicamente los estadios de béisbol, necesitados de mayor confort a partir del producto que ofrecen.

La Serie del Caribe de Béisbol, la Serie Mundial de Boxeo y los Juegos Centroamericanos y del Caribe en Veracruz serán los tres eventos internacionales con más luces —no los únicos— del presente año. Y lejos de un pronóstico sobre la ubicación final, lo decisivo parece estar en la señal eficiente que daremos a nuestro pueblo y al mundo.

Quedan líneas y hechos por comentar, pero la pregunta ante tanto ruido se desprende: ¿habrá muchas nueces?

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