Icono del sitio Trabajadores

La odisea de las reparaciones

Por: María de las Nieves Galá, Alina M. Lotti, Jorge Pérez y Manuel Valdés Paz

Justo a las 8 y 30 de la mañana llegamos al punto de servicios enclavado en el reparto Altahabana, en el municipio capitalino de Boyeros. Vamos con nuestras ollas reinas, ambas con defectos desde hace más de tres meses. No es fácil cargarlas. Según pudimos comprobar, cada una pesa nueve libras.

A pesar de las buenas intenciones de Mariano Mauri, no pudo arreglar la olla: faltaba la pieza.
Foto: Agustín Borrego

Para sorpresa nuestra, no hay cola y pronto el mecánico Mariano Jaime Mauri está dispuesto a atendernos. Con amabilidad pregunta qué sucede con los equipos; primero manipula uno, la cara lo dice todo, no tiene solución, falta el taimer (el reloj); después revisa la otra olla, el veredicto es el mismo.

En el día visitamos un taller y otros tres puntos ubicados en diferentes municipios de La Habana y el resultado fue igual. In situ comprobamos lo escuchado entre pobladores y referido por lectores del semanario Trabajadores: la inestabilidad con determinadas piezas para arreglar los equipos electrodomésticos.

Muy distante de la capital cubana, Amanda Bueno, de la comunidad Puerto de Manatí, en el municipio homónimo del norte tunero, lamenta: “Ahora mismo tengo todas las cosas rotas: las ollas reina y arrocera; además, la hornilla eléctrica no tiene resistencia. Le pregunto a cada rato al mecánico del punto y siempre dice que no hay nada”.

En la ciudad de Holguín, Blanca Calzadilla vive similares pesadillas. Desde hace meses adquirió el aro de la olla multipropósito, pero falta la parte interior para que se la puedan arreglar; también tiene rota la olla arrocera, situación que se repite con muchas otras personas.

Lograr que la pieza esté cuando el cliente vaya a reparar su equipo es el reto más grande que tiene hoy el programa de ahorro energético extendido en todo el país. Problemas objetivos y muchas veces subjetivos originan el dilema que tantas molestias causa en la población.

Lograr que la pieza esté cuando el cliente vaya a reparar su equipo, esa es la debilidad más grande que tenemos en el programa, afirmó Mirurgia Ramírez Santana, directora nacional de Servicios Personales y Técnicos de Uso Doméstico del Ministerio de Comercio Interior.
Foto: Joaquín Hernández Mena

Según declaró a Trabajadores Mirurgia Ramírez Santana, directora nacional de Servicios Personales y Técnicos de Uso Doméstico del Ministerio de Comercio Interior (MINCIN), en la actualidad existe una red de más de mil puntos y 600 talleres. “Hasta octubre se habían prestado 85 millones 375 mil 966 servicios; de ellos 47 millones 582 mil fueron reparaciones, y el resto, labores de mantenimiento”, aseguró la directiva.

“Al cierre del mes quedaron pendientes unos 4 mil 41 equipos y de ellos, no tenían solución, mil 31, fundamentalmente los relacionados con evaporadores de refrigeradores, de Haier 08, que no han entrado al mercado.

Precisó Mirurgia que para este año fueron destinados 35 millones de dólares para adquirir piezas que deberían alcanzar para 18 meses, es decir, todo el 2013 y el primer semestre del 2014, con el objetivo de poder establecer las coberturas necesarias. “Debemos empezar el año con más estabilidad”, aseguró.

Del dicho al hecho…

Casi todos los mecánicos entrevistados coinciden en las piezas más deficitarias: taimer, termostatos, persostatos, conjunto accionador de las ollas arroceras, válvulas, entre otros aditamentos, fueron de los más mencionados durante la indagación por varias regiones de la isla.

El habanero Mariano Jaime Mauri considera que es demasiada la cantidad de equipos rotos, y a su punto, en Altahabana, llegan las piezas por “buchitos”. “Ahora mandan unas juntas, y a los dos días se acabaron. Hay accesorios que están perdidos, por ejemplo, el reloj de 45 minutos de la reina, te puedo decir que hace tres o cuatro años que no entra…”

Ernesto Rodríguez Sánchez, mecánico de un taller de electrónica del municipio de Las Tunas, considera que “mucha gente tiene equipos rotos, pero no los traen porque les falta el dinero, en tanto otras familias acuden de nuevo al fogón de petróleo, a las balitas de gas…”

Aprecia que cada vez es menor el número de clientes que acude a solicitar esos servicios, en tanto otros están insatisfechos con estas prestaciones.

