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¿Arreglos o desarreglos?

A finales del 2012 la Empresa  de Saneamiento  Oeste Aguas Negras, la  Unidad Municipal Inversionista  de la Vivienda  (UMIV) y la Microsocial  realizaron reparaciones  de los desagües albañales  en la avenida 57 entre 92  y 92 B, reparto Pogolotti,  municipio de Marianao.

Luego de esta acción el  patio de la casa de Marisol  Argudín Clark —ubicada  en esta dirección— comenzó  con problemas de  tupición y desborde de residuos  albañales.

En enero del 2013, Marisol  (especialista principal  del laboratorio clínico  del policlínico Isidro de  Armas, en Playa) se dirigió  a las entidades mencionadas,  y comenzó el llamado  “peloteo”. En carta a Trabajadores,  fechada el 7 de  mayo, ella escribió: “Mi  patio se mantiene lleno de  aguas albañales y por consiguiente  ningún tragante  funciona. Las lluvias de  abril provocaron que se  inundara la casa”.

Cuenta Marisol que su  esposo rompió el piso del  último cuarto en busca de  una tubería, que no encontró.  Luego, la familia se  dirigió a los vecinos para  que permitieran “trabajar  en sus patios”, pero no  lograron la autorización.  Con ello quizás, según  plantea, se hubiera resuelto  el problema.

“Todo parece indicar  que cuando la Microsocial  hizo la nueva instalación,  la conexión de nuestra  casa no se realizó (…) y la  línea antigua, obstruida  por los nuevos arreglos, se  desbordó al llenarse”.

La vecina de Pogolotti  señaló, además, que cuando  se hicieron los arreglos  —o desarreglos— la entidad  de Aguas Negras no  garantizó los materiales  de construcción a los afectados,  quienes tuvieron  que comprarlos. De igual  manera, apuntó, que en  ese tiempo ningún directivo  se presentó en la zona  para supervisar las labores  efectuadas por la brigada.

En busca de ayuda, en  abril transmitió su preocupación  al departamento de  Higiene y Epidemiología  del municipio de Salud de  Marianao, también al policlínico  Carlos Manuel  Portuondo, ubicado en la  propia localidad, y a otras  instituciones. Ha transcurrido  más de un mes y Marisol  no ha recibido respuesta  alguna.

En la misiva cuenta  también que en la casa vive  su mamá, una anciana de  80 años, que padece de una  anemia aguda, y dos niños  pequeños, y alerta que se  avecinan las lluvias del  período de verano y siente  temor ante tal situación.

“Mi casa —dice— es un  foco potencial de posibles  enfermedades como la leptospirosis  y el dengue, entre  otras, por la contaminación  que puede ocurrir  entre el agua potable y los  residuos albañales”.

Finalmente, Marisol  exige una respuesta, y  pregunta: “¿Cuándo harán  en mi casa la conexión  residual?, ¿quién es la persona  o la autoridad que  puede persuadir a los vecinos  para que permitan  realizar o terminar el mal  trabajo hecho?, ¿cómo se  podrá resolver este caso,  crítico y peligroso para la  salud de mi familia, de la  comunidad y el medio ambiente?

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