De Empresas, Lucas y otros demonios…

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Por Oni Acosta Llerena

Fotograma del video clip El Chupi Chupi, de Osmany García

Hace días que estoy por escribir este artículo, y cual trabajo del más exigente orfebre lo he redactado más de un millar de veces en mi cabeza, tratando de buscar las palabras exactas, sin temor a equívocos, tratando igualmente de no herir innecesariamente, y lo más trascendental: lograr ser objetivo desde mi punto de mira. Y es aquí donde la ola se rompe, pues con sana y necesaria franqueza, la objetividad en el ejercicio de la crítica es una cuestión bien cuestionable, al menos para mí.

Mucho se ha hablado, y se seguirá haciendo, sobre la música cubana y su ¿matrimonio? con los medios de comunicación en nuestro país. Y pregunto, ¿reflejan nuestros medios, al menos los más populares (radio y TV) la grandeza de la música que nos une? Mi respuesta es no, sin vacilar, pero tampoco he sido el descubridor del fenómeno en cuestión; más allá de uno, dos o hasta tres culpables, valdría la pena repensar si lo que estamos validando hoy, no se convertirá en el fatal boomerang del futuro, culturalmente hablando.

Hace unos pocos días, conocí a través de un amigo y artista argentino, la disposición judicial y aduanera en la Argentina, que regula sobre la salida del país del instrumento musical más típico en su historia musical: el bandoneón. Es decir, no puede sacarse así como así un bandoneón de aquel país, sin debidas y justificadas razones, ya que eso atentaría en contra de su cultura popular y, por ende, podría significar a largo plazo, un cáncer cultural que dada mi comparación, tendría efectos irreversibles para los creadores de la milonga y el tango. Dicho de otro modo: tango y milonga se quedan ahí, donde pertenecen por derecho propio, junto a Piazzolla y Gardel, quien quiera verlos tendrá que ir, irremediablemente.

En los grandes y pequeños shows turísticos de la mayoría de los países sudamericanos, con honda tradición folklórica, se consume Merengue, Plena, Bomba, Vallenato, Cumbia, Calipso, Rancheras, Reggae, Salsa, Joropo, Bolero, Danzón… Si comparamos, la respuesta que muchos de Uds. darán al respecto no atentará contra la mía.

¿Entonces qué pasa en Cuba? ¿Por qué esta total indiferencia cultural y mediática?

Creo que habría que analizar, en primer lugar, el hecho de la pirámide social cubana, la cual está invertida —desafortunadamente— desde hace unos pocos años, y que más allá de dañar el bolsillo del cubano profesional y trabajador, repercute de forma introspectiva y retrógrada en la formación de verdaderos valores artísticos. ¿Quiénes frecuentan los centros nocturnos cubanos? ¿Acaso médicos, periodistas, poetas, ingenieros, profesores, ejecutivos? Sabemos que no.

¿Hacia quiénes van dirigidos los chistes de sub-mal gusto de muchos de estos lugares? No hay que dedicar cinco o seis largos años de carrera para darse cuenta del fenómeno en cuestión, como tampoco de una lamentable regla entre la oferta y la demanda: el que paga manda. Y aquí radica uno de los puntos neurálgicos del problema, pues desde esos malos chistes, la decoración y hasta la mala música ofertada en disímiles lugares, los mismos están diseñados para satisfacer a aquel cliente de bajo nivel, que quiere verse reflejado en cada una de esas propuestas y, donde, por desgracia, es mayoría la que asiste. Paradójicamente hay una minoría que asiste pero como grupo minoritario, no dicta sus patrones culturales y de gusto; es la misma que levanta día a día el sueño de país que queremos mantener. Es por ello que la marginalidad, la “guapería”, las malas palabras y demás, repletan la inmensa mayoría de los centros nocturnos de La Habana.

