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Estocadas a muerte en Pabexpo

Villa de La Habana. Foto: César A. Rodríguez
Villa de La Habana. Foto: César A. Rodríguez

Por Sandra Madiedo Ruíz, estudiante de Periodismo

Hombres enmascarados con las rodillas flexionadas asaltaron al recinto ferial Pabexpo, al oeste de la capital cubana,como cada año desde 1986, para competir en la Copa del Mundo de Florete Villa de La Habana (masculino) y el Grand Prix de Espada (femenino).

Esta edición se caracterizó por estocadas rápidas y duelos a muerte. Tampoco faltarton el consejo certero de los entrenadores y el grito preciso de los campeones.
En la espada femenina brilló la rumana Ana Branza, tercera del ranking mundial, quien venció a la húngara Smese Szasz. Las integrantes de la selección cubana quedaron rezagadas, aunque  Diamelis González (eliminada en la ronda de 32) venció sorpresivamente a Rossella Fiamingo, quinta  del escalafón internacional con 157 puntos.

En el florete individual dominó el norteamericano Race Imboden tras superar en un disputado duelo al italiano Giorgio Avola. El equipo ruso le ganó a Estados Unidos en la modalidad  por selecciones.

Los locales presentaron un joven equipo,liderado por Michael Carty y Jesús Delgado García, pero no pudieron avanzar ni en singles ni por conjuntos. No osbtante, “lo  más importante es que combatimos y aprendimos de los mejores del mundo, pues así conocemos cómo se encuentra el nivel técnico”, comentó Carty.

Eduardo Johns, entrenador del equipo masculino de florete y exhaltado al Hall de la Fama de la esgrima, opinó: “Es una selección sin puntuación en el ranking y ello la obliga a competir contra los mejores. El objetivo trazado para el certamen se cumplió: combatir contra las estrellas de la disciplina”. Rigoberto Morejón, presidente de la Federación Cubana de Esgrima, afirmó con orgullo que este es el único certamen con sede en Cuba al que durante 28 años han asistido los mejores del planeta.

Gran nivel, elegancia y oficio se apreciaron en ambos eventos habaneros. Los certámenes dijeron adiós y en el vacío salón quedó el recuerdo del sonido de los aceros, pero la promesa de volver se cumplirá el próximo año cuando por vigésimonovena ocasión lleguen a La Habana grandes exponentes de la esgrima mundial.

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