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Villas vacacionales: La fuerza de la razón

Las condiciones creadas posibilitan la diversión y el esparcimiento. En la foto la villa Perlazúcar, de Cienfuegos. Foto: Efraín Cedeño.
Las condiciones creadas posibilitan la diversión y el esparcimiento. En la foto la villa Perlazúcar, de Cienfuegos. Foto: Efraín Cedeño.

La incertidumbre sobrecoge los ánimos de no pocos trabajadores ante un ultimátum anunciado, pero no concretado aún: otro destino les espera a las villas vacacionales que posibilitan el descanso de parte de la fuerza laboral cubana. Un verano más acaba y deja tras de sí el sabor amargo de la espera, o peor, el “tal vez” que no desestima totalmente las posibilidades de gozar de una recreación merecida en la próxima etapa estival.

“Si esas instalaciones dejan de ser de los trabajadores, ¿a dónde irán después?”, cuestiona Idarmis González López, quien labora en el Sindicato de Trabajadores Azucareros (SNTA), en la provincia de Sancti Spíritus.

Ante no pocas preocupaciones, este semanario introduce el tema en busca de respuestas, hasta ahora varadas, o reflexiones oportunas.

¿Se irán con el verano?

La villa azucarera espirituana ha sido visitada por cientos de huéspedes desde junio hasta la fecha.
Foto: Vicente Brito.

Los meses de julio y agosto se asocian siempre a playa, sol, descanso y deseos de ponerse al margen de la rutina laboral que absorbe el día a día. Sin embargo, para nadie es un secreto que la estrechez del bolsillo reduce las posibilidades veraniegas.

Durante años, el aliciente más común de bastantes asalariados ha sido la posibilidad de hospedarse en instalaciones en las cuales sus entidades poseen capacidades asignadas para dar acceso a unas vacaciones sin lujos, pero con el esparcimiento garantizado.

Así, por ejemplo, solo la villa espirituana de los azucareros ha asumido la visita de cientos de huéspedes durante el verano y extenderá sus servicios hasta octubre, lo cual deja cabida para nuevas entradas entre las giras (cuatro días) y pasadías que oferta. “Los clientes pueden disfrutar de la piscina, la parrillada, la sala de juegos, los productos gastronómicos y de otras actividades que amenizan la estancia. Este ‘hotelito’ presta servicios de junio a octubre para que el personal de los dos centrales azucareros(Melanio Hernández y Uruguay), de las empresas provinciales de apoyo y las productoras de alimentos cuenten con un espacio recreativo al concluir la zafra”, advierte Gregorio Morales González, director de la villa.

Señala además que poseen 16 habitaciones dispuestas para 48 visitantes, y que la falta de mantenimiento perceptible en algunos de sus escenarios responde también a la indefinición de su objeto social futuro. “Ya tenemos algunos lugares dignos de reanimar, pero Azcuba no puede invertir en una construcción cuyo destino es incierto”.

Asimismo, Idarmis González López, responsabilizada con la atención al plan vacacional en el comité provincial del SNTA desde hace varios años, argumenta: “Mientras las instalaciones estén ‘en terreno de nadie’ aumentará el deterioro. Tengo conocimiento de que en el ‘hotelito’ se quemó un refrigerador y hay un televisor y algún aire acondicionado rotos. Imagínese, nadie arriesgará el presupuesto mientras no se defina la situación”.

Tales factores ponen en peligro la excelencia del servicio reconocida siempre por los huéspedes: “Aquí son exquisitos en la atención y la elaboración de los alimentos. Dejar de contar con esta villa significará no tener un sitio adecuado para disfrutar en familia”, sostiene Orelvis Medina, trabajador del central Uruguay.

Otras voces…

En la conferencia provincial de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) en la provincia de Cienfuegos, como parte del proceso previo a las sesiones finales del XX Congreso, Milián Rodríguez, secretario general del buró sindical de la unidad de atención al productor que abastece de caña al central Antonio Sánchez, en el municipio de Aguada de Pasajeros, transmitió el reclamo de todos los afiliados para que las villas azucareras (funcionan cuatro en ese territorio) mantengan la actual administración.