Otro factor a tener en cuenta, es la no presentación en hoteles (al menos en La Habana, donde vivo) de orquestas bailables de primer nivel. ¿Qué propuesta cultural como país le hacemos a quienes nos visitan buscando desesperadamente la Isla de la Música, si no la hay en sus hoteles? ¿Será verdaderamente corrupto? ¿No hubiera sido inteligente derogar también esa absurda y anacrónica prohibición? Músicos cubanos recientemente nominados al Grammy Latino, como Eliades Ochoa y Van Van, inalcanzables ejemplos de cubanía y autenticidad, ¿no pueden tener un show en alguno de estos conocidos e importantes hoteles? Ahora bien, si me dijeran que por el contrario, estos artistas no actúan en hoteles pero que el visitante los puede encontrar en otros espacios, me estarían haciendo el mejor cuento para niños jamás escuchado. ¿Quiénes inundan los mejores espacios nocturnos de la ciudad? No son los Van Van, ni Aragón, la Camerata Romeu, ni Yoruba Andabo, ni Ernán López-Nussa, ni Anacaona… por desgracia. Es penoso y vergonzoso recrearse leyendo en alguna publicidad callejera en cualquier esquina de La Habana los impronunciables nombres de quienes actúan en nuestra ciudad, salidos quizás del imaginario creativo de Jim Henson; creo que nada tienen que envidiarle a la saga de los Muppets aquellos que se inmortalizan en lo nocturno de nuestra ciudad.

Por mi trabajo, recibo a diario muchísimos demos de diversos proyectos de cualquier parte del país. Casi todos tienen una fatalidad mortal: no tienen empresa. Trova, Danzón, Jazz, Clásica y más, se derrumban ante la pujante selección natural de las especies, llevada a cabo por nuestras entidades, por desgracia… Como normativa para evitar el intrusismo profesional, se llegó al acuerdo de que en los medios de difusión cubanos no podrían ser entrevistados aquellos músicos que no pertenecieran a ninguna empresa artística, o centro de la música. Válido, para preservar nuestro patrimonio, ¿pero otro cuento de hadas? ¿Cómo es posible que graduados de escuelas de arte lleven años tratando de pertenecer a una empresa, para poder trabajar y ser entrevistados para difundir su arte, y no puedan? Pero el fenómeno se torna más preocupante cuando todos los cubanos vemos a diario con bombos y platillos en TV u oímos en la radio, a Rin Tin Tin el Látigo del Diezmero hablando de su nuevo video clip, la grabación de su nuevo CD y un concierto en el Salón Rojo del Capri, y ¡con empresa además! Es entonces cuando lo que se creó para buscar justicia y equidad, se torna un lastre, un freno, un antro de vicios y contradicciones para con la música genuinamente cubana. ¿Saben Uds. con qué vergüenza debo decirle a un excelente trovador de Ciego de Ávila que no puedo llevarlo a mi espacio de TV, porque no tiene empresa? ¿Saben aquellos que torturan a la música cubana cuánto esfuerzo le llevó a la Revolución formar un músico, para que no pueda formar su propio proyecto con calidad? Valdría la pena debatir si estamos abogando por el facilismo, por el no paso por escuelas de arte, o si estamos proponiéndole a los jóvenes que el camino más fácil será recompensado…

Otro punto es la visualidad, el hecho que pasa inadvertido para muchos, o al menos eso parece. Hace unos meses se desató una polémica en torno al compositor Osmani García, a raíz de un tema suyo llevado a cuanto termómetro televisivo apareció en su camino, pero ¿fue Osmani quien organizó esta campaña? ¿Es Osmani García dueño de los medios de comunicación de nuestro país? Hasta ahora creo que no, si no han cambiado las cosas. Pero el garrote cayó sobre Osmani cual feroz espada de Damocles, en él se expiaron todas las culpas habidas o por haber, como reza el dicho. Ojo: zapatero a su zapato, por lo que no debe culparse al autor en cuestión de que su tema fuera divulgado hasta la saciedad en los medios, ¿por qué entonces botamos el sofá en este caso? ¿Quién permitió y autorizó la salida en TV de ese tema, el propio Osmani? ¿Quién sacó de contexto un clip cuya pretensión era ser exhibido en lugares específicos para un público reducido y adulto, y no en la TV nacional? Cuidado, no confundamos responsabilidad y ética con ignorancia, ni nos limpiemos de polvo y paja como si el clip hubiera llegado solito y caminando al master para ser transmitido, y se hubiera insertado él mismo y sin ayuda de nadie en la máquina reproductora. Pero a estas alturas, otro cuento de hadas no vendría nada mal…

