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Juan Formell: de premios y trascendencia

Foto: Petí
Foto: Petí

Hace apenas unos días Juan Formell,  Premio Nacional de Música,  recibió en Las Vegas, Estados  Unidos, el Grammy a la Excelencia  Musical, reconocimiento que  desde hace cinco años entrega la  Academia Latina de la Grabación  y que esta vez reverenció además  a Roberto Menescal (Brasil), Totó  La Momposina (Colombia), Palito  Ortega (Argentina), Eddie Palmieri  (Estados Unidos/Puerto  Rico) y Miguel Ríos (España).

El empuje de Los Van Van, el  tren de la música cubana, ha llegado  a expertos, productores y bailadores  del mundo entero que han caído  rendidos ante esa sonoridad peculiar  donde se acrisola lo tradicional  con lo moderno y suena vital.

Semanas antes Formell había  recibido otro gran premio, el  Womex (World Music Expo), en  Cardiff, Gales, Reino Unido. Se lo  dedicó “a todos los músicos que  hacemos nuestro trabajo en el Tercer  Mundo, ajenos al mundo de las  grandes disqueras y los mercados,  con tesón y profesionalidad”, dijo.

En virtud de tales lauros,  Trabajadores buscó algunas respuestas.

Los Van Van han estado cinco  veces nominados al Grammy  Latino, pero el premio les ha sido  esquivo. Ahora Formell recibe el  lauro a los “artistas que han realizado  contribuciones creativas de  excepcional importancia artística  en el campo de la grabación durante  sus carreras”. ¿Cómo interpretar  este reconocimiento?

Los jurados internacionales  y los bailadores de todo el mundo  han reconocido en Los Van  Van un trabajo muy serio desde  el punto de vista musical. El Concierto  por la paz y otras cosas que  han sucedido en este país en los  últimos años vienen a resumir  todo ese quehacer. Es cierto que  uno se pregunta por qué no ha  llegado el Grammy Latino cuando  hemos estado nominados. No  tengo respuesta, pero entiendo  este a la Excelencia como un poco  decir: “Oye, es suficiente, vamos  a darle un premio especial”.

Cuando Paco de Lucía ofreció  su concierto en Cuba le escuchamos  una versión de Sandunguera.  Otros músicos también se  han apropiado de temas suyos.  ¿Qué siente cuando identifica su  música en la obra de otros artistas?

Lo más importante para un  compositor es trascender, para eso  trabaja, y esa es una de la formas  de conseguirlo. Uno de los mayores  reconocimientos es cuando  un músico, que a veces ni conoces,  incorpora a su repertorio tu  obra. Dentro de 30 años quizás ya  no esté vivo, pero trascenderé si  todavía están cantando Sandunguera  o cualquiera de mis temas.

¿Después de tantos años y temas  exitosos podría decirse que  Formell descifró los secretos para  pegar un tema?  

Eso no se sabe. Es una gran  sorpresa. Lo que sí he sacado cuentas  de que a veces lo más sencillo  toca resortes que son comunes a  millones de personas, y eso define  el éxito de un número. Cuando lo  consigues, uno se pregunta: qué  pasó, qué hice. Es algo que no se  puede copiar. Yo no podría hacer  otro número como La compota  de palo, ni como Sandunguera,  ni como La cabeza mala, pero me  basta la satisfacción de haber pegado  y la experiencia.

¿Y en el caso de los vocalistas?

Uno escoge los vocalistas a  partir de la experiencia y lo haces  con luz larga, pero siempre queda  la duda. Uno dice: Esto me parece  que puede funcionar. Casi siempre  das pie con bola, pero decir  que exactamente uno sabe quién  pegará un número y quién no, es  una falsedad. La verdad absoluta  no se tiene nunca. Esa es de los  bailadores.

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