En la comunidad de Puerto de Manatí, incontables son las limitaciones de los propietarios de los más de 300 módulos de cocción de alimentos vendidos en esa zona. Lo confirman las palabras de Alberto Ramos López, delegado de la circunscripción 58 de ese sitio costero: “Aquí hay un tallercito con un técnico, pero casi nunca hay piezas, a pesar de que es grande la demanda de juntas de ollas y de resistencias para las hornillas eléctricas”.

Ello se contradice con lo expuesto por la directiva del MINCIN. “En el módulo de cocción existen solo cinco surtidos que en Cuba no tienen toda la cobertura de 30 días: son las placas de resistencia de la olla arrocera y de la multipropósito y una arandela de válvula de la olla de presión normal.

“Es decir, tenemos esas piezas, pero deben distribuirse en correspondencia con los casos pendientes reportados”, aclaró.

Mirurgia reconoció que los equipos ya duplican su vida útil, e incluso, algunos están en el tercer ciclo.

“Por eso insistimos en que la población acuda a los talleres y si no está la pieza que su equipo requiere se registre; eso es una deficiencia dentro del programa, no siempre todos los clientes lo hacen. Es importante que el recepcionista recoja los datos: dirección, un posible teléfono para después localizarlo…

“De hecho, si usted está registrado, cuando las piezas arriben al taller, ellos están en la obligación de avisarle, y a partir de ahí usted tiene 72 horas para acudir a la unidad y resolver la situación. Ese mecanismo tenemos que fortalecerlo.

“Son más de 23 millones de medios de cocción que están distribuidos a la población; prácticamente, todas las familias lo tienen. Pero, siempre hay lugares donde las cosas no se hacen como estaba previsto”, expuso. Reconoció que se deben buscar mecanismos más ágiles para distribuir lo que entra al país, de forma que llegue lo antes posible a todos los territorios y de ahí a los puntos y talleres.

En relación con los puntos de servicio, aclaró: “No todos tienen condiciones para almacenar cantidades de piezas, y prácticamente ha habido que dárselas para el día, hay problemas tanto constructivos como de seguridad. Repararlos es una responsabilidad de las administraciones de los territorios; hay provincias que le han dado un vuelco a ese tema y los han mejorado”, puntualizó.

Holguín, situación compleja

En la provincia de Holguín, una de las más pobladas del país, la situación es compleja. Doris Sabón Leyva, directora de la Empresa Provincial de Servicios Técnicos, Personales y del Hogar, informó que entre ollas multipropósitos y arroceras y hornillas eléctricas hay más de 7 mil 400 pendientes, en espera de alguna pieza.

Explicó a Trabajadores que en la actualidad no tienen respuesta para este problema, ya que la entidad se sobregiró en el plan anual de compras, ascendente a 14 millones de pesos, y no disponen de numerosos componentes fundamentales.

Las mayores dificultades se presentan con las resistencias eléctricas de los tres equipos y en especial las planas destinadas a las ollas arroceras, el cuerpo interior y el soporte de la olla multipropósito, que se rompen mucho y se agotaron desde hace tiempo.

Para paliar en parte el problema, la empresa holguinera realiza gestiones con entidades homólogas de otros territorios, en correspondencia con la estrategia nacional de mover piezas de un lugar a otro, e intensifica las labores de mantenimiento preventivo.

Rolando Vega, administrador del taller central de Holguín, expuso que “las piezas están llegando poquito a poquito, no contamos con un reaprovisionamiento completo, de modo que podamos reparar el equipo, al que por lo general se le rompen dos o tres cosas y entonces queda pendiente”.

Los problemas con la distribución es algo que realmente afecta, reconoció Mirurgia. “Tal vez al cierre del mes la provincia recibió todas las piezas que llevaba, pero en qué momento, quizás no llegó el día en que debía y eso hace que se creen baches.

Por otra parte, corroboró que existieron dificultades con los planes de solicitud de algunas provincias que se han sobregirado en el consumo de piezas, entre ellas Holguín. “Tienes que estar monitoreando para ver quién no las consumió para redistribuirlas”, añadió.

De acuerdo con el criterio de la especialista, es preciso perfeccionar los diagnósticos, de modo que cuando se reporten los equipos, hayan identificado las piezas que necesitan. También al hacer los planes prever cuáles son los aditamentos más demandados.

“Hoy las reparaciones son más complejas, ya el 100 % de los artículos de cocción vencieron el primer ciclo de vida útil, el 89 % de las ollas multipropósito están en el segundo ciclo, las ollas arroceras ya vencieron el segundo ciclo.

