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Del jolgorio a la indisciplina

El entusiasmo de los vecinos ante el cambio  de imagen de la calle Colón, una arteria  principal de la ciudad de Las Tunas,  se ha trastocado en desesperación y disgusto colectivo. Así califica el lector  Carlos Reyes Leyva a lo que ocurre allí,  donde hubo una transformación urbanística,  muy bien acogida porque asemeja a un bulevard.

Este residente de la calle Ramón  Ortuño No. 100, entre Colón y Joaquín  Agüero, explica que la idea inicial era  colocar puestos de venta de trabajadores  por cuenta propia hasta el 24 de febrero.

Lo cuestionable es que, además de  extenderse en el tiempo esas actividades,  se han añadido otras que considera  inaceptables, en momentos que la sociedad  cubana ha sido instada a combatir  las indisciplinas sociales.  Reyes Leyva reseña que en agosto último  esas “ferias” comenzaron a ser organizadas  todos los sábados. Quienes viven  cerca pensaron que formaban parte del  programa para el verano; sin embargo,  permanecieron dos meses más.

Con su extensión también subieron  de tono y ya pasan de ser una mera  “actividad cultural”, convirtiéndose en  algo fronterizo con lo insoportable, debido  al alto volumen de la música y por  la fetidez del orine de los bebedores de  cerveza que evacúan su necesidad en  cualquier parte, amplía en la carta.

“Más leña” a este ambiente tan deteriorado  agregan los cocheros, que se  estacionan y no recogen las excretas  que deponen los caballos.

Por las líneas de su misiva percibimos  la desesperación de los vecinos de  este lugar de la capital tunera. De ahí  la validez de algunas interrogantes de  Carlos acerca de cómo es posible conjugar  cultura con bebidas alcohólicas  y música estridente, que solo llevan a  la indisciplina social. ¿Estamos ajenos  en Las Tunas a los planteamientos  de la máxima dirección del país  en cuanto a ese asunto?, concluye.

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