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¡Cómo se extraña a Urbano González!

Urbano González, el guajiro de Catalina de Güines
Urbano González, el guajiro de Catalina de Güines

En medio de la pelea final por el cuarto cupo a los play off de esta serie, no son pocos los que lamentan un ponche en el momento que más esperan un batazo. Hace poco, un aficionado en el estadio Latinoamericano dio el título a este material: ¡cómo se extraña a Urbano González!

Conocido como el guajiro de Catalina de Güines —su lugar de nacimiento—, y a punto de cumplir 74 años el próximo 25 de mayo, la historia de este pelotero estuvo marcada por su excepcional tacto para no permitirse cantar o abanicar ese tercer strike maldito. Dentro de sus récord sobresalen el de más veces consecutivas al bate sin poncharse (190) y de la mayor cantidad de comparecencias al cajón de bateo (217) sin swing al aire.

Como si fuera poco, este jugador de Occidentales, Industriales, Habana y Constructores acumuló 50 juegos seguidos sin que un pitcher lo mandara al banco por esa vía (del 24 marzo de 1968 al 8 de febrero de 1969), en tanto terminó su carrera deportiva, luego de 13 series nacionales con la fabulosa cifra de 67 ponches en 2864 veces al bate, para un promedio de uno cada 42,74 turnos oficiales.

¿Y a qué viene ahora esta historia? Más allá del merecido homenaje a una gloria del béisbol nacional, lo que vemos hoy en nuestros campeonatos está muy lejos, no solo de la hazaña de Urbano, sino de la correcta selección de una zona de bateo por parte de nuestros jugadores, a pesar de haber disminuido la cantidad de estrucados  en esta temporada.

Siempre que hablamos de líderes, las estadísticas refieren, en este caso, a quienes más veces han tenido que regresar al banco con el sonido del tercer strike en su mente y pocos reparamos en los que resultan verdaderamente difícil dominarlos por esta vía. ¿Algún día asumiremos que el verdadero liderato en este departamento es el de menor cantidad y no el de mayor, según las veces al bate exigidas?

Por el momento solo les comento que, tomando la faena de la clasificatoria y esta segunda fase los de mejor frecuencia de ponches —mientras mayor sea, más se acercan a Urbano y por tanto, mejor tacto y vista tendrán—son el guantanamero devenido avileño Dainer Moreira (26,33, 12 K en 316 VB); el espirituano Yunier Mendoza (21,83, 12-262), y el recién retirado de la serie, el cienfueguero Osvaldo Arias (20, 10-200).

Otros con elevados y envidiables promedios en este aspecto son el matancero José Miguel Fernández (18,85, 14-264), el holguinero vestido ahora de tigres Maikel Cáceres (18,56, 16-297), el pinero Michel Enríquez (18,18, 16-291), el mayabequense que defiende ahora a Sancti Spíritus Danger Guerrero (18,18, 11-200) y el holguinero que juega por Villa Clara Yordan Manduley (17,94, 17-305).

Quizás muy pronto crezca el interés de muchos aficionados por una estadística que si bien no determina proporcionalmente la calidad de un pelotero, sí ofrece elementos para determinar una táctica específica contra lanzadores a los que también sería bueno sacarle en otro momento su frecuencia de ponches por partido y contra bateadores enfrentados.

Por el momento no olvido que la afición sigue concentrada en ver si finalmente Villa Clara, Industriales o Ciego de Ávila logra ese ansiado boleto semifinal, ronda a la que ya accedió Cienfuegos, mientras espirituanos y matanceros lo deben hacer en los venideros juegos con solo ganar dos y cinco juegos, respectivamente.

¿Favoritos para el cuarto escaño? Soy periodista, no mago.

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