“Ello exige más piezas para su reparación, y por supuesto, incrementa el valor que las personas tienen que pagar para arreglar sus equipos, y es una realidad que no siempre se dispone del dinero que lleva esa reparación”, alegó.

Los buenos cuentan

Lorenzo Durán, quien lleva 25 años como mecánico, trata siempre de resolver los problemas de sus clientes.
Foto: Agustín Borrego

A pesar de las limitaciones, Lorenzo Durán, quien lleva 25 años como mecánico, trata siempre de resolver los problemas de sus clientes. Una de ellas, María de los Ángeles Martínez, expresó que él es su “ángel de salvación”. También Katia Cabrera valora el servicio como bueno, aunque no siempre puedan contar con la pieza adecuada.

Rogelio Piloto, mecánico de un punto ubicado en el Complejo Mónaco, en el municipio de Diez de Octubre, también tiene un trato especial con los clientes. Elsa Payret ha acudido ahí en dos ocasiones y siempre ha salido complacida.

Ha tenido suerte, en ello tiene que ver la amabilidad y profesionalidad de Rogelio. “Si no tengo la pieza, trato de ubicarla en algún lugar cercano, le indico bien cuáles son los precios y los derechos que tienen, incluso la garantía, que está muy claro en el vale que le damos”, dijo.

La experiencia fue diferente con el operario del punto ubicado en la calzada de Diez de Octubre. Amén de no tener piezas, el mecánico se negó a dar su nombre a las reporteras.

Por su parte, el tunero Orlando Rodríguez Carmenate opina que la información no siempre es clara. “Hablaron muy bien del abastecimiento de piezas y de los mecanismos creados para atender las necesidades, que incluyen las gestiones en los propios talleres sobre la ubicación de lo solicitado para orientar a la gente. Eso no se ajusta a la realidad”, sostuvo categórico.

Rogelio Piloto siempre entrega el vale al cliente.
Foto: Agustín Borrego

Desde Las Tunas, María Teresa María Salgado, especialista Comercial de la Empresa de Servicios en la provincia, valora que “es indudable que las cosas han mejorado” y en algunos casos más que la falta de recursos “es la mala actuación del hombre o la mujer en los talleres, que incumplen el encargo estatal de contribuir a la localización en cualquier taller del municipio y de controlar y reportar la demanda para actualizar el sistema de reaprovisionamiento”.

En tanto, Yaniel Sosa Maceo, jefe de departamento en la Empresa Comercializadora de Equipos, Piezas y Accesorios Electrodomésticos que atiende esta actividad en la región oriental desde Camagüey, pondera las producciones nacionales de cables de línea y de recipientes internos con tapas de ollas arroceras como muestras de la voluntad estatal encaminada a buscar soluciones propias a esos retos.

La directora del MINCIN expresó que en estos momentos se está actualizando la política de cocción, lo cual se informará oportunamente. Por otra parte, añadió que la industria nacional trabaja en la producción de determinadas piezas, lo cual posibilitará que en lo sucesivo se incremente la disponibilidad para todos estos equipos.

Entre ellas se encuentran las resistencias, y en ello influirá la fábrica de resistencias eléctricas que ya existe en el país: “Pensamos que el 100 % de estas no haya que importarlas; además hay otros aditamentos como juntas para las ollas de presión eléctrica y de presión normal, las juntas de los refrigeradores que ya se producen el territorio nacional”. expresó.

 Con la acción de todos

Las indagaciones corroboran que existen múltiples insatisfacciones, algunas más allá de los desabastecimientos, pues a veces los necesitados encuentran en puntos callejeros de reparaciones, a precios superiores a los ya muy altos en el listado oficial, determinadas piezas que llegan y salen muy rápido de los talleres instituidos por el Estado.

En relación con ello, Mirurgia reconoció que “el programa está muy asediado, es víctima de esas ilegalidades. A cada provincia le corresponde tomar medidas para que eso no suceda. Hay que incrementar el control de la administración porque las piezas tienen un solo canal, de la empresa central a los talleres. La primera responsabilidad es de los jefes, tanto en el taller como en la empresa. Y si en cada territorio se suma la acción popular en el control de este programa, se puede enfrentar”, subrayó.

Solo la eficaz conjunción de los factores humanos y materiales evitará el retroceso de un programa que se apreció como una solución de futuro y en la inmensa mayoría de los hogares cubanos fue bien recibido, principalmente por las mujeres, quienes vieron borradas las huellas del hollín, del petróleo, el carbón o la leña en los sitios más recónditos, hasta donde llegaron estos beneficios.

Compartir...
Salir de la versión móvil