Icono del sitio Trabajadores

El motor “revivido”

motorDesde hace más de cuatro décadas la vida laboral de Narciso López Linares ha transcurrido entre buques. Sin ser marino, los conoce muy bien, sobre todo en materia de motores; no importa cuán difícil sea la encomienda ni el tiempo que le ocupe hasta lograr el éxito que espera.

Es hombre de voluntad y lo ha demostrado con creces en los talleres de la empresa de Astilleros del Caribe (ASTICAR) en el puerto de La Habana.

Hasta ese lugar llegó una embarcación de 108 metros de eslora (largo) catalogada de mediano porte para carga que requería de una reparación general.

“La misión consistía en recuperar el motor principal. Había que llegar al ‘corazón del barco’ —un equipo de combustión interna DEUTZ, de 4 mil caballos de fuerza y 430 revoluciones por minuto que ya no se fabrica en el mundo—”, afirma Narciso.

Como presidente de la ANIR en su colectivo asumió la encomienda. “Cuando lo analizamos de manera colegiada entre mis compañeros del astillero nos percatamos de los desajustes y problemas que presentaban el cigüeñal, la bancada y otras dificultades técnicas.

“Pensé que no era imposible cumplir con lo que solicitaba el cliente que acudió a ASTICAR, aunque se trataba de algo complejo, bien difícil. Recibimos tres motores de combustión interna de embarcaciones fuera de servicio en el país, observamos sus condiciones técnicas y se utilizó un block, instalamos un cigüeñal largo con su eje intermedio e hicimos otras adaptaciones hasta conformar y acoplar la máquina principal, es decir, el corazón del buque.

“Se dice rápido, pero era la primera vez que se realizaba semejante trabajo aquí”, recuerda Narciso al relatar la envergadura de la labor a la hora de extraer el motor destinado a la recuperación, por la cual obtuvo el Premio al Innovador con resultado de mayor impacto económico y social, correspondiente al 2012.

Hubo otros compañeros que entregaron sus ideas también, recalcó Narciso, y menciona a los ingenieros Jorge Lo Tamayo, ya jubilado, y Félix Mejías Bocourt, los mecánicos Ángel Villasante, Miguel Carrio Polledo, Orestes González, y David Sánchez Padín, como jefe de proyecto.

El motor “revivido” presta servicios. La importación de un modelo similar tiene un valor superior al millón de euros, sin incluir la transportación a Cuba y adaptación en la nave. “La reparación en el astillero tuvo un costo de 311 mil 296 pesos en moneda nacional y unos 77 mil CUC”, plantea Narciso, quien entre los reconocimientos recibidos ostenta la condición 8 de Oc tubre, máxima categoría que confiere la ANIR a sus asociados.

Compartir...
Salir de la versión móvil