Y argumentó que fueron hechas con el dinero y el esfuerzo de los trabajadores azucareros, no constituyen un peso para la economía del país, son abastecidas por las propias empresas del sector y después de las vacaciones se convierten en centros de capacitación. (Una fuente nacional consultada para la elaboración de este trabajo confirmó esas afirmaciones).

“Lo hemos planteado reiteradamente, pero ha sido un reclamo sin respuesta”, subrayó.

En similares términos se pronunciaron poco después José Luis Pérez, dirigente sindical de Holguín, y Félix Díaz, de Cienfuegos, en la Primera Conferencia Nacional del Sindicato Azucarero. Este último indicó: “Creemos que esa decisión, que tiene carácter nacional, debe reanalizarse”.

También los cuadros y obreros de la fábrica de cemento Siguaney, en territorio espirituano, dieron muestras de preocupación en una misiva dirigida a Trabajadores.

En ella alegan haber participado en las discusiones previas a la aprobación de los Lineamientos y comprender la necesidad de transformaciones en el turismo, de modo que los cubanos pudieran acceder, con sus ahorros, a distintos lugares, entre ellos los hoteles. “Pues si bien es cierto que desde el punto de vista legal no está prohibida la entrada a estos, sí lo está desde el punto de vista real y objetivo, porque nuestro salario resulta insuficiente para satisfacer la gran mayoría de las necesidades individuales o familiares”.

La carta fue remitida en nombre de dirigentes sindicales y miembros de los núcleos del Partido y comités de base de la Unión de Jóvenes Comunistas de las empresas de Cemento, Mantenimiento y Asistencia y Servicios, de Siguaney, en elmunicipio de Taguasco.

Manifiestan además: “Nadie imaginó que pensaran quitarnos lo que muchos años y sacrificio nos costó(…). Nosotros construimos y financiamos la edificación de nuestra villa, ubicada en Trinidad (…). Surgió a partir de donaciones en efectivo realizadas por los obreros en la década de los años 70; la otra parte de lo recaudado le fue entregado a la CTC en el año 1986”.

Al concluir la misiva, los trabajadores taguasquenses añaden: “No creemos que sea el momento más adecuado para realizar dicha transformación en el 100% de esas instalaciones; aunque sí coincidimos en que se supriman todas aquellas que se escudan en ser un aparente lugar de descanso o recreo para los trabajadores y se destinan o utilizan con otros fines.

“Si sumamos todas las villas dispuestas para el disfrute de los trabajadores cubanos y sus familiares, incluidas las de las FAR y el MININT, nos atreveríamos a decir que son decenas de miles los hombres, mujeres, niños y jubilados que se favorecen con esa opción recreativa, única posibilidad de esparcimiento durante todo un año de arduo y difícil quehacer”.

La economía cubana necesita una revitalización inmediata y por ello la máxima dirección del país proyecta no pocas transformaciones, entre las cuales ha estado la eliminación de las gratuidades, los servicios subsidiados y otros “beneficios” que no llegaban a la mayoría de los trabajadores.

No obstante, y a pesar del oxígeno que necesita el entramado económico actual y de la conciencia adquirida acerca de esa realidad, algunas medidas merecen análisis más concienzudos.

La experiencia demuestra que no siempre resultan felices las decisiones de unificar en una sola entidad o sector las instalaciones destinadas al alojamiento y la recreación. ¿Cuántas permanecen cerradas a lo largo y ancho del país por el deterioro debido a la falta de mantenimiento, el descuido continuado y una deficiente administración por parte de empresas con insuficiente financiamiento para mantenerlas activas y con las condiciones requeridas?

Siempre resulta prudente tener en cuenta la fuerza de la razón, de la sensatez. Tantas voces no deben estar equivocadas.

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