Creador por naturaleza

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Sus uñas siempre están impregnadas de grasa, en cuanto papel lleva deja sus huellas, y confiesa que el día de su boda, después de terminar las labores de mecánica, al firmar vio la “señal” en sus manos.

Lejos de avergonzarse, para Humberto González Vergara este es uno de sus grandes orgullos, porque desde que con doce años tuvo que servir como mozo de limpieza en una fábrica de zapatos para ayudar a la familia, y también repartir cantinas por diez pesos mensuales, sabe que la mayor honra del hombre es ganarse el pan con el sudor del trabajo.

Ya suman cuarenta años dedicados a la construcción, desde aquel 1956 en que tuvo que sacar un carné de bolsa de trabajo por no tener la edad requerida para ser obrero fijo, hasta hoy en que, en la Empresa Central de Equipos del MICONS, se desempeña como mecánico.

En los inicios de esas cuatro décadas fue carpintero, pintor y chofer, hasta que en 1966 llegaron a su vida las grúas, no importa si son torres, camiones o hidráulicas, para tratarlas cual rompecabezas que desarma, le hace inventos y vuelve a componer.

Asegura haber pasado mucho trabajo para reparar una técnica que se ha ido incorporando al parque sin asistencia prácticamente y en los últimos años con muy poco aseguramiento material.

Pienso que debe haber hecho estudios superiores, cuando me sorprende contando que con 40 años todavía estaba en secundaria y terminó el pre con 48, pero que ha aprendido mucho en la práctica, porque le gusta investigar de forma autodidacta, amén de algún adiestramiento recibido con especialistas extranjeros.

Perdió la cuenta de cuántas invenciones ha hecho, después de llenar 17 hojas y cansarse de contabilizarlas, aunque calcula que son más de cien. Lo que sí sabe bien es que una de esas complejas grúas cuesta un millón de dólares o mas, y que de funcionar correctamente puede representar anualmente unos cien mil pesos en valores de producción.

¿El trabajo es más difícil? Allá por el 70, cuando una grúa inglesa con muy poco tiempo de explotación, sufrió un accidente en la termoeléctrica de Tallapiedra y quedó inutilizada. Hubo que desarmarla y hacerle nuevo el circuito neumático, que incluía decenas de mangueras, todas iguales. Fijándose detenidamente fue confeccionando un plano y logró la reconstrucción.

Le satisface formar parte de un colectivo donde el 88% de la fuerza pertenece al movimiento vanguardista, y particularmente, del grupo de mecánicos, su gran unidad laboral y especialización.

Y se afana por que Ihosvany, su hijo de 20 años, llegue a ser operario, porque despunta bien como su actual ayudante en el taller móvil donde ambos laboran.

La Invención llega a casa

Dice que hace más de 20 años viene “alargando la tripa del hogar en Marianao”, que comenzó siendo un garajito y hoy sigue siendo pequeño pero ya los dos muchachos – incluye a Ania, 24 años, técnica en planificación- tienen sus cuartos propios.

De la capacidad de inversión de Humberto bien sabe quien lo ha acompañado durante 33 años, su esposa Ana, cuando frente a la meseta de la cocina repara en los azulejos de diferentes colores y recuerda por qué las ventanas de la casa son diferentes.

Pero no quiere nada mejor en otro lugar, porque se resiste a la idea de salir de la manzana comprendida entre las calles 100 y 102 y las avenidas 59 y 61, donde reside desde que sólo tenía un año.

Así es de sencilla la vida de un hombre que poco después de las 5:30 am sale habitualmente de su casa para regresar casi anocheciendo; que, no obstante, los domingos cobra la cotización de sus cederistas en su condición de dirigente de base desde hace más de 15 años; que en su centro –la agrupación de equipos de Ciudad de La Habana- es vicepresidente del comité de innovadores y racionalizadores, y que se desvive día a día, por trasladar sus conocimientos técnicos para formar el relevo.

Durante 13 años ha sido distinguido como vanguardia nacional del Sindicato de la Construcción y en 10 ocasiones como vanguardia nacional de la ANIR. Ostenta las órdenes Armando Mestre y Lázaro Peña de II grado, las medallas 30 aniversario de los CDR y 37 del asalto al cuartel Moncada, así como la de oro de los Panamericanos, por su participación en esas obras, entre otros reconocimientos. El Primero de Mayo último Fidel lo condecoró como Héroe del Trabajo de la República de Cuba.

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