Pero así sigue sucediendo, y no cambia nada. Muchas casas discográficas se quejan de la desleal competencia audiovisual; de hecho muchas están produciendo DVDs de conciertos, documentales, más no videos clips, en respuesta —quizás— a la sequía de premios que han obtenido en los Lucas por años. ¿Es justo que veamos y consumamos lo que no nos representa, ni es grabado por las disqueras cubanas? ¿Es fidedigno el panorama audiovisual que nos ofrece nuestra TV con lo que suena realmente en Cuba? Por supuesto que no. ¿Por qué prohibir un clip como Ser de sol, de Buena Fe, acaso las telenovelas cubanas no abordan ya la homosexualidad como si viviéramos en Holanda?

Alguien dijo recientemente que la mayoría de los clips cubanos reflejan cubanía… y discrepo. La mayoría de estos aluden a escenarios nada cubanos, ni realidades: el uso exacerbado de la violencia visual como código bien arraigado en culturas ajenas son parte del cliché que martiriza al clip en Cuba, como escenas de mafiosos con guardaespaldas, ¿o debía mejor decir que son copias idénticas del trabajo de músicos como Don Omar o Wisin y Yandel? No creo que el uso de sobretodos, gabardinas, chaquetas de cuero, armas, el crudo invierno, la calefacción, escaleras de incendios y demás, definan nuestra insularidad y nuestro ardiente verano y potencien al clip cubano como una verdadera reafirmación cultural. Por supuesto, hay propuestas bien robustas en cuanto al desarrollo de otro lenguaje visual, justificado, con una fortísima dirección de arte, y de actores, pero son las menos exhibidas, las menos vistas.

Es menester saber que músicos de amplísima trayectoria como Rubén Blades, afirman que miran la música cubana con respeto; así lo dice igualmente Gilberto Santa Rosa, lo dijeron en su momento Ralph Mercado y Tito Puente, lo confirman Julieta Venegas, Zucchero y Fito Páez ahora en La Habana. Lo plasmaron hace más de una década Win Wenders y Ry Cooder. Diego el Cigala lamenta no ser cubano, y Herbie Hancock reverencia a Chano Pozo y a Chucho Valdés. Fernando Trueba no niega su amor por nuestra música, y Claudio Abbado no puede dirigir sin que haya cubanos en sus orquestas… ¿por qué entonces, sabiendo de estas y otras anécdotas, miramos hacia fuera y no hacia dentro? ¿Tendrá razón Buena Fe cuando afirma que tiene un catalejo que mira hacia la Luna y Plutón, pero no puede ver su meñique del pie?

Hay quienes juegan con fuego cuando de música se trata, pero recordemos quiénes salen corriendo primero del barco cuando este se hunde…

(Tomado de Cubarte)

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7 comentarios en De Empresas, Lucas y otros demonios…

  1. Es muy bueno el artículo; pero el problema de la música cubana es de atrás , se hacen las críticas y no se toman acciones para contrarrestrar los daños que se le hace a nuestra identidad cultural .El pueblo cubano comenta esta situación con dijusto .Exhorto a las entidades y organismos que tienen que ver con el buen funcionamiento de la divulgación de las verdaderas tradiciones de cubanía a que tomen medidas que reviertan la situación existente ,se nos debe dar una respusta y no más crítica.

  2. veo que se están dando pasos importantes en la cultura, como el de hacer una cooperativa del Centro Promotor del Humor, sería bueno que eso llegara a los Autores Musicales, que la ACDAM se convierta en una Sociedad de Gestión como las demás en el mundo y dentro de ella crear una Fundación que se encargue del desarrollo de los autores, de esa forma ganará la Música Cubana, teniendo encuenta el lineamiento que plantea que las Unidades Presupuestadas que puedan autofinanciarse pasen a empresa, creo que sería bueno hacer algo en bien de los autores que son en realidad los dueños del dinero que se recauda

