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Celia Sánchez: la Flor más Autóctona de la Revolución cumpliría 93 años

El nueve de mayo de 1920 en Media Luna, antigua provincia de Oriente, nacía Celia Sánchez Manduley, pequeño botón que se convirtió en la Flor más Autóctona de la Revolución, en la Heroína de la Sierra y el Llano, en la combatiente incansable que todo el pueblo admiraba por su dedicación y amor.

Fue educada como el resto de sus hermanos sin convencionalismos, prejuicios ni rigideces, y en la cual tuvieron mucho que ver la personalidad de su padre Manuel Sánchez Silveira, hombre de ideas liberales avanzadas y el carácter de su madre Acacia Manduley Alsina, siempre alegre y cordial.

De su progenitor adquirió la fortaleza de carácter, la tenacidad, la pureza de intenciones; la sensibilidad patriótica y política.

Desde muy pequeña gustó como cualquier niña de corretear entre los charcos, de sacar peces de los estanques, de hacer una buena acción o una ocurrente broma.

De su maestra, escuchó sobre las gestas heroicas de la manigua independentista y fue el recuerdo de aquellas lucha el que le acompañó cuando su padre puso el busto de José Martí en el pico Turquino, en plena Sierra Maestra oriental.

En aquella época de adolescencia, no saber retractarse era una de las formas en que manifestaba su firmeza, algo que después patentizara en su inserción al Movimiento 26 de Julio y en la lucha en la Sierra Maestra.

Fue la joven que, temeraria, escapó de los agentes del Servicio de Inteligencia Militar y atravesó un espeso campo de marabú, aunque en el rostro y los brazos le quedasen las huellas dolorosas de las espinas.

Siempre preocupada por el bienestar de los demás trabajó en su etapa juvenil en un censo de los niños pobres de Manzanillo para garantizarles un juguete nuevo al menos una vez al año.

Fue de las primeras mujeres en empuñar las armas. Su principal papel lo desempeñó en la preparación del desembarco del Granma en la provincia de Oriente donde organizó a los campesinos de la zona para que le ofrecieran apoyo a los expedicionarios.

El 19 de marzo de 1957 sube a la Sierra Maestra y se incorpora como combatiente al Ejército Rebelde. Fue la principal promotora de la creación del pelotón femenino «Mariana Grajales».

Junto a Fidel participa en diversos combates y marcha en la Caravana de la Victoria.

El amor a la historia de la Patria también la inspiró cuando ya guerrillera, se preocupó por preservar los documentos que más tarde ayudarían a reconstruir los pasajes épicos de aquella etapa revolucionaria.

Para la Flor más Autóctona de la Revolución la solidaridad humana era algo imprescindible en su vida, el amor a su pueblo, a los campesinos y a los niños, por quienes sentía una gran pasión.

No se puede hablar de ella sin citar la verdadera devoción patriótica con que siempre siguió las orientaciones de Fidel.

Era una ávida lectora. Vivía la historia, sufría los sacrificios por los que ha pasado la humanidad, las vicisitudes del Tercer Mundo, el hambre de los pueblos.

Celia se entregó generosamente al bien de los otros, al amor que sentía hacia los más humildes.

 

Recordar a la Flor más autóctona de la Revolución, calificativo que le diera Armando Hart,  viene bien al inmenso mérito de su modestia.

 

 

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