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Violencia contra la mujer: Sin vendas en los ojos

Acompañada del sofocante calor de  agosto, Maritza llegó a su centro  de trabajo con una blusa de mangas  largas. Varios de sus compañeros  bromearon con ella, pues no era  costumbre que utilizara ese tipo de  ropa, más bien sobresalía por los  ajustados pulóveres con que vestía.

La primera vez pudo justificarlo,  era pura novedad, pero cuando al  día siguiente volvió a la oficina con  una blusa similar a la anterior, una  de sus amigas no pudo contenerse y  le dijo: “¿Qué sucede contigo?”

Bajo la tela estaban escondidas  las huellas de los golpes que le había  ocasionado el esposo, un hombre posesivo,  que en sus momentos de ira la  emprendía de forma violenta contra  ella y luego, pasado el vendaval, le  pedía perdón y aseguraba que nunca  más lo volvería a hacer.

La historia contada no es única.  En medio de la calle, un hombre  agredía a una mujer, al parecer su  esposa; la gente miraba la escena  como si fuera una obra de teatro,  hasta que alguien intercedió para  defenderla. Uno del grupo comentó: “A ellas les gusta que las traten  así”. La anécdota es real.

Varias son las manifestaciones de violencia contra la mujer por razones  de género: puede ser física,  sexual, psicológica y económica,  entre otras.

Es cierto que en la sociedad  cubana, desde el propio triunfo de  la Revolución, la mujer ha alcanzado  protagonismo, con igualdad  de oportunidades; acceso a la educación,  salud, empleo, a puestos  de dirección. Sin embargo, no está  exenta de ese fenómeno que tiene  sus raíces en la herencia patriarcal  del pasado.

Tal como refieren los especialistas,  la violencia contra las mujeres es  una manifestación de las relaciones de  poder históricamente desiguales entre  ellas y los hombres, que han conducido  a la dominación masculina.

Para la mayoría de las personas,  el tema se ha visto como un problema  íntimo, que no debe trascender el  marco de la pareja. Todavía resulta  común escuchar “que entre marido  y mujer nadie se debe meter”.

Existen mitos que tienden a justificar  la razón del maltrato de los  hombres. “Son de naturaleza violenta”  o “Maltratan porque pierden  el control”. Hay quienes los estigmatizan:  “Son hombres de barrios  marginales”; sin embargo, está comprobado  que ello no depende del nivel  cultural del individuo ni del lugar  donde vive. Se ha detectado que  profesionales incurren en esos actos,  solo que de forma más callada, para  que los de afuera no se enteren.

Situaciones que a veces pasan  inadvertidas son señales de violencia: cuando el hombre critica a su  compañera en público sobre su apariencia  o la forma en que realiza las  tareas del hogar; cuando haga lo  que haga y él se irrita y la culpa.

Resulta que muchas veces las  víctimas se encuentran en posiciones  de subordinación y no se atreven  a enfrentar las consecuencias  derivadas al romper con el agresor  (dígase no tener un hogar propio).  Solo incentivando una cultura de  la no violencia sería posible salir de  ese vicioso ciclo.

En un trabajo publicado en la  revista Bohemia el 4 de marzo del  2005, bajo el título La espiral del  maltrato, la doctora Clotilde Proveyer  expresó la importancia de  “que la gente sepa que la violencia  es ilegítima y puede convertirse en  un delito. La información es poder.  Cuando las personas saben, pueden  decidir, desarrollar estrategias”,  aseguró la especialista.

Para Cuba resultó significativa  la creación en 1997 del Grupo de  Trabajo para la Prevención y Atención  de la Violencia Familiar, el  cual estuvo coordinado por la Federación  de Mujeres Cubanas(FMC) e  integrado por diversos organismos  e instituciones. Hoy la organización  femenina tiene en su centro la labor  preventiva, educativa y de atención  social en el tratamiento del tema.

La realización de talleres de reflexión  en la comunidad con los diferentes  segmentos de la población  femenina y la familia, y el actuar de  las casas de orientación a la mujer y  la familia a las que acuden aquellas  féminas precisadas de orientación o  ayuda son algunas de esas acciones.

Cada 25 de noviembre, instituido  por la ONU como Día Internacional de  la Eliminación de la Violencia Contra la  Mujer, la FMC intensifica acciones que  permitan identificar y visibilizar la violencia,  y desmontar progresivamente la  cultura patriarcal.

De hecho, lo importante ha sido  hacer no solo una jornada, sino un  actuar cotidiano, y en ese sentido  la campaña Únete, impulsada por  el Sistema de las Naciones Unidas  en Cuba, acompaña los esfuerzos  del país en la prevención y enfrentamiento  a la violencia de género,  especialmente aquella que se ejerce  contra las mujeres y las niñas.

Dar el primer paso es lo más importante

¿A dónde acudir?

Tolerar en silencio una situación de violencia no soluciona los problemas. Ante cualquier duda o caso de violencia,
busque orientación o ayuda en:
• Las casas de orientación a la mujer y la familia de la FMC en cada municipio del país.
• El médico de la familia o área de salud.
• La comisión municipal de educación sexual o el servicio de orientación y terapia sexual.
• Los centros comunitarios de salud mental.
• Las oficinas de atención a los derechos ciudadanos de las fiscalías municipales.
• Los órganos de la Policía Nacional Revolucionaria.

Tomado del folleto Violencia de Género, herramientas para la acción. Compilación de materiales de la FMC.

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