  3. Es muy bueno tu artículo y muy atinada su publicación por este órgano de Prensa. Nos quejamos a diario de la calidad de las Propuestas culturales que nos brindan los medios de difusión, coincido contigo que ellos son responsables de lo que ponen y debe haber una política en cuanto a eso, por otro lado siempre he criticado esa medida de darle acceso solo a los Músicos pertenecientes a alguna institución, creo que haber tenido tantos músicos empíricos que tanta fama dieron a nuestro país es un ejemplo que la música no debe estar sujeta a ataduras, creo que tanto para la difusión como para su trabajo debe haber igualdad de derecho, tengase en cuenta que estamos hablando de música popular, debe haber competencia en igualdad de condiciones y que sea el público quien los haga perdurar, quien decida si se contratan o no, Cuba está llena de agrupaciones que ya nadie oye y que trabajan, porque los programan y hay que tragarselos o por otros mecanismos que no voy a mencionar, pero muchos conocen, la calidad de sus propuestas es la que en relidad debe abrirles paso, en cuba los músicos no se retiran y si lo hacen sus hijos heredan la agrupación y no hablo de los casos felices y más populares, sino de los que atormentan, de igual manera la ley no es pareja, mientras en la habana se puede hacer un grupo como » Mucho Ruido» que hacen honor a su nombre, en oriente una buena agrupación puede pasar años para hacerse profesional o perecer en el intento, asi como hay diferencias a la hora de difundir la música de algunos como los cubanos que vienen del exterior, como el tumbador de Wena Honda que vino de España ( de visita ) y le dedicarón un programa completo en Radio Taino y otros como David Torrens, Kelvis Ochoa, Raúl Paz o Decemer Bueno, que está bien que los difundan ( Son muy buenos ) , pero porque a los del patío que no tienen empresa no le dan esa posibilidad. Por otro lado está el tema triste de la producción, las disqueras cubanas por lo general exigen lo mismo debes ser profesional o cuando menos pertenecer a la AHS, te queda la producción independiente, que por un tema de presupuesto favorece la producción de regueton, una armonía simple, un ritmo más simple todavía y a ponerle letra, llegan a las emisoras, hacen lo que deben hacer y ya estas en la radio y la TV todo el día, eso por no hablar del precio de los instrumentos, ni de los directores de orquestas que solo montan su repertorio y no dan chance a los Autores Músicales o compositores con obras muy buenas, porque para trabajar no necesitan de un buen repertorio, con lo otro es suficiente, de carnaval en carnaval martirizando al pueblo, hay mucha tela por donde cortar, pero me alegra que se hable del tema y el hecho de haberlo publicado aqui es seña de que se le está dando atención, espero que esas prohibiciones desaparezcan por el bien de nuestra ilustre música cubana ( si no en unos años tendremos que cambiarle el nombre )

  4. Excelente artículo pero soy pesimista al respecto. Ojalá no fuera así (ni la realidad ni mi pesimismo).

    Seré breve
    Como muchos no tengo la últimas palabra, ni siquiera una posible solución, es muy complicado de explicar y de resolver, pero lo seguro es que las consecuencias serán fatales (fatal boomerang del futuro).

    Mencionas tres cosas fundamentales (además de hablar de una pirámide que bien conocemos).

    Poder económico
    Poder mediático
    Y nivel cultural

    Esas son las fichas que hay que saber jugar y poner en su lugar.

    Sin que nadie se ofenda los culpables (que creo que son personas, no instituciones ni leyes) tal vez ni entiendan mucho de lo que mencionas o ni siquiera conozcan a Rubén Blades, Gilberto Santa Rosa, Ralph Mercado, Tito Puente, Julieta Venegas, Zucchero, Fito Páez , Win Wenders Ry Cooder, Diego el Cigala , Herbie Hancock , Chano Pozo ,Chucho Valdés, Fernando Trueba , Claudio Abbado ni a otros tantos.

