Médicos de cifras y controles

Médicos de cifras y controles

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Por: Gretel Díaz Montalvo y Ramón Barreras Ferrán

Máster Elena de la Paz Cornell. Foto: Leandro Armando Pérez.
Máster Elena de la Paz Cornell. Foto: Leandro Armando Pérez.

“En mi familia no había nadie relacionado con la Contabilidad. Entré por embullo a la Escuela de Comercio y en el segundo curso, con 17 años, comencé a trabajar. Mi padre no quería que fuera así, porque él prefería que terminara la universidad. Entonces hice un simulacro de huelga de hambre (porque en la calle sí comía), para que me permitiera mantenerme en el empleo”.

La Premio Nacional de Economía 2006, en la especialidad de Auditoría, Elena de la Paz Cornell Galera es así como recuerda sus inicios en esa complicada ciencia. La camagüeyana ostenta un reconocimiento bastante escaso en las provincias orientales (y también en otras), pero muestra a su vez, una sencillez que emula con los cerca de 46 años de experiencia que tiene como especialista del sector económico.

El 2 de mayo de 1963, según rememora, comenzó su vida profesional como auxiliar de Contabilidad y Economía, especialidades que desarrolló durante las dos siguientes décadas.
“Ya llevaba un tiempo trabajando cuando comencé la universidad en un curso que llamaban vespertino—nocturno. Fue difícil porque tenía dos niños, pero Marcelino, mi esposo, me ayudó mucho”.

Ella mezclaba trabajo, casa y familia con las clases. Aun así la superación constituía una meta, por lo que matriculó en la primera versión de la Maestría en Contabilidad Gerencial que se hizo en Camagüey.

Cuando se creó la Oficina Nacional de Auditoría (ONA) se convirtió en la directora de la correspondiente al territorio agramontino, hasta que surgió el Ministerio de Auditoria y Control. Después ocupó una plaza técnica: Auditora Gubernamental Superior.

¿Qué hace un auditor?

Revisar que todas las operaciones económicas que realiza una entidad y registra y procesa el contador, estén realmente sustentadas por lo documentos primarios que corresponda, que se haya contabilizado correctamente y que se cumplan las leyes y disposiciones.

Es por eso que para ser un buen auditor resulta necesario haber comenzado desde ‘abajo’, haber visto bien cómo son todos los procesos, todas las operaciones, para después poder juzgar. Pero  primero que todo tiene que ser justo, porque si el controlado es un familiar y está mal, ¡está mal!, y si es un desconocido y está bien, ¡está bien!

Además, debe tratar siempre a las personas con una sonrisa y el mayor cariño.

¿Es en esa función profesional dónde radica su importancia?

Sí, porque la auditoría es fundamental, es una fotografía del momento y del lugar donde vas. El auditor le indica a los directivos lo que tienen que resolver.

Este trabajo permite prevenir las posibles dificultades que pueden presentarse. Por eso hay verificaciones del control interno para tratar de que funcione y coadyuve a que de verdad haya un examen riguroso en las entidades.

Pero en algunas no es una prioridad mantener extrema vigilancia en ese sentido.

En unos casos puede ser porque no han interiorizado la verdadera importancia del control y en otros, porque se estén favoreciendo; no se debe absolutizar. Sin embargo, la dirección que conoce lo que le va a garantizar el éxito, lo defiende, pero no en todas han concientizado esa necesidad.

El que quiere que su empresa avance, sea eficiente y tenga buenos resultados le da la mayor prioridad al control de los recursos y exige para que sean utilizados según el destino que les corresponde. De no ser así, resultará imposible que exista un buen funcionamiento.
 
Los equipos económicos no siempre son bien atendidos y eso conlleva a que las especialidades afines no resulten atractivas. Desde su experiencia, ¿qué opina al respecto?

Se escucha cierto temor con ellas. Por ejemplo, existe el falso concepto de que el auditor es ‘el malo’, el que llega solo a detectar los errores, cuando en realidad siempre le da prioridad a localizar, ayudar y advertir dónde están las fallas del control interno para que las resuelvan y no sucedan hechos tan desagradables como los delictivos.

Hay que verlo como el médico de la economía, el que trata de prevenir las ‘enfermedades’ y propone soluciones y medidas cuando son necesarias.

Para hacer las especialidades más atractivas deben darse mayor cantidad de charlas sobre la necesidad e importancia de tener más auditores, contadores, economistas… Ahora existe el empeño de lograr más espacio para esos especialistas, pero para ello, hay que exigirles con mayor fuerza a los directivos.

¿Cómo recuerda el momento en que conoció del Premio Nacional de Economía?

Lloré mucho. No lo esperaba a pesar de haber sido nominada durante varios años. Tampoco creía haber hecho lo suficiente para merecerlo, y aún no lo creo. Uno piensa siempre que hay gente más capacitada. Fue una emoción indescriptible.

Nota:

En el congreso constituyente de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba (Anec) se instituyó el 26 de noviembre como Día del Economista, atendiendo a que en igual fecha, en el año 1959, Ernesto Guevara de la Serna (Che) fue nombrado primer Presidente del Banco Nacional de Cuba.

La Anec está integrada por economistas, contadores, auditores, ingenieros industriales e informáticos, así como por otros profesionales que tienen una participación activa y directa en la actividad económica.

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