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Ursinio Rojas: Sindicalista digno de imitar

Ursinio Rojas 1Muchas veces Luis Martell Rosa y Luis Simeón Salinas habían escuchado nombrar a Ursinio Rojas Santiesteban, un destacado dirigente sindical, pero no fue hasta después del triunfo de la Revolución que lo conocieron personalmente.

En 1961, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz encomendó a Ursinio la formación del Sindicato Nacional de Trabajadores Agrícolas, para lo cual se le reforzó con jóvenes y experimentados dirigentes sindicales de base. Fue entonces que Martell y Simeón entraron en contacto con el veterano sindicalista, quien —afirman ambos—, influyó mucho en su ulterior desarrollo como cuadros.

“De él aprendí mucho. Era muy austero, a veces incisivo para que la gente resolviera los problemas de la mejor forma posible”, dice Martell, a lo cual Simeón agrega que “le gustaba mucho vincularse con los trabajadores, hablar con ellos, y cuando uno de estos planteaba un problema le daba seguimiento y nos exigía a nosotros hacer lo mismo”.

“Yo sufrí un accidente —explica Martell—, y casi a diario iba a mi casa para saber cómo estaba. La forma en que se preocupaba por mí me caló profundamente”. Indica Luis Simeón que Ursinio era un tenaz defensor de la política de Fidel y de la Revolución, y veía al sindicato como un baluarte en los resultados de esta, concretamente en la agricultura, de ahí que se preocupara mucho por todo lo relacionado con los programas de producción, de siembra…, e insistía mucho en ello.

“Hacía hincapié en que a los trabajadores había que convencerlos y tratar las cosas con ellos con mucha claridad. “Muy exigente, organizado, meticuloso, laborioso, no admitía incumplimientos y llevaba control de todo. Si se elaboraba un documento, lo revisaba al detalle, porque se empeñaba en que las cosas se hicieran bien y era intransigente cuando del cumplimiento de las tareas se trataba”, recuerda Simeón Salinas.

 Impulsor del Movimiento Millonario

Refiene Martell Rosa que para él constituye un honor haber trabajado junto a Ursinio, quien al levantar las banderas de Jesús Menéndez cuando lo asesinaron, lo hizo en momentos en que el movimiento sindical se encontraba dividido, y por eso lo admiró más.

Para Martell Rosa, “haber trabajado con Ursinio significó un gran honor”. Foto: Eddy Martin

Cuenta que Ursinio sabía reconocer cuando se equivocaba, y evoca: “Una vez me mandó a una zona del norte de Pinar del Río donde un grupo de nuestro sindicato cortaba caña. También lo hacía uno del de los metalúrgicos, que cortó más que el nuestro. Al informárselo, me dijo: ‘Oh, Martell, yo creo que tú no fuiste a ningún lugar y lo que fuiste es a pasear’. Aquello me molestó mucho, y como yo era un poco rebelde, le contesté: ‘Pues mira, si es que tú no confías en mí, me voy para el sindicato de donde vengo’.

“Me marché a mi oficina, donde los muchachos me aconsejaban calmarme. Al poco rato llegó Ursinio y, casi con lágrimas en los ojos, me dijo: ‘Martell, perdóname, eso que me ha pasado contigo ya me ha costado críticas’. Me conmovió ver cómo aquel veterano de las luchas sindicales me pedía perdón a mí, mucho más joven y menos fogueado que él”.

Martell, quien se desempeñaba como secretario de Asuntos Sociales, también comenta que cuando la prensa comenzó a divulgar la existencia de hombres que cortaban 700 y 800 arrobas de caña al día, la mayoría no lo creía y a Ursinio se le ocurrió hacer competencias por provincias para demostrarlo. La primera se realizó en el central Héctor Molina con la participación de Reinaldo Castro, entre otros. Allí estuvieron el Che, Carlos Rafael Rodríguez y, por supuesto Ursinio, el padre de la ‘criatura’.

“También prestó mucha atención al Movimiento Millonario, y se encontraba junto a Fidel cuando se puso en práctica, en un gran acto efectuado en Güines, en 1965, en ocasión de la primera selección de macheteros millonarios”, puntualiza.

Guardián de los recursos del movimiento sindical

Simeón Salinas, segundo de Ursinio en la dirección del Sindicato Nacional de Trabajadores Agrícolas, señala que este tenía un concepto muy claro acerca del control y uso de los recursos del movimiento sindical.

«Como secretario general, Ursinio logró que se elevara el salario de los trabajadores agrícolas y se reconociera su derecho al descanso» expresa Luis Simeón Salinas.

“En lo relacionado con el presupuesto era irresistible. Un día llegó a una oficinita, en un municipio, y le preguntó al compañero: ‘¿Y ese bombillo de 100 watt?’ Aquel le respondió que le estaba comiendo la vista, y él le dijo: ‘La vista no, el presupuesto es lo que se está comiendo!’. “Para los viajes a provincia, no admitía que un carro saliera con solo un dirigente, de ahí que elaboraba un programa y así garantizaba que el vehículo saliera lleno y fuera dejando a los cuadros en las provincias correspondientes.

“No se sometía a nadie y, como dirigente sindical se enfrentaba a quien fuera necesario. Veía al sindicato como un baluarte de la Revolución; y solía afirmar que si decíamos que los trabajadores estábamos en el poder, para que este fuera verdaderamente nuestro teníamos que tener resultados”, concluye Simeón.

Momentos

Ursinio Rojas Santiesteban nació el 9 de noviembre de 1913, en el central Tacajó, en Holguín. En 1929 comenzó a trabajar en el central azucarero del mismo nombre. En noviembre de 1933 asumió la dirección de la sección juvenil del Sindicato Nacional de Obreros de la Industria Azucarera. Militó en la Liga Juvenil Comunista y más tarde en Unión Revolucionaria Comunista (URC) —nombre del Partido Comunista en la clandestinidad—, posteriormente denominada Partido Socialista Popular (PSP).

En 1940 ocupó la secretaría general de organización de la CTC en la provincia de Oriente. Segundo de Jesús Menéndez en la dirección de la Federación Nacional de Trabajadores Azucareros (FNTA); desempeñó la secretaría general tras el asesinato de aquel, en 1948.

En 1951 pasa a dirigir el PSP en la provincia de Camagüey, y de 1955 a 1959 se desempeñó como responsable nacional del trabajo sindical del Partido; participó en la creación del Comité Nacional por la Defensa de las Demandas y por la Democratización de la CTC, y en la fundación del Frente Obrero Nacional (FON), primero, y del Frente Obrero Nacional Unido (Fonu), después.

Durante el XI Congreso de la CTC, en 1961, resultó electo secretario adjunto del comité ejecutivo, y secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores Agrícolas, cuya organización estuvo a su cargo. En agosto de 1966, en el XII Congreso, fue electo Secretario de Finanzas de la organización sindical. Presidió la Unión Internacional de trabajadores de la Industria Alimenticia, Café, Cacao y Tabaco, Hoteles y Restaurantes (UISAlimentación), de la Federación Sindical Mundial (FSM), de 1985 a 1991. Falleció el 18 de enero de 1994.

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