    «Sapateros a sus sapatos»

    ¿Qué valor tiene toda la cultura cuando la experiencia no nos conecta con ella?
    Walter Benjamin

  5. Excelente artículo Oni, abordas muchos temas que merecerían ser investigados y debatidos publicamente. Peliagudo es, por ejemplo, el de las empresas de la música. Creo que ellas están desfasadas y necesitan, de manera urgente, cambiar su filosofía y sus mecanismos económicos Sé de varios artistas a los que nos interesa pertenecer a ninguna de las empresas existentes y agumentan varias razones, las más fuertes son de indole económica y de corrupción.
    Creo que en este caso, como en el de la producción de audiovisuales, la realidad ha desbordado lo escrito, lo previsto. No me parece atinado seguir atando a los músicos a la circunstancia de pertenecer a una empresa o no para que puedan comercializar su arte sin el agobio de rozar la ilegalidad. Como tampoco es posible pedir que los videos clips sean facturados (o siquiera producidos) por alguna institución estatal. La función que corresponde a la televisión nacional, y al resto de los medios, es tener responsabilidad absoluta con lo que difunde. De la producción se pueden encargar otros, lo que no es negociable es la función social de los medios públicos y su compromiso ético con lo mejor de la cultura nacional.

  6. Excelente tu comentario, espero que quienes suelen «definir politicas» o ciertas politicas tengan en cuenta tu apreciacion. Como no estoy comprometido, ni con musicos, ni cn ningun medio de comunicacion, solo expreso ideas. Me interesa, eso si que al menos alguien se tome el trabajo de tener en cuenta que dentro de la diversidad existen multiples opiniones, no siempre coincidentes. Soelmos ir, de un lado al otro, vivimos en medio de vaivenes, asi es nuestra vida, pareciera que ese es «nuestro destino». La musica nuestra es algo que llena de gozo, extraordinaria…Navegamos en un mar de infinitas posibilidades, ellas nos permiten ir de manera casi automatica, recorriendo diversos entornos. Gente que ha «descubierto» nuestra musica – me refiero a la tradicional, pero que aprecian a Van Van, a muchos de los que hoy hacen crucero y llevan su sonoridad a muchas partes de este mundo globalizado. En la «seria Europa» se recnoce muy mucho todo lo que en ritmos y riqueza armonica tiene el pais. Ciertamente esa intensidad ha disminuido un poco en los dos ultimos anos, es algo que he observado, sin embargo, aun se mantiene ese vigor, esa fuerza que arrolla gente y les mueve, les da algo que hasta hace poco era desconocido.

    En los ultimos tiempos se ha producido un interesante fenomeno – en mi opinion de facil manejo, facilista y poco convencional, pero que resulta realmente atronador, la presencia de reguetoneros, que o de los que aun me pregunto donde esta y que tiene. Algunos me responden diciendo que en el se expresan ideas libremente. Bueno yo creo que libremente se pueden expresar ideas multiples poniendo un poco de mas empeno cualitativo, y que todas las musicas por ejemplo lo permiten; por ejemplo cuando se construye cada verso, y no pongo ningun ejemplo pues todos los conocemos.

    Desconozco muchas de las razones porque nuestras emisoras y la propia TV se empenan en desconocer el èroducto nacional neto que se ofrece. Hay musicos cubanos que no se escuchan y que han sido cnocidos y su fama viene hasta del extranjero, dnde por su propia calidad se han creado una aureola bien merecida; D. Bueno, por ejemplo. Otros que en nuestro propio patrio tienen que «navegar» por sombrios parajes, hasta que «alguien » se acuerda de su existencia.

    No me he impuesto hablar de lo que es lo tradicional, para que nadie imagine que me voy por esa via, aunque hay que reconocer que esa es la via, a la que se llego y abrio el camino…NO se trata de poner en la radio programas recordando musicos de ayer, bien merecido ademas que se lo tienen, se trata de que incluso algunos intepretes de hoy, pero que hacen cosas de antano, desaparecen como por arte de magia. Yo al final creo que hay mas, hay hasta corrupcion en los medios que hacen por hacedores tontosm que ellos no aparezcan, no se trata solo de Eliades Ochoa y el Carteto Patria, o Pancho Amat y el Cabildo del Son. Es mas profundo el problema.

    Referente a los Clips, yo creo que no se crea nada, mas que todo se copia y se ha dado por creacion, porque hasta los propios estereotipos, la vulgaridad, el papel a veces tan apestante que desempena la mujer como hembra, las frases utilizadas y la de tonterias a veces encubiertas y otras de manera brutal, quiere ver una prueba, fijese, tome un grupo de ninos y se dara cuenta de ello.

    Doy gracias por este articulo.

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